Disminuir los casos asociados con virus, bacterias y enfermedades en animales de producción –como cerdos y aves– que afectan la calidad de la carne y sus derivados es crucial para la industria alimenticia.
Algunas investigaciones que forman parte de la Semana de la Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) buscan tener una mejor caracterización y diagnóstico de afectaciones como el parvovirus porcino tipo 2 (PPV2) o Mycoplasma gallisepticum y M. synoviae, que en Colombia no han estudiadas a fondo.
Según Porkcolombia, en 2022 la producción de carne de cerdo creció más del 7 % en el país, superando las 526.000 toneladas, y aunque la importación aumentó recientemente, la industria nacional mantiene una cobertura de cerca del 80 % del mercado colombiano.
Por otro lado, la carne de pollo ha tenido una pronta recuperación después de la pandemia, cerrando 2022 con un crecimiento del 7,3 %, con cerca de 1,8 millones de toneladas, cifra que se traduce en más del doble de la producción bovina y más de tres veces la del sector porcino.
Este 10 de mayo, Día del Médico Veterinario, dos profesionales del sector se unieron a la celebración, pero a partir de los aportes en investigación, con dos conferencias que buscan ser un primer paso para estudiar ciertas variaciones de algunos virus que afectan sectores como el porcícola y avícola en el país, por lo que sus trabajos llegan como un haz de luz para la caracterización de la problemática.
La primera de ellas estuvo a cargo de María Fernanda Naranjo, estudiante de la Maestría en Salud Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL, quien forma parte del Centro de Investigación en Infectología e Inmunología Veterinaria (CI3V) y del grupo de investigación en Microbiología y Epidemiología de la Universidad, con quienes ha realizado un diagnóstico del parvovirus porcino tipo 2 en Colombia. Así, ha encontrado que la enfermedad no solo tiene un impacto en la parte reproductiva del animal, sino también en su capacidad respiratoria.
“El objetivo de la investigación es generar una técnica de diagnóstico serológico para detectar virus, que en el país es emergente, y del que, esta cepa en específico, no se ha estudiado mucho, por lo que hay un vacío en el entendimiento sobre cómo está afectando la producción en granjas y sus ganancias”, asegura la estudiante.
La enfermedad del parvovirus porcino tiene 8 cepas identificadas, de las cuales el tipo 1 es la que está mejor caracterizada en el país. Además, se ha encontrado que el tipo 2 tiene una incidencia de hasta un 40 % en el territorio nacional, de los cuales hoy no se lleva un control riguroso, y que es problemático debido a su alta capacidad de mutación y replicación.
La investigadora añade que el estudio estuvo enfocado en cerdos comerciales, de los cuales se analizaron los tejidos pulmonares de 165 animales para determinar enfermedades respiratorias y otro tipo de afectaciones.
No darle alas al virus
La segunda conferencia del día estuvo a cargo de Sara Judith Forero, estudiante de la Maestría en Salud Animal de la UNAL y también integrante del grupo de investigación Microbiología y Epidemiología, quien puso la lupa sobre las aves comerciales, ya que existen dos enfermedades que tampoco han sido muy estudiadas en Colombia y que generan una alerta importante: M. gallisepticum y M. synoviae.
“La última caracterización de las enfermedades se realizó en 2012, lo cual evidencia la falta de estudio alrededor de estas, que afectan directamente la sangre de las aves, ya que las bacterias asociadas con estas afectaciones se alimentan del oxígeno de los glóbulos rojos generando grandes problemas en la vida de los animales, y por ende en su carne y en los huevos que ponen”, señala.
En la última caracterización realizada existía un porcentaje de incidencia de bacterias de alrededor de un 38,9 % para M. gallisepticum, y cerca de un 47,3 % para M. synoviae; sin embargo, estos datos se deben actualizar, ya que han pasado 11 años y no se ha hecho un estricto seguimiento a las afectaciones que tiene en el país.
Según la investigadora, la importancia del proyecto radica en el análisis molecular de las bacterias, en el cual, además de buscar los anticuerpos, también se buscan los agentes que lo causan, y a su vez se realiza un análisis genético de bacterias, que ha demostrado tener una resistencia marcada a antibióticos como la fosfomicina y los glucopéptidos, entre otros.
Por último, recalca que es necesario obtener información en Colombia y en América Latina sobre el impacto de esta bacteria, ya que la mayoría de los datos encontrados son de otros países y esto no permite hacer una caracterización clara de cómo actúa el micoplasma en la región.