Además de ser reconocida por afectar cultivos de tomate y espárrago, la negrita o caracha (Prodiplosis longifila) también causa pérdidas de hasta el 100 % en follajes ornamentales empleados en fincas de Cundinamarca para arreglos florales y jardinería, convirtiéndose en un riesgo para la floricultura de exportación. Ante la situación, el uso de herramientas digitales ha permitido acercar a los agricultores a los datos y fortalecer la vigilancia fitosanitaria en el centro del país.

Colombia, el segundo país exportador mundial de flores cortadas, afronta una nueva amenaza: la negrita, una mosca de apenas 3 mm de longitud, que aunque se registró en el país en década de 1980, ahora enciende las alarmas del sector floricultor en el centro del país, debido a su reciente surgimiento y grave afectación en plantas de follaje como el rusco (Ruscus aculeatus) y otras del género Cocculus, que apenas comienza a documentarse.
Uno de los hospederos reportados para esta especie es el clavel (Tagetes sp.), lo que indica un potencial riesgo de expansión hacia otras especies de flores de corte, amenazando aún más su producción. Al ser considerada como plaga cuarentenaria en varios países, podría generar restricciones comerciales si se comprueba su presencia en flores destinadas a la exportación.
En municipios como Cachipay, Anolaima, Zipacón y La Mesa, reconocidos por su producción de follajes ornamentales, los productores han reportado pérdidas totales en sus cosechas. La plaga, difícil de detectar por su actividad nocturna y el camuflaje de sus larvas, obliga a muchos agricultores sin asesoría técnica a aplicar pesticidas hasta 3 veces por semana, lo que eleva los costos y puede generar resistencia a los productos, complicando aún más su control.
Así lo evidencia un estudio pionero liderado por el profesor Joaquín Guillermo Ramírez Gil en el Laboratorio de Agrocomputación y Análisis Epidemiológico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Bogotá. La investigación combinó epidemiología digital, ciencia ciudadana, inteligencia artificial, análisis de datos y saberes campesinos para detectar, monitorear y mitigar el avance de esta mosquita, como complemento a la vigilancia fitosanitaria tradicional.
Epidemiología digital en plantas
Los resultados del estudio son preocupantes: más del 50 % de los agricultores reportaron pérdidas entre el 20 y 40 % de su producción debido a la plaga, y en algunos casos extremos la afectación llegó al 100 %. En cuanto a la vigilancia digital, el análisis estadístico mostró una correlación positiva entre los picos de búsqueda en Google y los casos confirmados por el ICA. Esta plataforma resultó ser la más confiable, seguida de YouTube y X.
La metodología empleada por la ingeniera agrónoma Laura Alejandra Valbuena Gaona, magíster en Ciencias Agrarias de la UNAL, se basó en el análisis de tendencias mediante un estudio bibliométrico de artículos científicos extraídos de las bases de datos Scopus, PubMed y Google Scholar. El objetivo fue establecer el estado del arte sobre Prodiplosis, con un total de 957 documentos analizados.
El primer registro encontrado se remonta a 1812. A partir de 1987 se evidenció un crecimiento sostenido en las publicaciones, con un pico en 2019, año en el que se reportaron 82 artículos centrados en temas como identificación, distribución, daños, calidad, rendimiento, manejo y genética.
También analizó las dinámicas en redes sociales como X (antes Twitter) y YouTube, además de los datos disponibles en la web mediante la plataforma Google Trends, observando picos de interés desde 2016 que sugieren que en ese periodo la plaga empezó a convertirse en un problema en países andinos como Perú, Ecuador y Colombia. “En el caso colombiano, los mayores niveles de búsqueda se ubicaron en Cauca, Nariño, Cundinamarca y el Eje Cafetero”, informa la investigadora Valbuena.
Para recopilar las percepciones y levantar información sobre las prácticas de manejo relacionadas con Prodiplosis en los sistemas de cultivo de más de 20 productores de follajes en Cachipay, la magister utilizó encuestas en chats grupales de WhatsApp, con 53 preguntas estructuradas, que arrojaron vacíos en el conocimiento de la biología, la ecología y las estrategias de manejo de la plaga, especialmente en follajes. “A pesar de las limitaciones de conectividad, los agricultores tienen acceso a celulares y se comunican por redes sociales”, comentó.
Para facilitar la recolección de datos, la investigadora trabajó con la finca Economía Agrícola-Agropecuaria Villapard, con el acompañamiento de los agricultores Héctor Julio Villamil y Luz Mary Pardo, así como con otras fincas de Cachipay. Como parte del proceso, desarrolló dos herramientas interactivas: una aplicación móvil llamada Pro-Diplosis, para el registro en campo, y una plataforma web conocida como Portal Agrointeractivo, que permite visualizar mapas, modelos predictivos y recomendaciones de manejo.
Los resultados sobre el uso e impacto de los productos aplicados contra Prodiplosis indican que, según los agricultores, el control químico resultaba más efectivo cuando se aplicaba después de las 6 p. m., entre 2 y 3 veces por semana. Esto coincide con el horario de mayor actividad sexual de las moscas adultas.
