Cómo procesar tomates de invernadero contra la alternariosis


El uso de estrobilurinas y carboxamidas mejora la fisiología y la productividad de las plantas de tomate en un ambiente protegido, pero ¿qué fungicida es mejor?


El tomate es una de las hortalizas más cultivadas en el mundo, concentrándose la mayor parte de la producción en el sector de los invernaderos. En todo el mundo, el grupo fúngico Alternaria sp. es responsable de daños significativos en los cultivos de tomate de invernadero, ya que las altas temperaturas en los invernaderos suelen ir acompañadas de fluctuaciones en la humedad. La enfermedad afecta a todas las partes de la planta y conduce a la pérdida total de los frutos, por lo que los fungicidas para el control de Alternaria se llevan alrededor del 55% del costo de la partida.

Si no se puede evitar el uso de fungicidas agroquímicos, ¿por qué productos apostar?

En un estudio, la aplicación de fungicidas de piraclostrobina o boscalid a pepinos de invernadero aumentó la productividad de la planta, probablemente debido a su mejor desempeño fisiológico, como la desaceleración de la senescencia de las hojas, y proporcionó un efecto positivo de estos productos en la calidad de la fruta después de la cosecha.

Así, la hipótesis de un nuevo estudio de un grupo de científicos brasileños del Departamento de Fitotecnia de la Facultad de Ciencias Agrícolas y del Departamento de Botánica del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad del Estado de Sao Paulo fue que los fungicidas a base de estrobilurinas y las carboxamidas deberían causar efectos positivos en el cultivo de tomates de invernadero.

Se utilizó un esquema de bloques al azar: control, azoxistrobina (75 g/ha), boscalida (75 g/ha), piraclostrobina (75 g/ha), fluxapiroxad (75 g/ha) y fluxapiroxad + piraclostrobina (50,1 g y 99 . 9 g por hectárea, respectivamente).

Durante el experimento se evaluaron diversos parámetros enzimáticos fisiológicos, bioquímicos y antioxidantes.

Según los resultados, el uso de fungicidas aumentó la asimilación de CO 2 en un 64% y la productividad por planta en un 91%. La actividad de la enzima nitrato reductasa aumentó 1,69 veces, el sistema antioxidante 3,68 veces y los pigmentos fotosintéticos 1,16 veces bajo la influencia de los fungicidas estudiados con relación al testigo.

Así, el uso de fungicidas contribuyó al desarrollo de las plantas de tomate, se logró un resultado particularmente bueno con el uso de piraclostrobina a una dosis de 75 g/ha, informan los autores del estudio en un artículo publicado en la revista Horticulturae 2023 el el portal www.mdpi.com.

Basado en un artículo de un grupo de autores (Walter Jacobelis, Eduardo Santana Aires, Andrew Kim López Ferraz, Isabelle Cristina da Silva Marquez, Francisco Gilvan Borges Ferreira, Diane Mercia Ribeiro Silva, Elisabeth Orica Ono, Joao Domingos Rodriguez).