Diversos estudios adelantados por investigadores de Colombia e Italia demuestran que a partir de la selección de animales eficientes –productiva y reproductivamente– se produciría más proteína animal con menos huella de carbono.
A pesar de su importancia en la generación de empleo rural y en la producción de carne y leche, el sector ganadero es una fuente de metano (CH4), dióxido de carbono (CO2) y óxido nitroso (N2O), principales gases de efecto invernadero (GEI) que, cuando son expulsados por los bovinos en sus procesos de fermentación en el tracto digestivo, retienen el calor en la atmósfera e impiden que se libere al espacio, provocando el aumento de la temperatura global.
Ante este panorama, la búsqueda de soluciones sostenibles ha sido una prioridad para investigadores de la Universidad de Sácer (Italia) y la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, congregados en el grupo de investigación “Conservación, mejoramiento y utilización del ganado criollo Hartón del Valle”, quienes hace más de una década estudian el complejo sistema ganadero desde todos sus ángulos, y además estiman las emisiones y plantean estrategias de mitigación efectivas.
La ganadería es responsable del 14,5 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en el mundo; de este porcentaje, Colombia aporta el 0,37 %. Los investigadores estimaron los GEI y el comportamiento de la población bovina en el periodo 2016-2035, a partir de tendencias históricas con datos del inventario ganadero departamental.
La huella de carbono es el indicador ambiental que mide la cantidad total emitida de GEI en términos de kilogramos de CO2 equivalente (CO2eq). Para el Valle del Cauca, en el periodo 2010-2015, en el que predominó la ganadería, correspondían a 673 millones kg CO2eq al año en promedio para el sector bovino, con una intensidad de 5,58 kg CO2eq en la producción de leche y 3,54 kg CO2eq en la de carne.
En uno de los estudios los investigadores estimaron los GEI producto de la ganadería bovina en el Valle del Cauca, departamento con tradición ganadera, y con la simulación evidenciaron que: aumentar la natalidad de 83 a 90 %, disminuir la edad al primer parto de 34 a 30 meses, y mejorar la producción de leche vaca por día de 5,33 a 10 kg, además de incrementar la producción de leche y carne en 100 y 4 millones de kg anuales, respectivamente, disminuiría la intensidad de las emisiones de 1,4 unidades para leche y 2 para carne.
Dinámica de sistemas para resolver la complejidad ganadera
Para llegar a estos resultados los investigadores emplearon la metodología “dinámica de sistemas”, que permite simular y analizar escenarios complejos para tener en cuenta las diferentes situaciones y actores que inciden, en este caso en la ganadería.
El profesor titular Rómulo Campos Gaona, de la UNAL Sede Palmira, coordinador del grupo de investigación, explica que “la ganadería bovina se considera como un sistema complejo porque no se puede analizar desde una sola perspectiva, hay muchos factores interrelacionados que inciden y que se deben tener en cuenta, desde la alimentación, producción de leche y carne, hasta las condiciones sociales, económicas, ambientales y políticas, entre otras, por eso utilizamos dinámica de sistemas”.
Por ejemplo, menciona que un problema de orden público que impida la salida de productos puede tener consecuencias catastróficas para un productor, ya que no solo afecta la productividad y economía por las pérdidas causadas, sino también la salud de los animales.
El profesor Alberto Stanislao Atzori, de la Universidad de Sácer, quien viajó de Italia a Colombia para entender los complejos sistemas ganaderos, destaca que “la dinámica de sistemas nos ha permitido comprender que en el sector ganadero las emisiones se reducen mejorando la productividad, de forma que se puede obtener la misma producción pero con menos ganado, lo que incluye no solo la ganadería, sino que además hay que ver el conjunto ambiental de los recursos naturales de los sitios y el componente social”.
Sobre cómo funciona la técnica, el profesor Raúl Andrés Molina Benavides, de la asignatura Modelación a través de Dinámica de Sistemas, informa que “lo primero que se hace es un modelo mental, como un diagrama causal en el que observamos cuáles pueden ser las relaciones con las diferentes variables que pueden dar respuesta al problema de investigación; después introducimos los datos obtenidos en finca o a través de literatura científica, en donde ya empezamos a formular nuestro modelo y analizar las respuestas que arroja en diversos escenarios posibles”.
Los investigadores destacaron el interés del grupo en proporcionar una herramienta que los ganaderos de cualquier parte del mundo puedan usar para tomar decisiones informadas, así como fomentar los pagos por servicios ecosistémicos y propiciar la educación ambiental en las comunidades, pues al emitir menos huella de carbono se puede acceder a recursos económicos de compañías que necesitan compensar su impacto ambiental.