El hallazgo promete reducir las pérdidas y el uso de agroquímicos en uno de los cultivos más importantes del mundo
Redacción Mundo Agropecuario
El Centro Internacional de la Papa (CIP) ha desarrollado un nuevo cultivar de papa resistente al tizón tardío, una de las enfermedades más destructivas y costosas que afectan a este cultivo en todo el mundo. Este logro, fruto de años de investigación genética y mejoramiento convencional, se basa en la utilización de parientes silvestres de la papa como fuente de genes de resistencia natural.
El resultado constituye un avance clave para la seguridad alimentaria global y para los pequeños productores que dependen de este tubérculo como medio de subsistencia. Según los científicos del CIP, el nuevo material genético permitirá reducir de manera significativa el uso de fungicidas, mejorar la estabilidad de las cosechas y contribuir a una agricultura más sostenible.
El enemigo histórico: el tizón tardío
El tizón tardío, causado por el patógeno Phytophthora infestans, es responsable de pérdidas anuales estimadas en miles de millones de dólares. Esta enfermedad, que destruye hojas, tallos y tubérculos, puede arrasar una plantación completa en cuestión de días bajo condiciones favorables de humedad y temperatura.
Desde el siglo XIX, cuando provocó la devastadora hambruna irlandesa, el tizón tardío sigue siendo el mayor desafío para los productores de papa en regiones templadas y tropicales. La dependencia de fungicidas químicos ha sido hasta ahora la principal estrategia de control, pero con un alto costo económico y ambiental.
Los investigadores del CIP, con sede en Lima (Perú), llevan décadas trabajando para incorporar resistencia genética al patógeno en variedades cultivadas. El nuevo cultivar representa un salto cualitativo, ya que combina productividad, calidad comercial y resistencia duradera, todo en una misma planta.
El aporte de los parientes silvestres
El secreto del nuevo éxito radica en la diversidad genética de los parientes silvestres de la papa, especies que crecen de forma natural en los Andes y que poseen rasgos de adaptación que las papas comerciales perdieron durante siglos de selección intensiva.
El equipo de investigación utilizó técnicas de mejoramiento genético convencional asistido por marcadores moleculares, sin recurrir a transgénesis, para transferir genes de resistencia identificados en especies silvestres como Solanum demissum y Solanum bulbocastanum. Estos genes permiten a la planta reconocer la presencia del patógeno y activar respuestas inmunitarias antes de que el hongo cause daño visible.
Gracias a esta estrategia, el nuevo cultivar puede mantener su vigor y rendimiento incluso en condiciones de alta presión de enfermedad, donde otras variedades sucumben rápidamente.
Menos fungicidas, más sostenibilidad
El impacto ambiental del tizón tardío es considerable. En muchas zonas productoras de América Latina, Asia y África, los agricultores aplican fungicidas cada pocos días durante la temporada de cultivo. Esto no solo incrementa los costos de producción, sino que también expone a los trabajadores y al medio ambiente a residuos químicos.
Con la introducción del nuevo cultivar resistente, los productores podrán reducir el uso de agroquímicos hasta en un 60 %, según estimaciones preliminares del CIP. Esta disminución representa un alivio económico y ecológico, además de contribuir a mitigar la contaminación del suelo y las fuentes de agua.
El mejoramiento genético enfocado en la resistencia natural también encaja con los objetivos de los sistemas agroecológicos y de agricultura sostenible, promovidos por organismos internacionales como la FAO y el CGIAR, red a la que pertenece el CIP.
Una respuesta global a un desafío global
El trabajo del CIP forma parte de una red de colaboración científica internacional que incluye centros de investigación y universidades de Europa, Asia y América Latina. Este enfoque colaborativo ha permitido acelerar la identificación de genes de resistencia, su validación en campo y su incorporación en programas de mejoramiento nacionales.
Además, el centro trabaja estrechamente con agricultores locales de los Andes, quienes contribuyen con su conocimiento empírico sobre las condiciones agroclimáticas y las variedades tradicionales. Esta interacción entre ciencia moderna y saber campesino es una de las claves del éxito del proyecto.
El nuevo cultivar resistente será puesto a disposición de programas nacionales de mejoramiento en países productores de papa como Perú, Bolivia, Ecuador, México, India y Kenia. En cada región se realizarán pruebas de adaptación para asegurar que los rendimientos se mantengan estables bajo diferentes condiciones ambientales.
Beneficios para los agricultores y consumidores
El tizón tardío no solo afecta los ingresos de los productores, sino también la seguridad alimentaria de millones de personas. En países donde la papa es un alimento básico, una pérdida de cosecha puede significar escasez de alimentos y aumento de precios.
La resistencia genética a enfermedades como Phytophthora infestans permitirá cultivos más estables, precios más accesibles y productos más seguros para el consumo. Además, al reducir la dependencia de fungicidas, se disminuye la exposición de los agricultores a sustancias tóxicas y se protege la biodiversidad de los ecosistemas agrícolas.
Innovación para el futuro de la papa
El CIP continúa desarrollando líneas de investigación complementarias, como el uso de herramientas de edición genética (CRISPR) para mejorar aún más la durabilidad de la resistencia, y programas de selección participativa que involucran directamente a los productores en la evaluación de nuevos materiales.
Los investigadores también están explorando combinaciones de resistencia múltiple que integren mecanismos genéticos distintos, lo que podría ofrecer protección frente a nuevas cepas del patógeno y prolongar la eficacia de las variedades mejoradas.
En un escenario global de cambio climático, donde la presión de enfermedades y plagas tiende a intensificarse, avances como este reafirman la importancia de la investigación agrícola pública como motor de innovación y de equidad alimentaria.
El nuevo cultivar del CIP no solo representa una victoria científica, sino también una herramienta práctica y accesible para los agricultores del mundo, que podrán enfrentar con mayor resiliencia uno de los males más persistentes de la historia agrícola.
Referencias
- AgroXXI. “Разработки устойчивого к фитофторозу картофеля на основе диких родственников увенчались новым сортом.” Noviembre de 2025. Disponible en: https://www.agroxxi.ru/gazeta-zaschita-rastenii/novosti/razrabotki-ustoichivogo-k-fitoftorozu-kartofelja-na-osnove-dikih-rodstvennikov-uvenchalis-novym-sortom.html
- Centro Internacional de la Papa (CIP). “Development of Late Blight–Resistant Potato Varieties from Wild Relatives.” Informe técnico 2025.
- FAO. “Control biológico y genético de enfermedades agrícolas en tubérculos.” Documento de referencia, 2024.
