España aspira a convertir las algas en alimentos vegetales en un importante motor económico


Se está considerando el cultivo de algas en lugar de simplemente recolectarlas, lo que es importante para abastecer de materias primas a un mercado en rápido crecimiento.


Expertos españoles en el mercado de bioproductos para plantas elaborados a partir de algas discutieron el desarrollo y los resultados ya existentes de los productos de algas en el cultivo de plantas desde la uva hasta el tomate y la patata en una conferencia del sector, informa Andrés Pavón en un artículo publicado en el portal Campo Galego.

Se han realizado varios anuncios en el marco del proyecto Bio_Marterra, dedicado a la producción de algas para el complejo agroindustrial. Por ejemplo, se ha sugerido que el futuro de la producción reside en el cultivo de algas más que en el proceso de recolección que se practica actualmente en España. 

El Grupo de Trabajo Bio_Marterra también presentó en la Escuela Politécnica Superior de Lugo las investigaciones que se están llevando a cabo para desarrollar bioestimulantes y fungicidas a partir de algas cultivadas en la costa gallega para su aplicación en vid y cultivos hortícolas, incluida la patata. Fruto de estos estudios se lanzará al mercado el primer bioestimulante del equipo elaborado a partir de algas, que será promocionado por Porto Muíños, y posteriormente se lanzará otra línea de bioestimulantes y otra línea de fungicidas. 

Manuela Buhan, del departamento de I+D de la compañía, recordó que los bioestimulantes son productos que estimulan los procesos naturales de las plantas, mejorando la absorción y eficiencia de los nutrientes aplicados, incrementando con ello la producción y la calidad de los cultivos. Dijo que los investigadores de la EPFL y de la empresa están trabajando actualmente con 10 variedades de algas y 7 fórmulas de producción diferentes.

Bukhan señaló que para alcanzar los objetivos planteados por Bio_Marterra, es necesario centrarse en los tipos de algas, los métodos de extracción de componentes útiles y también realizar un análisis comparativo de los resultados con bioestimulantes que ya existen en el mercado, pero que se producen de forma diferente, con distintas materias primas o con un uso muy limitado de algas.

Uno de los objetivos finales del grupo de trabajo es crear una nueva fuente de ingresos para las regiones costeras de Galicia basada en las algas

Actualmente existen cinco proyectos empresariales de tamaño mediano que se dedican a la venta de algas en diferentes formatos y para distintos fines. Muchas asociaciones de pescadores y mariscadores ya han incluido la recogida de algas como parte de sus actividades para abastecer de productos a la industria. Por ejemplo, en Porto Muinhos se procesan anualmente alrededor de 400 toneladas de algas, de las cuales más del 95% proceden de la recolección directa. Sin embargo, entre las algas recolectadas hay especies que no son útiles para el consumo humano y sólo se utiliza una parte de las variedades adecuadas. Los proyectos en los que trabaja el grupo de trabajo Bio_Marterra contribuirán así a incrementar el valor económico de estos residuos y a promover así la economía circular y la sostenibilidad.

Los investigadores creen que el futuro de la producción de algas en Galicia –sea cual sea su finalidad y uso– está en el cultivo más que en la cosecha. Sin embargo, los procesos de cultivo, tanto en mar abierto como en espacios confinados, son todavía muy complejos y costosos, tanto por la falta de experiencia en Galicia como por las dificultades asociadas a cualquier trabajo relacionado con el medio marino. Sin embargo, en Porto Muinhos ya han conseguido buenos resultados, cultivando tres especies en el mar y tres en interior.

De hecho, la recolección de algas en España no es tan sencilla como parece: las empresas deben presentar un plan de trabajo que indique qué tipos de algas quieren recolectar, en qué punto de la costa, en qué cantidades y quién será el responsable de la recolección. Y este plan puede ser modificado o incluso rechazado por el Ministerio de Economía Marina si no cumple, entre otros, criterios de sostenibilidad. 

Por otra parte, puede suceder que la cantidad deseada o las especies permitidas no estén disponibles en los días permitidos para la recolección. Además, se realizan controles en los puntos de recogida y almacenamiento para garantizar el cumplimiento de los requisitos. Vale la pena recordar que hay algas que está permitido recolectar pero está prohibido cultivar, y viceversa, así como otras que no pueden recolectarse ni usarse como muestras porque presentan un comportamiento invasivo.

Sobre los datos sobre las experiencias de productos de algas en diferentes cultivos, el agricultor Nestor Linhares, de Horta da Lousã, participante del proyecto, explicó que utilizan bioestimulantes de algas como fertilizante en sus tierras y los resultados fueron incluso mejores que cuando utilizan estiércol de vaca. La empresa ha realizado la transición de la agricultura convencional a la ecológica, con la intención de mantener los niveles de producción alcanzados. Se trata sin duda de una tarea difícil debido a las limitaciones que la agricultura orgánica impone al uso de los recursos. El agricultor explicó que la alimentación foliar de sus canteros con bioestimulantes contribuyó a aumentar el rendimiento, así como la calidad y el peso de las hortalizas, y esto era visible a simple vista incluso antes de que los especialistas del proyecto Bio_Marterra tomaran las mediciones. También señaló que los márgenes de ganancia en el sector hortícola son considerados entre los más bajos de la agricultura, entre 5% y 10%, por lo que la disponibilidad de herramientas como los bioestimulantes a base de algas y los resultados que logran pueden significar la diferencia entre ganancias y pérdidas.

En el evento también se presentaron los resultados obtenidos en la plantación de papa orgánica Kennebec, en la región de A-Limia, propiedad del agricultor Avelino Santana, también miembro del grupo de trabajo, donde se utilizaron fungicidas derivados de algas. En comparación con el control, el biofungicida obtuvo un rendimiento elevado: 32.667 kg/ha, lo que supone un 8,12% más que en las zonas donde no se utilizó. El rendimiento de papa comercial de la parcela biofungicida fue de 32.420 kg/ha, mientras que el deterioro (la porción de tubérculos que no se puede vender debido a defectos) fue solo del 0,75%. El contenido de materia seca se mantuvo en 18,5%. 

Los científicos comentaron que el siguiente paso será calcular las dosis exactas de uso del biofungicida para cada cultivo y sitio, así como analizar posibles opciones de uso en forma de herbicida

Luego pasamos a hablar de las uvas. Susana Boso, en representación de la Misión Biológica Gallega (CSIC), recordó que la producción de vino en España representa el 1,5% del PIB y que el viñedo ocupa 914.000 hectáreas, de las que 32.000 están en Galicia. Por tanto, cualquier herramienta que sirva de protección a las uvas y les aporte energía será bienvenida. Y más aún si se trata de herramientas respetuosas con el medio ambiente y sin químicos, como los productos que investiga Bio_Marterra. Debido a que las vides se adaptan a una amplia variedad de paisajes y climas, también están expuestas a una variedad de hongos, bacterias, insectos y nematodos, que causan entre el 20% y el 40% de las pérdidas de cultivos cada año.

Una de las enfermedades que afecta con mayor frecuencia a las más de 5.000 variedades de uva existentes es el oomiceto Plasmopara viticola , el famoso oídio. 

En la lucha contra el oídio de la vid, incluyendo la viticultura ecológica, biodinámica y de precisión, los productos a base de cobre son los más utilizados. En Galicia, hay años en los que se pueden aplicar hasta 12 tratamientos, lo que resulta perjudicial para el medio ambiente y, al mismo tiempo, aumenta la resistencia del patógeno. Por otro lado, la UE está considerando endurecer la normativa sobre fungicidas cúpricos. En este contexto, el uso de extractos de algas como fungicidas contra el oídio parece ser una alternativa óptima desde un punto de vista ecológico. Hormonas, aminoácidos, polisacáridos, compuestos fenólicos… las algas contienen numerosos componentes que pueden ser útiles para el cultivo de la vid. Diversos estudios realizados en las últimas décadas han demostrado que los extractos de algas son beneficiosos para las plantas de vid, ya que fortalecen su sistema inmunitario y sus paredes celulares, y mejoran su memoria para responder a los patógenos con los que ya se han topado. También fortalecen los tejidos foliares por donde intentan penetrar las zoosporas del oídio. Las propiedades antioxidantes y el contenido de aminoácidos ayudan a reparar los daños causados ​​por los oomicetos. Además, el alto contenido de potasio en los extractos de algas ayuda a retener agua y prevenir el estrés hídrico”, dijo Boso.

Agregó que el uso de extractos de algas como fungicida no sustituye los tratamientos fitosanitarios, pero permite reducir su uso y hacerlo más efectivo. En esta línea, Boso describió los resultados del grupo VIOR, que analizó los efectos de extractos de algas en condiciones de campo y laboratorio sobre vides de Mencía y Albariño afectadas por oídio y moho gris. En cualquier caso, las plantas no tratadas sufrieron un 80% de oídio con una severidad del 75%, mientras que las plantas tratadas con extracto de algas redujeron estas cifras al 20% y 50% respectivamente. En conclusión, el técnico del CSIC señaló que actualmente los extractos de algas funcionan mejor como bioestimulantes que como fungicidas.

Alfredo Taboada, tecnólogo del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), presentó un estudio realizado sobre variedades locales gallegas de pimiento, tomate y lechuga. Las pruebas se realizaron en invernaderos para lechuga en maceta y para pimientos y tomates en el suelo. 

En el caso de la variedad de lechuga Fean’s, el tratamiento se realizó en 30 plantas en tres dosis de 1 mililitro por litro cada diez días. Posteriormente se midió el peso, tamaño y valor comercial de cada muestra luego de retirar las raíces y hojas secas o dañadas. Finalmente, se analizaron las hojas para determinar Brix y otros parámetros botánicos. Para el tomate se utilizó la variedad Negro de Santiago en una cantidad de 60 plantas. Los bioestimulantes se aplicaron en dosis de 1 mililitro por litro, repitiendo el procedimiento cada 15 días. El primer tratamiento se realizó un mes después del trasplante y el último, dos meses después del primero. En el caso del pimiento se eligió la variedad Oimbra. El monitoreo se realizó en 84 plantas, las dosis fueron las mismas que para el tomate. Además, se realizaron pruebas en bancales de pimiento y tomate utilizando un bioestimulante. Se compararon 120 plantas y se agregaron 10 mililitros por pocillo en una proporción de 1 ml/l cuando las plantas tenían de 3 a 4 hojas verdaderas. Las raíces se secaron durante 24 horas a 25°C y se pesaron por separado de la parte aérea.

Los resultados mostraron que los bioestimulantes, en comparación con los controles, son más eficaces cuando se utilizan de forma profiláctica (para prevenir situaciones estresantes).

Andrés Osoro, investigador del Campus Terra de la Universidad de Santiago de Compostela, explicó que las algas pueden aportar de forma natural componentes que no se encuentran o no se consiguen fácilmente en los ambientes terrestres. Habló sobre las investigaciones realizadas sobre la germinación de semillas de berros y lechuga. En el primer caso se analizaron los parámetros de salinidad, calor y sequía con semillas en placas Petri. Luego estas semillas fueron trasplantadas a células. En ambos procesos se encontraron diferencias significativas entre los tres tipos de bioestimulantes aplicados, y las plantas tratadas siempre mostraron parámetros mejorados. En estas pruebas, los bioestimulantes a base de algas también ayudaron a las plantas a lograr rendimientos mayores que aquellas tratadas con bioestimulantes convencionales.

En representación de la Fundación Universitaria Empresarial de Galicia (FEUGA), la especialista en gestión Beatriz Mur destacó la importancia de las jornadas formativas e informativas para difundir estos proyectos y poner a disposición de empresas y productores sus resultados. En este caso concreto, el objetivo del proyecto Bio_Marterra es medir el efecto de la aplicación de bioestimulantes elaborados a partir de algas sobre el estres abiótico y biótico en variedades locales de uva y hortalizas. variedades locales 

Los beneficiarios serán las empresas de producción y comercialización de algas, agricultores y bodegueros, centros tecnológicos y de investigación, plataformas tecnológicas, empresas de servicios, administraciones públicas implicadas en la agricultura, las actividades costeras, la protección del medio ambiente y el desarrollo rural y, finalmente, los consumidores y la ciudadanía en general.

En resumen, independientemente del lanzamiento del bioestimulante Porto Muíños, el análisis de campo, la experimentación, la observación y el refinamiento de los extractos continuarán en los próximos meses. También se analizarán las proporciones y dosis adecuadas de uso y, igualmente importante, se seguirá trabajando en los aspectos legales que permitan sacar los productos al mercado con plenas garantías. Todo esto se hace con el objetivo de crear riqueza aprovechando los residuos para convertirlos en recursos agrícolas de forma sostenible.

El proyecto BIO_MARTERRA está formado por un equipo multidisciplinar y está cofinanciado por la Unión Europea, el Gobierno y la Consellería de Agricultura de Galicia por un total de 179.634,83 ​​euros.

Fuente y foto: www.campogalego.es. Autor: Andrés Pavón.