El raigrás (Lolium spp.) es una de las malezas más problemáticas en los sistemas agrícolas de Europa, y su resistencia a herbicidas continúa expandiéndose.
Redacción Mundo Agropecuario
Recientemente, investigadores en el Reino Unido confirmaron nuevos casos de resistencia al glifosato, un hallazgo que genera preocupación entre productores y expertos, dado que este herbicida es una de las herramientas más utilizadas en el manejo de malezas a nivel mundial.
Un desafío creciente para la agricultura
El glifosato ha sido durante décadas el herbicida más empleado en la agricultura intensiva, tanto en cultivos como en barbechos, debido a su eficacia y bajo costo. Sin embargo, el uso continuado y en muchos casos indiscriminado ha favorecido la aparición de poblaciones resistentes en distintas especies de malezas.
En el Reino Unido, el raigrás resistente ya se ha detectado en múltiples condados y amenaza con extenderse rápidamente, comprometiendo la productividad de cereales y otros cultivos extensivos.
Resultados de las investigaciones
Los estudios realizados por instituciones británicas confirmaron que varias poblaciones de raigrás presentan una resistencia estable al glifosato, lo que significa que aplicaciones en dosis plenas ya no resultan efectivas.
Se identificaron diferentes mecanismos de resistencia:
- Alteraciones en el sitio de acción, que reducen la sensibilidad del herbicida.
- Mecanismos metabólicos, que permiten a la planta descomponer el producto antes de que actúe.
- Estrategias combinadas, que hacen aún más complejo el control.
Este escenario obliga a los agricultores a replantear las prácticas de manejo de malezas y a reducir la dependencia de un único herbicida.
Implicaciones para los agricultores
La resistencia al glifosato en raigrás puede provocar pérdidas económicas significativas debido a la reducción de la eficacia del control químico. Además, aumenta los costos de producción al tener que recurrir a mezclas de herbicidas más costosas o a labores mecánicas adicionales.
Los especialistas recomiendan adoptar estrategias de manejo integrado de malezas, que incluyan:
- Rotación de cultivos.
- Uso de diferentes modos de acción de herbicidas.
- Implementación de prácticas culturales, como el retraso de la siembra o la siembra de cultivos competitivos.
- Control mecánico cuando sea posible.
Una advertencia global
Aunque el problema se concentra en el Reino Unido, expertos señalan que la resistencia al glifosato en raigrás es una advertencia para otros países con sistemas agrícolas intensivos. La diversificación de prácticas y la innovación en programas de manejo serán determinantes para evitar que esta resistencia se convierta en una amenaza mayor para la seguridad alimentaria.
