El Centro Tecnológico NEIKER, Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, coordina un proyecto para investigar el desarrollo de fertilizantes biológicos y bioestimulantes a partir de residuos pesqueros. Los fertilizantes tradicionales, que consisten en minerales como nitrógeno, fósforo y potasio, se utilizan con mayor frecuencia para nutrir los suelos y cultivar. Sin embargo, su producción depende de procesos industriales que requieren grandes cantidades de energía y pueden tener impactos ambientales. Encontrar fertilizantes más sostenibles se ha convertido en una prioridad para el sector.
En este contexto, ha surgido el proyecto europeo “Producción de biofertilizantes modernos a partir de residuos pesqueros” (SEA2LAND), coordinado por NEIKER, con el objetivo de desarrollar biofertilizantes a partir de residuos pesqueros y actividades relacionadas con la acuicultura, escribe el portal agrícola español Phytoma. Estos subproductos contienen nutrientes beneficiosos como nitrógeno, fósforo y potasio, además de otros micronutrientes, lo que los convierte en una alternativa interesante para la producción de fertilizantes de base biológica.
“Al reciclar estos nutrientes de los desechos de pescado, se puede mantener y mejorar la fertilidad del suelo de manera sostenible. Además, aportan materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y capacidad de retención de agua, y reduciendo la erosión”, explica Marta Aranguren, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales de NEIKER.
Para comprobar su eficacia, los fertilizantes y bioestimulantes desarrollados dentro del proyecto SEA2LAND se sometieron a una serie de pruebas en diferentes puntos de Europa, teniendo en cuenta que el uso del nitrógeno de los fertilizantes depende de las características del suelo y de las condiciones climáticas.
Entre estas pruebas, el Centro Vasco de Investigación realizó dos pruebas consecutivas en sus instalaciones de Derio (Vizcaya) durante las cosechas de brócoli de 2023 y 2024. Se probaron tres tipos de fertilizantes: pellets de lodo de pescado, proteína de pescado y productos de desecho de pescado biosecados. Además, se probaron dos bioestimulantes, o sustancias cuya función es estimular los procesos de nutrición de las plantas: una microalga cultivada en salmuera de atún, obtenida a partir de residuos de conserveras de atún del País Vasco, y una solución con aminoácidos.
“Gracias a los nuevos fertilizantes biológicos desarrollados en el marco del proyecto SEA2LAND, hemos conseguido rendimientos similares a los de los fertilizantes minerales, lo que les permite convertirse en una alternativa real, con la ventaja de ser mucho más sostenibles y menos contaminantes”, afirmó Aranguren .
Respecto a los resultados obtenidos con el uso de bioestimulantes, que suelen utilizarse junto con fertilizantes, el investigador afirmó que «redujeron la dosis de nitrógeno mineral hasta en un 30% sin comprometer los rendimientos, lo que significa que tenemos una opción más ecológica».
Fuente: Fitoma.