Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba caracteriza un nuevo factor de transcripción que regula, durante la maduración de las fresas, la producción de antocianinas encargadas de darles su tonalidad roja.
La fresa es una fruta que destaca por su color, aroma, sabor y textura. Estos aspectos, conocidos como propiedades organolépticas, que determinan su calidad y las preferencias de sus potenciales consumidores, y de los insectos que dispersan las semillas, favoreciendo el posterior crecimiento de futuras plantas, se dan en el proceso de maduración de la fresa.
El grupo de investigación de Biotecnología y Farmacognosia Vegetal de la Universidad de Córdoba, bajo la dirección de Juan Muñoz Blanco, lleva varios años estudiando la regulación genética de la maduración de la fresa, y ahora ha dado un paso más en el conocimiento de este proceso clave identificando una nueva proteína implicada en el control de la producción del color rojo del fruto. Se le conoce como proteína factor de transcripción (FaMYB123), que se encarga de activar o suprimir la expresión de otros genes.
Según el estudio, que forma parte de la tesis doctoral de Félix J. Martínez-Rivas, investigador formado en la UCO, fue publicado en The Plant Journal . Este factor de transcripción es el principal responsable de la producción de antocianinas, los pigmentos que, en el caso de las fresas, les dan su característico color rojo.
Para comprobarlo, crearon una planta de fresa transgénica en la que reprimieron la expresión del factor de transcripción FaMYB123, y lo que vieron es que la cantidad de antocianinas estaba más reprimida en esas plantas transgénicas que en la fruta normal. Es decir, sin el factor de transcripción descrito, la fresa no exhibe todo su color rojo.
Sin embargo, esto no lo produce esta proteína sola, ya que los factores de transcripción no funcionan de forma aislada, sino en combinación. En este caso, el equipo de investigación encontró que FaMYB123 está relacionado con otro factor previamente conocido (FabHLH3), también relacionado con la pigmentación de la fresa. La interacción entre ambos contribuye al aumento de la producción de antocianos durante su maduración.
El estudio, en definitiva, aporta nuevos conocimientos sobre el control de la maduración de la fresa. Según Francisco Javier Molina Hidalgo, del equipo de investigación, «saber qué pieza del rompecabezas controla cada parte del proceso de maduración, en este caso, el color rojo, nos permite manipularlo genéticamente o usarlo como una herramienta en programas de mejoramiento en los que se mezclan diferentes variedades para crear otras nuevas».
Conocer con mayor detalle cómo maduran las fresas es clave en un país como España, que es el principal productor europeo de ellas, con la provincia de Huelva a la cabeza.
Más información: Félix J. Martínez‐Rivas et al, FaMYB123 interactúa con FabHLH3 para regular los últimos pasos de la biosíntesis de antocianinas y flavonoides durante la maduración, The Plant Journal (2023). DOI: 10.1111/tpj.16166