Una investigación impulsa la conservación de microorganismos del género ‘Pseudomonas’ para generar mejores frutos y un chocolate de alta calidad
UNAL/DICYT Con una producción de más de 62.000 toneladas en 2022, Colombia tiene un enorme potencial para producir cacao fino y de buen aroma. Según la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), el 90 % de dicha producción formó parte de las cosechas de pequeños cultivadores, por lo que, además de representar un elemento que aporta un delicioso sabor al chocolate, es un ingrediente fundamental para la economía de regiones como Tumaco, Caquetá, Putumayo y Chocó, entre otras.
En Tumaco, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) probaron un método –que todavía no se puede revelar por derechos de propiedad intelectual– con el cual gracias, a la ayuda de las Pseudomonas, se podría mejorar la capacidad de los cultivos de cacao impulsando el uso de plantas regionales con una mejor propagación y crecimiento.
“En el estudio se encontró que el uso de ciertas bacterias aumenta hasta en un 94 % el éxito de injertación de plantas regionales”, señala el profesor Alejandro Caro Quintero, del Departamento de Biología de la UNAL, integrante del proyecto junto con investigadores de Agrosavia como la doctora Roxana Yockteng y los magísteres Deisy Toloza y José Ives Pérez.
Se trata de un avance muy importante, ya que en condiciones normales este procedimiento tiene un éxito de apenas el 50 %, lo que dificulta el uso de la diversidad propia de Tumaco en los sistemas productivos de Nariño.
Injertación eficaz, el reto
La injertación es uno de los métodos más utilizados para propagar o reproducir una planta; consiste en pegar pequeñas partes de la rama de una planta con una genética deseada a otra que no la tiene, con el fin de que esta fusión permita que compartan sus propiedades.
“En la mayoría de los injertos de materiales regionales los tejidos de la primera planta que se pegan a la otra no son asimilados por esta última y en consecuencia muere, lo cual se traduce en grandes pérdidas en los cultivos. Sin embargo, con el uso de ciertas bacterias –que se ponen allí como parte de la injertación– se disminuye el rechazo y se promueve el crecimiento vegetal entre ambos tejidos”, asegura el experto.
La planta de cacao tiene su propio microbioma (grupo de bacterias y hongos), que es producto tanto de la herencia de las semillas madres a las hijas como del aprovechamiento de microorganismos en las raíces.
En la injertación se utilizan dos plantas distintas, conocidas como el patrón y la copa: la primera proporciona la raíz, por lo que sirve de soporte y proveedor de nutrientes para las demás partes de la nueva planta, y la segunda aporta lo que será el tallo, las hojas y la estructura reproductiva de la unión o nueva planta.
El profesor Caro encontró que cuando las personas sacan las plantas de cacao de su hábitat natural o silvestre, estas pierden gran abundancia de bacterias como las Pseudomonas, y a la vez aumenta la diversidad de otros microorganismos que podrían no aportar los mismos beneficios de crecimiento a la planta.
“Es como si en una empresa se tuvieran 100 empleados realizando solo 2 tareas, pero que son fundamentales, y de un momento a otro se disminuyera a 20 trabajadores que hicieran 10 labores que no son necesarias para la empresa. En el caso de las plantas evaluadas, la mayor diversidad de bacterias no ayuda, porque las que deben ser abundantes para el crecimiento no lo son”, explica el doctor en Biología.
“Aunque los estudios de laboratorio muestran que estas propiedades se pierden al mover las plantas de su contexto natural, el nuevo método es lo suficientemente efectivo como para que esto no pase, permitiéndole al cultivo mantener las bacterias, lo cual representa una vuelta a esos primeros momentos cuando la planta carga la diversidad microbiana que de verdad necesita”, concluye el investigador.
En Colombia el cacao se ha convertido en una opción real en la lucha contra los cultivos ilícitos, por lo que su estudio sigue siendo determinante para que algunas regiones del país históricamente golpeadas por el conflicto armado puedan tener una forma de ingreso viable y de gran potencial.