Una crisis silenciosa alimentada por los corrales domésticos de la pandemia
Redacción Mundo Agropecuario
La pandemia dejó múltiples transformaciones en la vida rural y suburbana de Estados Unidos. Una de las menos visibles, pero con fuertes implicaciones en el bienestar animal y en la gestión agropecuaria, es el notable incremento de gallos desplazados que actualmente abruman a los santuarios avícolas en Maryland y en numerosos estados del país. La información proviene de un reportaje elaborado por Phys.org, basado a su vez en testimonios de cuidadores, trabajadores de refugios y expertos en bienestar animal estadounidenses.
La tendencia surgió a raíz del auge de gallineros urbanos y domésticos durante los confinamientos. Miles de familias decidieron iniciarse en la cría de aves para autoconsumo o por motivos recreativos. Sin embargo, muchas de ellas desconocían la realidad biológica y legal de mantener a un gallo: ruido constante, territorialidad, regulaciones municipales estrictas y la incapacidad de la mayoría de las personas para mantener más de un ejemplar. El resultado ha sido un aumento sostenido de aves macho que terminan abandonadas o entregadas a refugios saturados.
El factor determinante: demasiados gallos y pocas personas dispuestas a asumirlos
Los gallos son esenciales en sistemas agropecuarios tradicionales, especialmente en explotaciones de ciclo cerrado donde se busca la producción de huevos fértiles para reemplazo. Pero en los gallineros domésticos montados durante la pandemia la realidad fue muy distinta. La mayoría de los propietarios solo buscaba gallinas ponedoras, no animales reproductores. No obstante, en Estados Unidos —como en la mayor parte del mundo— el sexo de los pollitos no siempre se identifica de forma precisa al momento de la compra por parte de particulares.
Phys.org detalla que muchos hogares descubrieron inesperadamente que aquel “pollito adorable” era un gallo. En zonas suburbanas y urbanas, su presencia genera rápidamente conflictos: los cantos frecuentes, la agresividad en algunos ejemplares y las prohibiciones municipales que restringen mantener gallos por motivos de convivencia. Como consecuencia, numerosas familias optaron por entregarlos a refugios, buscando una solución que no implique sacrificio.
El problema es que los santuarios no pueden absorber el volumen creciente. Según los responsables citados en el reportaje, el número de gallos se ha duplicado o triplicado en varios centros desde el inicio de la pandemia, superando cualquier capacidad instalada y provocando listas de espera prolongadas.
Una crisis estructural: bienestar animal, desconocimiento y presión sobre los refugios
El aumento de gallos abandonados revela una falta de alfabetización básica en manejo avícola, incluso en pequeños entornos domésticos. En agricultura y ganadería, el papel del macho es conocido y gestionado: se controla su número, se planifica la reproducción y se manejan los comportamientos propios de la especie. En cambio, muchos propietarios urbanos no estaban preparados para enfrentar las exigencias de un gallo adulto, lo que incluye conductas territoriales o la convivencia difícil con otros individuos.
Para los santuarios, la situación representa un reto de bienestar animal. Estos lugares suelen acoger gallinas rescatadas de sistemas industriales o aves decomisadas por las autoridades. Pero los gallos son más difíciles de ubicar en hogares adoptivos, lo que obliga a mantenerlos por largos periodos, consumir más recursos alimentarios y ocupar espacios destinados originalmente a otros animales.
La directora de uno de los santuarios consultados explica que la saturación está afectando la salud de las aves y la capacidad del personal para ofrecer cuidados adecuados. En algunos estados, los santuarios han debido rechazar nuevas admisiones, generando un círculo problemático: las personas que no encuentran dónde dejar al gallo recurren al abandono directo, lo que incrementa el riesgo sanitario, la depredación y la desprotección del animal.
Consecuencias para la agricultura y la gestión de fauna avícola
Aunque la tendencia está ligada al entorno urbano y doméstico, la situación también preocupa al sector agropecuario. El crecimiento de aves abandonadas plantea riesgos como:
- Mayor movilidad de aves no controladas, que pueden entrar en contacto con explotaciones comerciales.
- Potenciales brotes de enfermedades aviares, debido a la falta de controles sanitarios.
- Interacciones conflictivas con fauna local o con depredadores de áreas periurbanas.
- Incremento de llamadas a servicios agrícolas y veterinarios municipales.
La proliferación de gallos abandonados también reaviva el debate sobre la necesidad de normas más claras al momento de comprar pollitos, incluyendo programas de educación pública, restricciones a la venta de aves sin sexar y regulaciones para propietarios que monten gallineros urbanos sin conocimientos mínimos.
¿Qué alternativas proponen los expertos?
El reportaje original cita a diversos trabajadores de refugios que coinciden en que la solución pasa por mejorar la formación del público y establecer políticas responsables de adquisición de aves. Entre las propuestas más mencionadas se encuentran:
- Limitar la venta de pollitos no sexados.
- Impulsar campañas informativas para explicar el comportamiento del gallo.
- Crear redes estatales de adopción específicas para aves macho.
- Fomentar prácticas de tenencia responsable en pequeños criadores.
- Establecer requisitos mínimos (espacio, registro, permisos) para nuevos gallineros domésticos.
Para la agroindustria, estas estrategias pueden reducir la presencia de aves sin control en zonas periurbanas, lo que contribuye a proteger la bioseguridad y mitigar riesgos sanitarios.
Un problema que trasciende lo doméstico
La llegada de miles de gallos a los santuarios no es un tema anecdótico, sino una consecuencia del crecimiento accelerado de la avicultura doméstica durante la pandemia, sin la debida orientación sobre las implicaciones de criar aves macho. Para el sector agropecuario, la crisis abre una oportunidad para reforzar los mensajes educativos sobre manejo básico, responsabilidad y salud animal.
Los expertos norteamericanos citados sostienen que, mientras no exista una combinación de educación pública y nuevas normativas, la crisis se mantendrá. Los gallos seguirán llegando en masa a los refugios y estos continuarán funcionando al límite. La lección es clara: incluso en sistemas pequeños, la avicultura requiere planificación, conocimiento y responsabilidad.
Referencias
Phys.org. Rooster epidemic fueled by backyard coops overwhelms U.S. sanctuaries. https://phys.org/news/2025-12-rooster-epidemic-fueled-backyard-coops.html
