Fertilidad de la tierra, calidad del agua, biodiversidad, almacenamiento de carbono y reducción de la erosión, son algunos de los aspectos que se mejoran cuando en una finca dedicada a la ganadería, además de animales y pasturas, se cultivan y mantienen árboles y arbustos. Así lo evidenció una investigación realizada en 104 fincas ganaderas de Quindío y Valle del Cauca.
De estos predios, con una extensión promedio de 35 hectáreas, 75 tuvieron incentivo de pago por servicios ambientales y 29 participaron como fincas control, como parte de la incorporación de Colombia en el uso del instrumento de pago por servicios ambientales en América.
El piloto se realizó entre 2002 y 2008 en Colombia, Costa Rica y Nicaragua en el marco del proyecto regional “Enfoques silvopastoriles integrados para el manejo de ecosistemas” cuyo objetivo es incentivar en los ganaderos el cuidado sostenible del ambiente a cambio de pagos anuales.
Los dineros entregados en ese proyecto fueron financiados por el Fondo Global para el Medio Ambiente y administrados por el Banco Mundial en un primer hito del mundo para estimular el pago por procesos de servicios ambientales en la ganadería.
Antonio José Solarte Sánchez, doctor en Ciencias Agrarias, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, evaluó el estado del suelo de los predios que formaron parte de dicho proyecto y demostró que los ganaderos tienen más las ventajas que las desventajas cuando integran en sus predios árboles, animales y pasturas en un mismo suelo.
El estudio plantea la necesidad urgente de reconvertir la actividad ganadera hacia sistemas más sostenibles de producción debido a los impactos generados por esta en los ecosistemas y en la degradación de los suelos.
En tal sentido, se propuso demostrar que los sistemas silvopastoriles son una herramienta útil para la intensificación sostenible y ecológica de la ganadería, que combina en el mismo espacio plantas forrajeras –como gramíneas y leguminosas rastreras– con arbustos y árboles, en donde es posible producir carne y leche y al mismo tiempo conservar los ecosistemas.
¿Qué metodologías se utilizaron?
El investigador construyó indicadores alternativos para el monitoreo de servicios ecosistémicos, que son los beneficios brindados por la naturaleza a la humanidad, en este caso el almacenamiento de carbono y la conservación de la biodiversidad a partir de la reconversión de agroecosistemas ganaderos con sistemas silvopastoriles.
Para tal propósito elaboró un indicador general de calidad del suelo (GISQ) que le permitió incorporar servicios ecosistémicos como la fertilidad química, la calidad física (capacidad de infiltración y compactación) y las reservas de materia orgánica y carbono.
Además aplicó un indicador de la organización espacial (paisaje) de los agroecosistemas ganaderos para evidenciar los cambios ocurridos en la implementación de los sistemas silvopastoriles.
También propuso un índice de ecoeficiencia que incorporó indicadores de los diferentes servicios ecosistémicos y analizó variables económicas y sociales para los ganaderos como instrumento de monitoreo.
El procesamiento y análisis de la información de las diferentes variables se realizó conmétodos de estadística univariada –que incluyó la descripción de una sola variable– y multivariada, que interpretó los datos resultantes de observar y analizar más de una variable tomada de forma simultánea sobre una muestra de individuos.
La investigación concluyó que “tener un paisaje multifuncional en la ganadería aliviana la pobreza, mejora la fertilidad de la tierra, la calidad del agua, la biodiversidad, la belleza escénica del paisaje, el almacenamiento de carbono y reduce la erosión, y además permitió obtener recursos en efectivo o en especie, iniciativa que ya está regulada por la normativa colombiana”.
“Una de las alternativas planteadas para la reconversión de la ganadería consiste en reorientar los sistemas de pastoreo extensivo hacia sistemas capaces de producir carne o leche y al mismo tiempo conservar los ecosistemas”, indicó el doctor Solarte, e hizo un llamado “a mostrar que una política como el pago por servicios ambientales es efectiva para lograr beneficios en el suelo, el carbono, la biodiversidad y el ingreso de las familias”.