Los créditos son una herramienta económica fundamental desde hace años y, como no podría ser de otra manera, también se usan en agricultura para favorecer el crecimiento de muchos negocios. Dados los largos ciclos de producción en el sector, no es extraño solicitar este tipo de ayudas para modernizar la maquinaria y/o la tecnología usada, aumentar la productividad o simplemente disponer de capital en efectivo hasta que finalice la temporada de cosecha y se reciba el dinero de la venta de ésta.
Aunque la cantidad de crédito ofrecida al sector crece año a año, esa cantidad necesita crecer aún más, ya que cada año surgen nuevas mejoras en fertilidad, genética y maquinaria. Al mismo tiempo, los bancos y prestamistas también necesitan de garantías a la hora de conceder dichos créditos, y para ello la teledetección y las imágenes satelitales de alta resolución juegan un papel fundamental al mostrar las condiciones actuales del campo y cuál es la previsión de rendimiento esperada.
Expectativas, desafíos y problemas
Como se mencionaba anteriormente, los bancos a día de hoy se enfrentan a numerosos problemas a la hora de poder otorgar un crédito a un agricultor con garantías. Entre ellos, los 2 más significativos son la falta de datos (o la falta de calidad de éstos) y/o la falta de una metodología moderna para realizar una evaluación adecuada del terreno y la cantidad de dinero a otorgar, lo que deriva a su vez en la posibilidad de tener impagos debido a conceder un crédito que el agricultor no puede devolver en los plazos estimados o, simplemente, no puede devolverlo. Es también frecuente ver una falta de confianza entre banco y agricultor debido a la falta de transparencia por parte de ambos.
Verificar que los datos recibidos son correctos y están completos es una tarea bastante laboriosa que requiere de mucho trabajo durante horas, muchas veces incluso de al menos una visita al terreno para una inspección de cerca. Sin embargo, gracias a la tecnología de teledetección esta labor se vuelve más sencilla de realizar y también más fiable. Gracias a herramientas de monitorización de cultivos como EOSDA Crop Monitoring, los empleados de banca pueden acceder rápidamente a datos históricos y actuales del campo, evaluar cómo ha ido evolucionando la productividad a lo largo del tiempo, conocer cuál es la previsión meteorológica o comparar el rendimiento de ese campo en comparación con otros campos de la misma región o de todo el país, todo desde la comodidad de su hogar u oficina.
Las soluciones basadas en teledetección aportan un gran valor a los propios bancos y a los agricultores, por eso durante 2022 está previsto el lanzamiento del primer satélite de la constelación EOS SAT, que estará enfocada totalmente a la agricultura y que ofrecerá datos aún más precisos a ambos, lo cual mejorará el proceso de solicitud y concesión/denegación de un crédito.
Mejorando las relaciones entre bancos y agricultores
La agricultura es una actividad heterogénea, pues dependiendo de la zona, el cultivo a plantar y el conocimiento del agricultor, pueden verse técnicas muy diferentes, uso de diferentes productos y rendimiento dispar. Para los bancos es especialmente necesario entender cómo el agricultor realiza su tarea, cosa que no siempre están dispuestos a compartir con la cantidad de detalles necesaria.
Dada la delicada situación que vive el planeta como consecuencia del cambio climático, los bancos pueden jugar un papel fundamental para revertir este problema ofreciendo el capital necesario a aquellos agricultores que practiquen o empiecen a practicar técnicas sostenibles, como la agricultura de precisión.
Cuando bancos y agricultores se comprometen mutuamente a usar herramientas adecuadas para medir y gestionar los datos, surgen nuevas posibilidades de cooperación entre ambos, cuyo objetivo es aumentar la rentabilidad de ambos, así como la viabilidad de nuevos proyectos por parte del agricultor.
Mercados agrícolas con potencial
Cualquier país donde la agricultura no se realiza siguiendo los preceptos de la agricultura sostenible es un lugar potencial en el que invertir y mejorar la producción. Entre las 3 regiones con más potencial, tanto por posibilidades como por extensión y cultivos se encuentran Australia, Nueva Zelanda y Oriente Medio.
En el caso de Australia, el crecimiento del sector bancario durante la pandemia fue de más del 10% y los créditos concedidos al sector agrícola superaban en 2021 los 90.000 millones de dólares. El sector bancario de sus vecinos de Nueva Zelanda aportó durante 2020 casi 8.000 millones de dólares al PIB del país.
En lo que respecta a Oriente Medio, solo los 50 mayores bancos de la región estaban valorados en más de 500.000 millones de dólares y dada la riqueza medioambiental de todos los países de la zona, es una región que tiene mucho potencial por desarrollar en lo que respecta a la agricultura.