El aumento de CO₂ amenaza la calidad nutricional de los alimentos y podría causar nueva malnutrición global


Cultivos más calóricos pero menos nutritivos: una alerta científica que ya no puede ignorarse


Redacción Mundo Agropecuario

Un nuevo estudio de la Universidad de Leiden, publicado en Global Change Biology, advierte una tendencia que transformará la seguridad alimentaria en las próximas décadas: el aumento del dióxido de carbono atmosférico está modificando la composición de los cultivos de manera profunda. Según los investigadores citados por Phys.org, más CO₂ está haciendo que los alimentos sean más calóricos pero menos nutritivos, reduciendo su calidad mineral y, en casos extremos, aumentando sustancias potencialmente tóxicas.

Este fenómeno podría desencadenar formas de malnutrición silenciosa, incluso en poblaciones que hoy consumen suficientes calorías. La advertencia es contundente: si no se interviene pronto, el problema puede expandirse a escala mundial.

Cómo el CO₂ altera la fisiología de las plantas

La investigación de Leiden muestra que el incremento sostenido del CO₂ —resultado directo de las actividades humanas— está provocando cambios metabólicos en los cultivos. Al disponer de mayores concentraciones de este gas, las plantas aceleran la fotosíntesis y acumulan más carbohidratos, lo que incrementa su contenido calórico. Sin embargo, este proceso tiene efectos negativos:

  • disminuye la concentración de minerales esenciales como hierro, zinc y calcio,
  • reduce el contenido de proteínas,
  • altera la proporción natural de aminoácidos,
  • debilita la estructura celular,
  • y modifica el equilibrio entre azúcares y otros compuestos metabólicos.

Esto significa que alimentos básicos como trigo, arroz, maíz y legumbres podrían parecer más abundantes o energéticos, pero contener menos elementos esenciales para la salud humana.

La paradoja nutricional del clima: más producción, menos salud

Los investigadores destacan una paradoja alarmante: a medida que el CO₂ aumenta, muchos cultivos rinden más biomasa, lo que aparenta ser una buena noticia para la disponibilidad de alimentos. Pero esos mismos cultivos pierden calidad nutricional. En la práctica, esto puede traducirse en:

  • dietas más calóricas pero pobres en micronutrientes,
  • mayor riesgo de anemia por deficiencia de hierro,
  • déficits de zinc con impacto en el sistema inmunológico,
  • reducción de proteínas fundamentales para el desarrollo infantil,
  • efectos acumulativos en la salud metabólica.

Si esta tendencia continúa sin mitigación, incluso las personas que consumen suficiente cantidad de alimentos pueden caer en estados de malnutrición oculta, con consecuencias sanitarias a largo plazo.

Riesgo de toxicidad en ciertos cultivos

Además de la pérdida de nutrientes, el estudio advierte sobre un fenómeno adicional: en determinadas especies vegetales, altas concentraciones de CO₂ pueden inducir la acumulación de compuestos tóxicos. Estos efectos dependen del tipo de cultivo, condiciones del suelo y estrés ambiental, pero el riesgo existe y podría intensificarse con el avance del cambio climático.

Aunque no todos los cultivos responden igual, la posibilidad de que algunos alimentos incrementen sustancias indeseadas representa un desafío tanto para la investigación como para los sistemas reguladores y de inocuidad alimentaria.

Implicaciones globales: de la agricultura al bienestar social

Los cambios inducidos por el CO₂ no solo afectan a los agricultores, sino también a los sistemas de salud pública, la nutrición infantil y la seguridad alimentaria global. Según los científicos de Leiden, sin medidas de intervención:

  • regiones vulnerables enfrentarán mayor riesgo de malnutrición,
  • aumentarán los costos de suplementación nutricional,
  • se verá afectada la calidad de los alimentos destinados a ayuda humanitaria,
  • se ampliarán brechas entre países con y sin capacidad de adaptación tecnológica.

El problema no se limita a comunidades pobres: los efectos metabólicos inducidos por el CO₂ podrían afectar dietas en todas las regiones, incluso donde el acceso a alimentos es estable.

¿Qué se puede hacer? Medidas urgentes para frenar el deterioro nutricional

El equipo de investigación subraya que aún hay espacio para actuar. Entre las soluciones propuestas se encuentran:

  • desarrollar cultivares más resilientes al exceso de CO₂,
  • ajustar estrategias de fertilización para compensar la pérdida de minerales,
  • aplicar técnicas de manejo que reduzcan el estrés metabólico,
  • promover políticas de mitigación de emisiones,
  • fortalecer la investigación sobre interacción entre clima y nutrición,
  • mejorar la vigilancia nutricional en cultivos básicos.

La agricultura deberá adaptarse a una nueva realidad donde ya no alcanza con aumentar el rendimiento; también es necesario mantener la calidad nutricional de los alimentos en un entorno atmosférico cambiante.

Una señal de alerta para la alimentación del futuro

El estudio de Leiden deja claro que el cambio climático no solo altera la cantidad de alimentos disponibles, sino también su valor nutritivo, un aspecto que tradicionalmente recibió menor atención. La advertencia llega en un momento clave, cuando la presión sobre la agricultura aumenta y las demandas de la población mundial cambian rápidamente.

Garantizar alimentos suficientes ya no es el único desafío: asegurar alimentos sanos y nutritivos será uno de los pilares más críticos de la agricultura global en las próximas décadas.

Referencias

https://phys.org/news/2025-11-higher-food-calorific-nutritious.html



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