Sembrar el futuro con cereales perennes en el Mediterráneo


¿Se ha preguntado alguna vez por qué vemos los campos de cultivo sin cereal de julio a diciembre? Normalmente, los cereales en la cuenca del Mediterráneo se siembran durante el otoño y se cosechan al final de la primavera.


Diana E. Jiménez-de-Santiago, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya; Andrea Casadesús Cabral, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya, and Sergio Ponsa Salas, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya


Una vez sembrados, la planta emerge durante el invierno, pero hasta el encañado (febrero-marzo) la superficie del suelo permanece prácticamente desnuda. Esto promueve la erosión superficial del suelo.

Sin embargo, hay cereales que pueden crecer y producir cosechas en el campo durante varios años sin necesidad de ser sembrados anualmente: son los cereales perennes. Estos ofrecen una serie de beneficios ambientales y agronómicos. Pueden cubrir la superficie del suelo todo el año, lo que ayuda a reducir la erosión, mejorar la salud y aumentar la biodiversidad del suelo.

También pueden reducir los insumos agrícolas, como fertilizantes y pesticidas, en comparación con los cultivos anuales.

Beneficios del Kernza

Dos ejemplos de cereales perennes autóctonos en la península ibérica son la espelta (Triticum spelta) y la cebada bere (Hordeum vulgare var. bere), ambas cultivadas en la región mediterránea. La primera es conocida por su resistencia a la sequía y su capacidad para sobrevivir en los suelos pobres. La segunda es una variedad antigua de cebada que puede crecer en suelos alcalinos.

Por otro lado, también se han desarrollado variedades de cereales perennes, como el caso del Kernza.

El Kernza o trigo intermedio fue desarrollado por el Instituto de Agricultura Sostenible de la Universidad de Minnesota a partir de una variedad de trigo silvestre llamada Thinopyrum intermedium. Esto significa que es una planta que está entre las variedades de trigo que se produce actualmente y el trigo silvestre.

El Kernza tiene un sistema de raíces profundas que lo hacen resistente a la sequía y lo ayudan a capturar y almacenar carbono en el suelo, mejorando el aprovechamiento de nutrientes. La cubierta vegetal durante todo el año reduce la erosión y la degradación del suelo.

Este cereal es apto para forraje, lo que le ofrece gran potencial para sistemas de doble aprovechamiento de grano y forraje. También se puede aprovechar como producto alimentario. Tiene un sabor similar al trigo integral y ofrece un alto contenido de fibra y proteínas. En Estados Unidos se está usando para la producción de cerveza, pasta, pastelería y pan.

Cultivo de Kernza después de un corte en otoño. Los autores, CC BY-SA

El reto: implantación y comercialización

A pesar de sus prometedoras características, el trigo intermedio enfrenta desafíos en términos de implantación, rendimiento y comercialización.

  • La implantación incluye la selección de especies resistentes a la sequía, la preparación del suelo, el control de malezas y la fertilización equilibrada.
  • El rendimiento del Kernza es menor en comparación con los cereales anuales como el trigo y la cebada, lo que afecta a su viabilidad económica para los agricultores.
  • La falta de infraestructura y demanda del mercado dificulta su comercialización a gran escala.

La mayoría de la información sobre el trigo intermedio y la investigación de Kernza, su potencial agronómico y sus aplicaciones provienen de regiones como Estados Unidos y Canadá. Esto se traduce en una oportunidad de investigación a nivel mediterráneo y europeo en las que trabajan diferentes grupos de investigación.

Iniciativas en Europa

A nivel europeo, hay diversos proyectos de investigación que estudian el cultivo de cereales perennes en el marco de la agricultura sostenible. Por ejemplo, el Proyecto Transition, coordinado por el Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (al noreste de España).

En Transition, trabajamos en una finca comercial donde se ha establecido el Kernza como un cultivo innovador. Después de tres años, hemos observado un incremento de la biomasa radicular, la materia orgánica y en el contenido de carbono en el suelo.

Los resultados sugieren que las raíces están contribuyendo a la incorporación de materia orgánica (carbono) al suelo en la profundidad de 0-60 cm. El incremento de materia orgánica se traduce, entre otras cosas, en una mayor capacidad del suelo para retener nutrientes (por ejemplo, nitratos), manteniéndolos disponibles para las plantas. La combinación de una fertilización adecuada con el cultivo de cereales perennes podría reducir el riesgo de lixiviación y, así, de contaminación por nitratos de las aguas subterráneas.

Los proyectos Seacure y Nutribudget investigan diferentes estrategias de manejo y fertilización para promover el establecimiento del cultivo del Kernza. Por otro lado, COUSIN investiga y promueve el cultivo de cereales perennes como parte de las estrategias agrícolas sostenibles.

Diversifood trabaja en la introducción y promoción de cultivos alternativos, incluidos los cereales perennes. ReMIX, además, incluye la biodiversidad, la resiliencia y la productividad.

DiverIMPACTS busca la eficiente del suso de recursos y la reducción de los impactos ambientales. Por último, PERLIFE se enfoca identificar los rasgos y las variantes genéticas de cebada para diseñar genotipos con mayor longevidad y buen rendimiento de grano.

Perspectivas de futuro

En resumen, los cereales perennes son una estrategia prometedora para aumentar la biodiversidad y la salud del suelo. Actualmente, trabajamos para mejorar su rendimiento, adaptabilidad y comercialización. El objetivo es hacer de ellos una opción viable para los agricultores y consumidores a gran escala.

Para promover la implementación del trigo intermedio en la región mediterránea, se requiere una combinación de investigación y desarrollo para adaptar variedades al entorno local, educación y capacitación para agricultores y otros actores, promoción y sensibilización sobre sus beneficios, apoyo político y financiero, así como colaboraciones y redes entre diversas partes interesadas.

Estos esfuerzos conjuntos pueden facilitar la adopción del trigo intermedio en sistemas agrícolas, promoviendo la sostenibilidad y la resiliencia frente al cambio climático.

Diana E. Jiménez-de-Santiago, Investigadora. Unidad de Sistemas Agrarios y Alimentarios Sostenibles, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya; Andrea Casadesús Cabral, Investigadora en el Área de Sistemas Agrarios y Alimentarios Sostenibles, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya, and Sergio Ponsa Salas, Director del Centro Tecnológico BETA, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.