Como parte de una iniciativa para promover prácticas sostenibles de producción lechera a pequeña escala, un equipo de investigación de Argentina está probando productos biológicos elaborados a partir de dos malezas comunes para evaluar el impacto de los productos en el rendimiento del forraje.
Los productos biológicos son materiales elaborados a partir de una combinación o mezcla de sustancias de origen vegetal, animal o mineral, presentes en la naturaleza, que tienen propiedades nutricionales para las plantas, se utilizan para el control de plagas y enfermedades, y también como aditivo o sustrato.
“Como parte del apoyo a los sistemas lácteos familiares, los productos biológicos ofrecen una alternativa sostenible a los fertilizantes químicos, mejorando las defensas naturales de los cultivos de pasto y aumentando su productividad. Estos productos promueven la salud del suelo y el crecimiento equilibrado y la composición de los alimentos, que son claves para la productividad ganadera”, explican Miranda Sánchez y Marco Calvetti, miembros del equipo de investigación del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Agricultura Familiar de la Región Pampeana (IPAF Pampeana Región). Esta organización es uno de los institutos del INTA (Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina) integrados en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Agricultura Familiar (CIPAF).
Los científicos dijeron que la prueba se realizó en pastos polifitos de fincas familiares de ganado lechero con la participación de productores miembros de la cooperativa AMAO.
“Los productos biológicos que se están evaluando son súper económicos, decocción de cola de caballo e infusión de ortiga. Se agregaron como control las parcelas donde solo se aplicó agua. Las primeras aplicaciones se realizaron a principios de agosto, y la segunda aplicación se realizará después del primer ciclo de pastoreo, dijo Miranda Sánchez. – Cada tratamiento se aplica a razón de 10 litros por hectárea, en bloques completamente al azar distribuidos en tres pastizales y dos campos diferentes. El diseño experimental nos permite evaluar el efecto de cada producto biológico en condiciones reales de campo, lo que proporciona información muy valiosa tanto para la ciencia como para los pequeños agricultores”.
La iniciativa es una colaboración entre investigadores del INTA, la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (FCAyF) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires.
Guilhermina Ferraris, docente de la Escuela Biofabrica Escuela, destacó la importancia de este tipo de pruebas en los sistemas de agricultura familiar: “Buscamos herramientas que puedan mejorar la sostenibilidad y la productividad de las pequeñas explotaciones lecheras, y los biológicos son una opción prometedora en este sentido. .”
Los biológicos utilizados en el estudio fueron preparados en la Escuela de Biofabricación ubicada en la Estación Experimental Julio Hirshhorn FCAyF, cerca de una zona de producción láctea denominada Cuenca del Abasto Sur. “Esta proximidad facilita que las familias productoras accedan a recursos que aceleren el crecimiento de los cultivos de pastos y fortalezcan sus sistemas de producción de una manera más sostenible”, afirma Ferraris.
La investigación forma parte de una serie de iniciativas conjuntas entre el INTA y la Universidad Nacional de La Plata, que tiene como objetivo crear conocimiento aplicable a la agricultura y ganadería familiar. “En general, queremos obtener resultados que puedan replicarse en otras áreas de producción”, concluyó Calvetti.
Fuente y foto: www.argentina.gob.ar.