Ecuador ha puesto en marcha un plan para tratar de proteger sus especies únicas de aves silvestres en las islas Galápagos del virus H5N1 que también está arrasando Europa y América del Norte.
El virus de la gripe aviar llegó a América del Sur a través de las aves silvestres migratorias en las últimas semanas, afectando principalmente a Perú, donde han muerto miles de pelícanos y otras aves marinas, y Ecuador, que ordenó el sacrificio de 180.000 aves de granja.
El director del Parque Nacional Galápagos, Danny Rueda, dijo en un comunicado que “se ha dispuesto un monitoreo permanente en las zonas con mayor cantidad de aves marinas”, incluidos todos los puntos de interés turístico.
Galápagos es un paraíso para los observadores de aves por las decenas de aves únicas y coloridas que se encuentran en el archipiélago, como el piquero de patas azules con sus peculiares rituales de apareamiento y las especies endémicas de pingüinos, cormoranes y albatros.
El naturalista inglés Charles Darwin desarrolló su teoría de la evolución después de estudiar pinzones y sinsontes en las islas Galápagos en 1835.
El miércoles, Ecuador declaró una emergencia zoosanitaria de 90 días tras detectar la gripe aviar altamente contagiosa en algunas granjas, y ordenó el sacrificio de unas 180.000 aves en los sitios afectados.
En Perú, las autoridades han sacrificado al menos 37.000 pollos para tratar de controlar un brote que ha matado a más de 14.000 aves marinas, en su mayoría pelícanos.
Venezuela declaró el viernes una alerta sanitaria de 90 días en cinco estados costeros luego de que se detectara la gripe aviar. Se prohibió el movimiento de aves vivas en las zonas de cuarentena.
El brote actual de gripe aviar comenzó en Canadá y se propagó a los Estados Unidos, donde se registró un récord de 50 millones de muertes aviares, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.
Europa también está experimentando el peor brote del virus, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.
No existe tratamiento para la gripe aviar, que se propaga naturalmente entre las aves silvestres y también puede infectar a las aves de corral domésticas. Los virus de la influenza aviar no suelen infectar a los humanos, aunque ha habido casos raros.