Estudio chileno revela rasgos clave para la adaptación al cambio climático en variedades tradicionales de tomate


Este trabajo de INIA La Platina -publicado en la revista Agronomy- proporciona una base sólida para el desarrollo de tomate con una mejor adaptación al cambio climático, un desafío crucial para la agricultura del futuro.



Santiago, diciembre 2024.- Un estudio reciente ha identificado rasgos importantes en variedades tradicionales de tomate chileno que podrían ser clave para el desarrollo de cultivos más resilientes al cambio climático. Los investigadores de INIA La Platina, Adolfo Donoso y Erika Salazar, analizaron veinticuatro tipos de tomate local para entender mejor cómo rasgos asociados a los racimos de flores y cuaja de frutos, indicadores de rendimiento y las etapas de desarrollo, se comportan en condiciones adversas.

Este estudio es fundamental en un contexto donde los rendimientos de las variedades modernas de tomate, al igual que en otras especies agrícolas, parecen haber alcanzado un límite. En este sentido, el rol histórico de los centros de investigación agrícola cobra importancia, al centrar sus esfuerzos en aumentar la producción nacional de alimentos para evitar incrementos importantes en su precio.  Con este objetivo, Donoso y Salazar decidieron mirar hacia las variedades tradicionales de Chile guardadas en la Unidad de Recursos Genéticos y Banco de Germoplasma La Platina de INIA, un recurso genético con una alta diversidad, subutilizado y parcialmente incluido en colecciones internacionales.

A diferencia de la clasificación habitual de las variedades locales de tomate, que se basa en la forma de los frutos o el territorio de origen y que no ha mostrado una relación directa con su rendimiento agrícola, el estudio de Donoso y Salazar define grupos genéticos de tomate que comparten características fisiogenéticas específicas. Estos rasgos son esenciales para la agricultura, ya que, tal como lo propuso el científico ruso Nikolai Vavilov, los centros primarios de diversidad genética pueden ser cruciales para una adaptación sostenible de la agricultura ante el cambio climático.

El estudio también permitió estimar la capacidad de las plantas para «compensar» entre el tamaño y la cantidad de frutos, es decir, ajustar su producción en función de las condiciones ambientales. Se encontraron importantes diferencias respecto de cómo las temperaturas afectan la formación de racimos, lo que puede ser determinante a la hora de elegir la mejor variedad de tomate para enfrentar situaciones climáticas adversas o recomendar variedades con adaptación a diferentes zonas agroecológicas.

Este trabajo de INIA La Platina, destacado Editor’s choice como un aporte al conocimiento por el comité editorial de Agronomy, ofrece una hoja de ruta para mejorar la producción de tomate, mediante el uso de esta genética en el desarrollo de nuevas variedades, sumado al uso de insumos y prácticas de manejo agronómico sustentables, lo que podría ser clave para enfrentar los retos del cambio climático.  Los autores, Donoso y Salazar, destacan que sus hallazgos abren nuevas perspectivas para fortalecer la resiliencia de la agricultura chilena| Leer aquí