Pedro Raúl Solórzano Peraza
Un aspecto importante del comportamiento del fósforo en el suelo es lo relacionado con su retención en los suelos, lo cual representa la base del concepto de fijación de P. La poca movilidad de los fosfatos en los suelos es consecuencia de la reacción entre los fosfatos solubles y los componentes del suelo, como consecuencia de estas reacciones hay tendencia a formar compuestos de baja solubilidad y mantener bajas concentraciones de P en solución. En términos generales, este fenómeno se conoce como fijación de P en el suelo y significa que la solubilidad de los fertilizantes fosfatados cuando se aplican a los suelos disminuye señaladamente, considerándose que quedan retenidos en los suelos. Las formas bajo las cuales se van a retener los fosfatos va a depender de ciertas condiciones de los suelos, principalmente de sus características químicas.
El carbonato de calcio y los óxidos de Fe y Al son importantes en la fijación de P del suelo, sugiriendo que el fósforo es precipitado como fosfatos de calcio, de hierro y de aluminio, o que es retenido sobre la superficie de esos minerales por medio de enlaces químicos. Se han propuesto algunos mecanismos de retención de P en los suelos como adsorción física, quimio sorción, intercambio aniónico, precipitación y precipitación superficial, los cuales en conjunto son casos de reacciones de precipitación y adsorción.
La precipitación de fosfatos en los suelos puede ocurrir con la presencia de Fe, Al, Ca y Mg en solución. Los dos primeros pueden abundar en soluciones de suelos ácidos, mientras que Ca y Mg pueden abundar en soluciones de suelos de tendencia alcalina. En los mecanismos de adsorción de fosfatos por compuestos de Fe y Al se sugiere que ocurre un intercambio de fosfato con grupos OH asociados a átomos de Al ubicado en los bordes de los cristales:
También ocurre retención de fósforo por arcillas, cuando iones fosfato se intercambian con grupos hidroxil de las capas de los aluminosilicatos, o al reemplazar moléculas de agua adsorbidas específicamente en los bordes rotos de arcillas tipo caolinita. Otra vía de retención de fosfatos por minerales de arcilla es a través de cationes intercambiables que saturan sus superficies actuando como puente entre la arcilla y el P, encontrándose que arcillas saturadas con cationes divalentes como Ca y Mg son capaces de retener más P que cuando están saturadas con cationes monovalentes como Na+, K+, o NH4+.
En suelos calcáreos, donde existen grandes cantidades de carbonatos, puede ocurrir una fijación importante de fosfatos por mecanismos de adsorción. En general, el P es retenido más débilmente por CaCO3 que por óxidos hidratados de Fe y Al y por lo tanto, es más aprovechable por las plantas en esa forma.
La materia orgánica del suelo es otra fracción capaz de fijar fosfatos a pesar de estar normalmente cargada negativamente. Al igual que en el caso de las arcillas, el humus, en asociación con cationes como Fe, Al y Ca, es capaz de retener cantidades significativas de P. Estos iones son capaces de adsorber fosfatos estando asociados con la materia orgánica, y de allí la relación positiva entre retención de P y contenido de materia orgánica de los suelos.
En resumen, todos estos mecanismos de retención de fosfatos son los responsables de su fijación en el suelo, es decir, son responsables de la disminución de las formas solubles de P. Es por ello que la eficiencia en el uso de fertilizantes fosfatados tiende a ser baja, ya que es prácticamente imposible evitar la reacción de las fuentes solubles de P con los componentes del suelo. Esta situación conduce a que se busquen opciones de manejo que tiendan a mejorar la eficiencia, por parte de las plantas, en el uso del P proveniente de los fertilizantes.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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