Una investigación innovadora ofrece una oportunidad para la acuicultura del atún rojo del Atlántico


Los amantes del sushi se han comido casi la totalidad del atún rojo salvaje del Atlántico, por lo que los científicos están desarrollando una técnica para reproducirlo en acuicultura.


Anteriormente, el atún rojo del Atlántico se capturaba relativamente raramente y se pescaba principalmente de forma deportiva en América del Norte. Pero todo cambió en los años 50, cuando los consumidores de sushi, especialmente en Japón, se enamoraron de este tipo de pescado.

Históricamente, el atún rojo del Atlántico se capturaba directamente en el océano o se capturaba a una edad temprana y se engordaba en grandes jaulas marinas llamadas «ranchos de pesca». Tanto la pesca silvestre como la pesca plantean problemas de sostenibilidad porque implican la captura de peces silvestres. El aumento de la demanda ha provocado la sobrepesca. En 2006, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico advirtió que las poblaciones de atún rojo del Atlántico estaban al borde de la extinción.

Actualmente, los científicos están investigando formas de criar atún rojo del Atlántico en cautiverio. Estos enfoques implican manipular y liberar hormonas en el agua para estimular la producción de huevos en los peces. Los huevos y larvas de pez resultantes se guardan en varios tanques hasta que alcanzan un tamaño adecuado, tras lo cual se trasladan a jaulas en el mar.

En un gran avance en julio de 2023, los científicos del Instituto Español de Oceanografía cultivaron con éxito atún rojo del Atlántico en tanques en tierra por primera vez. Este desarrollo se considera una victoria para el desarrollo sostenible y la conservación de especies.

Sin embargo, algunas áreas aún necesitan mejoras. Por tanto, un número sorprendente de larvas de atún muere en los criaderos. En uno de los primeros proyectos de la UE para domesticar el atún rojo del Atlántico llamado Transdott, que comenzó en 2012, solo el 0,44% de las larvas de atún sobrevivieron 30 días después de la eclosión.

La tasa de mortalidad parece sorprendentemente alta. Pero una cantidad extremadamente grande de larvas de atún muere en la naturaleza. En este sentido, los criaderos pueden proporcionar un mejor control de la supervivencia. También se trabajará en la determinación de las raciones de pienso, la lucha contra las enfermedades y parásitos de los peces y la tecnología para el sacrificio del atún en la acuicultura

(Fuente: The Conversation. Publicado por: Wassim Emam. Imagen vía fuentes públicas).