En algunas épocas del año, por ejemplo durante el fenómeno de El Niño, las plantas de café producen más frutos de los que se esperan, algo que a simple vista parece bueno y próspero, pero un estudio encontró que cuando esto ocurre la cantidad de hojas se reduce hasta en un 32 % y el área foliar hasta 19 %, y además hay déficit en nutrientes como nitrógeno, potasio, azufre y cobre, esenciales para el crecimiento y desarrollo vegetal. Con estrategias como el uso oportuno de fertilizantes se podría mejorar la calidad y cantidad de futuras cosechas.
Esta relación no se había estudiado en los cultivos de café de Colombia, y solo se tenían como referencia investigaciones adelantadas en Brasil (principal productor del mundo), Costa Rica o Etiopía, las cuales confirman que el daño en el crecimiento de la planta puede ser notorio y que incluso puede afectar la calidad de la almendra o fruto.
Por eso, en un estudio pionero para entender esta problemática en la zona cafetera de Colombia, el investigador Andrés Felipe León Burgos, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó un primer acercamiento para saber cómo se comportan las plantas de café arábigo (Coffea arabica) –en especial la variedad Cenicafé 1– después de años de alta producción.
El estudio se realizó en Chinchiná, municipio caldense de tradición cafetera, en la finca “Estación Experimental Naranjal”, que forma parte del Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), en donde se tienen las condiciones adecuadas de temperatura y precipitación para el cultivo, además de niveles de producción altos, que son referentes para evaluar los incrementos eventuales de la cantidad de frutos por planta.
Para el estudio se seleccionaron 54 plantas con 3 años de edad, que es cuando se ha evidenciado que producen muchos más fruto de lo esperado. En ellas se aplicaron distintos tratamientos que consistían en ir quitando o raleando (como se conoce este proceso en la industria ) frutos de café en cada rama productiva para determinar qué ocurriría al tener porcentajes diferenciales de la cantidad de frutos, entre 100 y 20 %.
“La planta con más frutos llegaba a los 1.910, por lo que fue nuestro punto de partida para observar lo que ocurría cuando retirábamos frutos de café; el porcentaje en el que los daños en la fisiología de las plantas ya eran evidentes estaba en alrededor de un 60 %, o sea unos 1.150 frutos frente a plantas con 382 frutos”, indica el investigador León, dirigido y apoyado por el profesor Helber Enrique Balaguera, del Departamento de Agronomía de la UNAL, y el investigador José Raúl Rendón, de Cenicafé.
Después de 45 días de ralear los frutos se midieron parámetros de crecimiento de las plantas como cantidad de hojas, área foliar y longitud de las ramas; también se hicieron mediciones del intercambio de gases en la hoja, vinculados en la actividad fotosintética de las plantas. Así mismo, para profundizar en los procesos fisiológicos, se midieron el contenido y la estabilidad de pigmentos como la clorofila (que le dan color a la planta y el fruto en sus primeras etapas de crecimiento), los azúcares presentes y la cantidad de nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y cobre en el área foliar.
Para ello se utilizaron técnicas como la espectrofotometría, la cromatografía de gases y líquida de alta eficiencia (HPLC), y un analizador de gases infrarrojo, que ayudaron a determinar la magnitud de cada variable tanto en el laboratorio como en campo.
Como resultado relevante se encontró que, con cargas elevadas del 100 % en las plantas, se acentuaron reducciones de un 32 % de la cantidad de hojas, 19 % del área foliar, 32 % en azúcares solubles a nivel foliar y 33 % en el contenido y la estabilidad de clorofilas en las hojas; a su vez, menos hubo nutrientes, por lo que, en términos generales, la planta presenta agotamiento, aunque su fotosíntesis no se afecta, lo que puede estar vinculado a los impactos positivos en la producción de café cereza.
“Estos hallazgos ayudan a que los caficultores fertilicen oportunamente los suelos y cafetales, para que cuando se presente una alta producción se reduzca el agotamiento de la planta, expresado después de la cosecha principal, generando un fruto de buena calidad para tener el mejor café posible”, explica el investigador.
Como parte de la investigación se publicó un artículo en la revista Scientia Horticulturae, que se puede leer aquí: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S030442382400164X