Influencia del cambio climático en el comportamiento forrajero de las abejas


El papel de las abejas como polinizadoras es fundamental para la biodiversidad y la producción agrícola. Sin embargo, el cambio climático está alterando profundamente sus patrones de forrajeo, es decir, la forma en que buscan y recolectan néctar y polen.


Redacción Mundo Agropecuario

Estos cambios tienen consecuencias directas en la salud de las colonias, en la productividad apícola y en la seguridad alimentaria global.

El forrajeo de las abejas: un delicado equilibrio ecológico

El comportamiento forrajero de las abejas depende de factores como:

  • Disponibilidad floral: cantidad, calidad y distribución de las flores.
  • Condiciones climáticas locales: temperatura, radiación solar, viento y humedad.
  • Ciclos circadianos de la colmena: las abejas se orientan por la luz y la posición del sol.
  • Comunicación social interna: el “baile” de las abejas indica la ubicación de recursos a sus compañeras.

Este sistema se ha desarrollado a lo largo de millones de años. Sin embargo, el calentamiento global y las alteraciones ambientales están modificando los estímulos que regulan este comportamiento.

Impacto del cambio climático en la disponibilidad floral

Los cambios en las estaciones afectan directamente la sincronía entre la floración de las plantas y los periodos de mayor actividad de las abejas:

  • Floración adelantada o tardía: temperaturas inusualmente altas en invierno o primavera provocan que algunas especies florezcan antes de tiempo. Si las abejas aún no han activado su ciclo de forrajeo, se produce un desajuste conocido como mismatch fenológico.
  • Reducción de la diversidad floral: sequías prolongadas, incendios forestales y deforestación disminuyen la oferta de néctar y polen.
  • Cambio en la calidad del polen y néctar: se ha demostrado que la concentración de proteínas en el polen disminuye bajo condiciones de CO₂ elevado y estrés hídrico, afectando la nutrición de las colonias.

Alteraciones fisiológicas y de comportamiento en las abejas

El clima extremo no solo reduce la disponibilidad floral, también modifica directamente la biología de las abejas:

  • Temperaturas elevadas: obligan a las abejas a dedicar más tiempo a la termorregulación de la colmena, reduciendo el tiempo de forrajeo.
  • Tormentas y vientos fuertes: dificultan la orientación y aumentan la mortalidad durante el vuelo.
  • Humedad excesiva o sequías: alteran la producción de néctar en las plantas, reduciendo la recompensa energética del forrajeo.
  • Desajuste en ritmos circadianos: cambios bruscos en la radiación solar o noches más cálidas afectan la capacidad de orientación y comunicación dentro de la colonia.

Consecuencias en la polinización y en la agricultura

El cambio climático compromete no solo la apicultura, sino también la seguridad alimentaria mundial:

  • Menor polinización de cultivos: al reducirse el número de vuelos de forrajeo, disminuye la tasa de visitas a flores de cultivos clave como frutales, hortalizas y leguminosas.
  • Pérdida de rendimiento agrícola: cultivos dependientes de polinizadores, como almendros, manzanos, arándanos y café, sufren caídas en la producción.
  • Colmenas debilitadas: la falta de recursos nutritivos incrementa la vulnerabilidad frente a enfermedades y parásitos, como el ácaro Varroa destructor.

Estrategias de adaptación

Investigadores y apicultores están explorando diversas medidas para mitigar los efectos del cambio climático en el comportamiento forrajero de las abejas:

  • Diversificación de flora apícola: promover corredores ecológicos con especies melíferas adaptadas a sequías y altas temperaturas.
  • Manejo de colmenas: traslado estacional de colmenas hacia zonas con mayor disponibilidad floral.
  • Selección genética de abejas resilientes: programas de cría para obtener abejas más resistentes a altas temperaturas y cambios ambientales.
  • Uso de tecnologías de monitoreo: sensores de temperatura y humedad dentro de las colmenas que permitan tomar decisiones preventivas.
  • Agricultura sinérgica: integración de prácticas agrícolas sostenibles, como la agroforestería, que favorecen hábitats estables para los polinizadores.

Un futuro en riesgo compartido

El cambio climático representa una amenaza conjunta para abejas, agricultores y consumidores. La alteración del comportamiento forrajero es solo una de las múltiples vías por las que el calentamiento global compromete la polinización. La ciencia y la apicultura deben trabajar en sinergia para diseñar estrategias que aseguren la supervivencia de estos insectos esenciales y, con ellos, la seguridad alimentaria de la humanidad.



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