Como parte del programa sojero de Argentina para apoyar la soja no transgénica, se introdujeron dos nuevas variedades


Como parte del Programa de Mejoramiento Genético de Soja, un equipo de investigación de la Estación Experimental Agrícola del INTA, en Paraná, desarrolló dos nuevas variedades tradicionales no transgénicas, ricas en proteínas y resistentes a enfermedades. En primer lugar, las semillas de las variedades serán recibidas por empresas que apoyan el programa de soja no transgénica.


El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, INTA, a través del Grupo de Mejoramiento Genético de la Estación Experimental Agrícola de Paraná, ha desarrollado dos nuevas variedades tradicionales de soja que se distinguen por sus cualidades nutricionales y adaptación a las condiciones de las regiones sojeras del centro y sur. del país. Estas variedades tradicionales (no transgénicas) satisfacen la creciente demanda de soja con alto valor nutricional, óptimamente apta para la producción de alimentos para consumo humano y animal, informa el portal del Gobierno argentino. 

Ignacio Visentin, investigador del Grupo de Mejoramiento Genético del INTA, afirmó: “Ambas variedades tienen un alto contenido de proteínas y grasas, lo que las hace particularmente prometedoras para la elaboración de productos alimenticios de calidad y con excelente valor nutricional. En términos de rendimiento, el INTA Paraná 5100 alcanzó un promedio de 3.951 kilogramos por hectárea, teniendo en cuenta los ciclos de cultivo 2019/2020, 2020/21 y 2021/22, mientras que el INTA Paraná 6301 registró un mayor rendimiento promedio de 4.106 kilogramos por hectárea. teniendo en cuenta 2020/21, 2021/22 y 2022/23”.

Visentin destacó que objetivos importantes en el desarrollo de estas variedades fueron aumentar la resistencia a enfermedades y aumentar el contenido proteico del grano: “INTA Paraná 5100 aporta 42,9% de proteína y 21,4% de grasa en base a materia seca, además de resistencia a las principales enfermedades , como el cancro del tallo (Diaporthe aspalathi) y la pudrición húmeda del tallo (Phytophthora sojae, razas 1, 3, 4 y 25). También es resistente al tizón ocular de rana (Cercospora sojina, raza 11), lo que proporciona a los productores estabilidad del rendimiento. En cuanto al INTA Paraná 6301, esta variedad contiene 38,2% de proteína y 23,2% de grasa sobre base seca. Tiene una resistencia moderada a enfermedades como el cancro del tallo y es muy adecuado para la industria alimentaria, especialmente para la producción de harina”.

Actualmente, ambas variedades se propagan sólo a pequeña escala y las semillas se suministran mediante acuerdos cerrados con las 10 empresas procesadoras que apoyan desde hace varios años el programa de mejoramiento de soja no transgénica del INTA.

En cuanto a la nomenclatura de variedades, Visentin explicó que los nombres se crean para ayudar al productor a navegar el ciclo de maduración. INTA Paraná 5100 pertenece al 5° grupo de madurez e INTA Paraná 6301 pertenece al 6° grupo de madurez. “Esta identificación ayuda al productor a entender el comportamiento de la variedad en cuanto a su ciclo y en qué zonas del país se puede sembrar”. Agregó que los cruces para crear el INTA Paraná 5100 se realizaron en el año 2006, y para el INTA Paraná 6301 en el año 2011. 

Visentin enfatizó que “estas variedades se destacan por su estado no transgénico, respondiendo a un mercado que demanda este tipo de soja para la nutrición humana y animal y está dispuesto a pagar un sobreprecio”.

Fuente y foto: www.argentina.gob.ar.