La escasez de lluvia y el tiempo extremadamente caluroso de los últimos meses podría convertir la próxima cosecha de aceituna en la peor del último decenio
España, primer productor mundial de aceite de oliva, puede sufrir un retroceso de la producción cercano al 50% respecto a 2021 debido a una sequía pertinaz, de manera que la próxima cosecha de aceituna podría ser la peor del último decenio, según calculan cooperativas y organizaciones agrarias.
Entre los olivareros cunde el pesimismo por la escasez de lluvia y un tiempo extremadamente caluroso desde hace varios meses, lo que impedirá alcanzar los 1,4 millones de toneladas de aceite del año pasado.
Las previsiones de los expertos apuntan a que se estará más cerca de la última mala cosecha hasta el momento (2012), cuando apenas se superaron las 620.000 toneladas.
Aunque aún es pronto para aventurar datos más concretos, dado que la recolección comenzará en torno a noviembre, sitúan la producción de este año en unas 800.000 toneladas. España representa una media del 45% de la producción mundial y exporta las dos terceras partes.
Un trabajador cosecha aceitunas en un olivar en Porcuna, al sur de España. 15 de octubre de 2019. REUTERS/Marcelo del Pozo/Archivo
En Jaén (sur), primera provincia olivarera del país, Cooperativas Agro-alimentarias prevé una producción de 230.000 toneladas, frente a las 499.796 obtenidas en la campaña anterior, un descenso que ocasionará más de 1.000 millones de euros (995 millones de dólares) en pérdidas, según sus cálculos.
El especialista de la organización agraria Asaja, Arturo Hernangómez, afirma que “las previsiones son muy negativas” y estima que la campaña de este año estará “más o menos al 50% de la pasada”.
En nombre de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), el responsable del sector del olivar, José Luis Ávila, indica que la producción de este año “va a sorprender por lo baja que va a ser”, inferior al millón de toneladas.
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores de Andalucía (sur), Cristóbal Cano, explica que esa región, la principal productora de España, las temperaturas de 40 grados durante la fase de floración y los vientos fuertes provocaron que las flores se quemaran, sin poder desarrollarse hasta transformarse en fruto.
Envasado de aceite de oliva en Jaén, España JORDI CAHUE/UJA/Archivo
Si el otoño boreal no viene generoso en lluvias, añade, la producción de aceite no va a llegar al millón de toneladas; si, además, continúan las altas temperaturas, el panorama será “el peor de los últimos 10 años, comparable a la campaña de 2012-2013″.
Más optimista es, sin embargo, el consultor estratégico del sector olivarero Juan Vilar, pues cree que “es muy difícil que España esté por debajo del millón de toneladas”. La producción mundial caería aproximadamente un 8% respecto al año pasado, agrega.
El cambio climático ha dejado algunas zonas de la península ibérica en su punto más seco de los últimos 1.200 años y se espera que las lluvias invernales disminuyan aún más, según un estudio publicado en julio por la revista Nature Geoscience, lo que hace que los sectores agrícolas de España y Portugal sean de los más aproblemados de Europa.
Aunque los agricultores españoles han aumentado la superficie de siembra de girasoles en un 25% para impulsar la producción de aceite de girasol después que las importaciones de Ucrania se vieran interrumpidas por la invasión rusa, los expertos advirtieron que el clima podría afectar también a estos cultivos.
El aceite de girasol ucraniano suponía 400.000 toneladas, alrededor del 40%, de las importaciones españolas del producto, para complementar la producción local de 300.000 toneladas.
(Con información de EFE y Reuters)