Las verduras “ultravioleta” cultivadas en sistemas cerrados son capaces de mantener el nivel necesario de vitamina K, vital para los huesos y para la síntesis de proteínas implicadas en la coagulación, es decir, la coagulación de la sangre.
Mantener niveles adecuados de vitamina K es necesario para una variedad de funciones corporales, incluida la coagulación sanguínea y la salud ósea.
La filoquinona, también conocida como vitamina K1, se encuentra principalmente en vegetales de hojas verdes como la espinaca y la lechuga. Sin embargo, su absorción en el intestino humano es relativamente baja, por lo que es importante encontrar formas de aumentar sus niveles en los alimentos para mantener una mejor salud.
Un estudio reciente realizado por un equipo de la Universidad Texas A&M ha demostrado cómo diferentes calidades de luz pueden aumentar los niveles de filoquinona en la lechuga, ofreciendo potencialmente un método para producir verduras de hoja verde más nutritivas en condiciones controladas.
El estudio incluyó dos experimentos separados utilizando lechuga romana cultivada bajo sistemas de iluminación interior individuales equipados con diferentes diodos emisores de luz (LED).
Los científicos midieron varios parámetros de crecimiento, incluido el peso fresco, el peso seco, el área foliar, el número de hojas y los niveles de filoquinona, así como la tasa de fotosíntesis y otros parámetros.
En el primer experimento, la lechuga se expuso a seis tipos diferentes de tratamiento de luz monocromática: ultravioleta (UV389), azul (B450), verde (G521), rojo (R632), hiperrojo (R662) y rojo lejano (FR733).
Los resultados mostraron que la lechuga cultivada bajo luz UV389 tenía niveles significativamente más altos de filoquinona en comparación con otros tratamientos de luz. Sin embargo, este aumento de vitamina K1 tuvo un costo para el crecimiento vegetativo, ya que las plantas expuestas a UV389 mostraron una menor ganancia de biomasa.
En concreto, el orden de crecimiento vegetativo de mayor a menor fue R632, seguido de R662 y G521, luego B450, UV389 y FR733. Esto sugiere que aunque la luz UV389 aumenta los niveles de filoquinona, puede afectar negativamente el crecimiento general de la planta de lechuga.
El segundo experimento se centró en los efectos de reemplazar parte de la luz de banda ancha con UV389 durante la etapa estacionaria del crecimiento de la lechuga, y aquí en un grupo. También aquí se observó una tendencia clara: cuanto mayor era la inclusión de UV389, más filoquinona se producía (un aumento de aproximadamente el 175 % en comparación con el grupo de control), pero el peso fresco de las plantas pasó a ser negativo, una disminución del 24 %.
Por un lado, el aumento significativo del nivel de vitamina K1 sugiere que encender la luz UV389 durante ciertas fases de crecimiento puede mejorar eficazmente el valor nutricional de la lechuga. Por otro lado, una disminución en el peso fresco indica la necesidad de equilibrar la exposición a la luz para minimizar el impacto negativo en el crecimiento de la planta.
Estos hallazgos se basan en trabajos previos en esta área, como un estudio de la Universidad de Purdue sobre los efectos de diferentes espectros de LED en la lechuga de hojas rojas, que encontró que la combinación de luz blanca con luz azul mejoraba el contenido de pigmentos y los niveles fitoquímicos en la lechuga.
De manera similar, un estudio de Texas A&M destaca el potencial de ciertos tratamientos de luz para aumentar los nutrientes clave en las verduras de hoja verde. El siguiente paso es establecer valores de referencia dietéticos para las diferentes formas de vitamina K de las verduras de hoja verde y encontrar un compromiso entre el aumento del contenido de vitamina K1 y la reducción del crecimiento de las plantas. Puede ser un cambio en la intensidad y duración de la exposición a UV389, o una combinación de UV389 con otros espectros de luz que promueven el crecimiento vegetativo.
En general, el estudio de la Universidad Texas A&M destaca el potencial de utilizar ciertos tratamientos de luz para mejorar el valor nutricional de la lechuga, específicamente aumentando los niveles de filoquinona. Este enfoque es coherente con los esfuerzos en curso para mejorar la calidad y los beneficios para la salud de los productos cultivados en sistemas agrícolas cerrados, y ofrece una vía prometedora para producir verduras más nutritivas para apoyar la salud pública.
Fuente: Investigadores de Texas A&M.
