La próxima obligación para los pollos de engorde de crecimiento lento no agrada a los avicultores europeos


Cambiar de pollos de engorde convencionales a ‘pollos felices’ podría aumentar los precios al consumidor


Sobre por qué la transición de la avicultura europea a broleyers de crecimiento lento no es la mejor idea, escribe el ingeniero agrónomo e investigador Manuel Chaveiro Soares en su artículo publicado en el agroportal portugués www.agroportal.pt: “ En las últimas décadas, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, la avicultura ha tenido avances significativos con un enfoque en el mejoramiento genético, así como los avances registrados en nutrición y sanidad, bioseguridad en las granjas avícolas, que, en particular, han permitido la producción de productos avícolas en grandes cantidades.

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Como resultado de estos avances, el costo de producir carne de ave se ha reducido tanto que el pollo ya no es solo un plato festivo, y hoy la gente puede permitirse comer pollo cuando quiera. 

Sin embargo, sucede que actualmente se está discutiendo públicamente una propuesta presentada al Consejo Europeo, que establece la necesidad de limitar la tasa de crecimiento de los pollos de engorde. Es decir, los avicultores europeos, según la propuesta, deberán criar solo pollos de engorde de crecimiento lento para cumplir con el concepto de pollos criados en libertad. El precio de tales pollos es mucho más alto que los habituales. Por ejemplo, en Portugal, la carne de pollo de crecimiento lento representa alrededor del 5 por ciento del mercado de carne de pollo, ya que es más cara. 

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Este mayor costo pagado por el consumidor se debe al hecho de que los pollos de corral de crecimiento lento requieren más días de crianza y, por lo tanto, más consumo de alimento para alcanzar el mismo peso final que una incubadora normal. Además, los pollitos de crecimiento lento tienen menos desarrollo mamario y un mayor contenido de grasa, lo que requiere más energía para sintetizar que el músculo. Resulta que el alimento a base de maíz y soya representa la mayor parte del costo de producir pollos “felices”. 

En este sentido, conviene prestar atención a un reciente estudio científico publicado por la Universidad de Wageningen (Holanda). El artículo científico destaca que los avances en la mejora genética de los pollos de engorde, teniendo en cuenta la producción mundial actual, proporcionan al mundo un enorme ahorro anual en tierras cultivadas, 610.200 hectáreas, así como un consumo de agua de 5,1 millones de m 3 .

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Además, según la previsión de la FAO a partir de 2022, se prevé la necesidad de un aumento de la producción de carne de ave en un 16% en el mundo para 2031.

De lo anterior, se puede concluir que la aprobación final de la mencionada propuesta, que actualmente se encuentra bajo comentario público, de ser aprobada por la Comisión Europea, tendrá consecuencias muy negativas en términos de sustentabilidad: maíz y soja además de un fuerte aumento en el consumo de agua de riego; (ii) social, a través del aumento de los precios de la carne de pollo, especialmente para las personas en situación de vulnerabilidad económica; (iii) económico: criar solo pollos de crecimiento lento hará que el sector avícola europeo no sea competitivo. La última conclusión sobre el debilitamiento de la soberanía alimentaria también plantea el tema de la seguridad alimentaria”. 

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(Fuente: www.agroportal.pt. Autor: Manuel Chaveiro Soares.