Durante siglos, las plantas fueron consideradas seres pasivos, casi inertes, que simplemente crecían y respondían mecánicamente a los estímulos del ambiente.
Redacción Mundo Agropecuario.
Sin embargo, investigaciones recientes han revelado un mundo fascinante y oculto: las plantas no solo perciben su entorno, sino que también se comunican entre sí. Pero, ¿cómo lo hacen si no tienen cerebro, nervios ni cuerdas vocales?
Un sistema de comunicación basado en químicos
Las plantas emplean un lenguaje bioquímico sorprendentemente sofisticado. Uno de los mecanismos más estudiados es la liberación de compuestos orgánicos volátiles (COV). Cuando una planta es atacada por una plaga, como orugas o pulgones, libera al aire ciertos compuestos que pueden ser detectados por las plantas vecinas. Estas, al «escuchar» el mensaje, activan sus defensas químicas antes de ser atacadas.
Un estudio clásico de la Universidad de Kyoto demostró que las plantas de tomate expuestas al aire que venía de plantas dañadas por insectos activaban genes de defensa, como si se estuvieran «preparando para la guerra».

Comunicación subterránea: la “Wood Wide Web”
El reino vegetal también cuenta con una red subterránea de comunicación: la red micorrízica, a menudo llamada la “Wood Wide Web”. Esta red está formada por hongos simbióticos (micorrizas) que conectan las raíces de diferentes plantas, incluso de distintas especies. A través de esta red, las plantas pueden intercambiar nutrientes, señales de advertencia, e incluso sustancias alelopáticas para competir o colaborar con otras plantas.
Suzanne Simard, investigadora canadiense pionera en este campo, descubrió que los árboles madre pueden “alimentar” a sus crías e incluso enviarles señales de auxilio en caso de estrés.
Sonidos que no escuchamos
Otra vía de comunicación que ha capturado la atención de los científicos son las ondas sonoras. Investigaciones del Instituto de Física y Química de Plantas en Israel sugieren que las plantas pueden emitir sonidos a frecuencias ultrasónicas cuando están bajo estrés. Aunque los humanos no podemos oírlos, otras plantas e incluso algunos insectos podrían detectarlos.
Comunicación eléctrica y táctil
Las plantas también usan señales eléctricas para responder al entorno. Algunas especies como la Mimosa pudica (la planta que se pliega al tacto) muestran respuestas eléctricas rápidas similares a los impulsos nerviosos animales. Esta electricidad puede propagar señales internas que inducen cambios en toda la planta o incluso ser parte de una cadena de comunicación con otras plantas cercanas.
¿Qué nos dice esto sobre la inteligencia vegetal?
Aunque aún es controversial hablar de “inteligencia” en plantas, está claro que poseen formas complejas de percepción y respuesta que se asemejan a las de los seres vivos móviles. La comunicación vegetal redefine el concepto de conciencia ecológica y nos recuerda que el mundo vegetal está más vivo —y conectado— de lo que solíamos pensar.
Las plantas no solo viven en comunidad, sino que también se apoyan, se advierten, compiten y cooperan. Su “lenguaje secreto” nos abre la puerta a una nueva forma de entender la naturaleza, una en la que la inteligencia y la cooperación no requieren de cerebro ni palabras.
REFERENCIAS
- Karban, R., & Baldwin, I. T. (1997). Induced Responses to Herbivory. University of Chicago Press.
- Simard, S. W., et al. (1997). «Net transfer of carbon between tree species with shared ectomycorrhizal fungi.» Nature.
- Gagliano, M., Mancuso, S., & Robert, D. (2012). «Towards understanding plant bioacoustics.» Trends in Plant Science, 17(6), 323-325.
- Heil, M., & Karban, R. (2010). «Explaining evolution of plant communication by airborne signals.» Trends in Ecology & Evolution, 25(3), 137-144.
- Toyota, M., et al. (2018). «Glutamate triggers long-distance, calcium-based plant defense signaling.» Science, 361(6407), 1112–1115.
