Un nuevo estudio advierte sobre la presencia frecuente de microorganismos peligrosos en leche de vaca y oveja sin pasteurizar
Redacción Mundo Agropecuario
La leche cruda —consumida directamente sin pasar por procesos de pasteurización— continúa siendo apreciada en diversas regiones del mundo por su sabor, su valor cultural o la idea extendida de que mantiene propiedades nutricionales superiores. Sin embargo, un nuevo análisis científico revela que este producto puede ser un vehículo significativo de bacterias resistentes a antibióticos, un riesgo que compromete tanto la salud pública como la sanidad animal.
La investigación, liderada por el científico Tahir Usman de la Abdul Wali Khan University Mardan (Pakistán) y publicada en la revista PLOS One, confirma que la leche cruda de vaca y oveja suele contener microorganismos que no solo escapan a los tratamientos térmicos, sino que además presentan resistencia a fármacos ampliamente utilizados en la medicina y la ganadería. Este hallazgo resalta la urgencia de fortalecer los sistemas de control, vigilancia y educación sanitaria en torno al consumo de productos lácteos no pasteurizados.
Un problema que crece junto con la resistencia antimicrobiana
El estudio se enmarca en un contexto global donde la resistencia a los antibióticos se ha consolidado como una de las mayores amenazas sanitarias del siglo XXI. Microorganismos capaces de sobrevivir a tratamientos farmacológicos están apareciendo en múltiples entornos, desde hospitales hasta sistemas agropecuarios, y su presencia en alimentos de origen animal es motivo de especial preocupación.
La leche cruda se presenta como un punto crítico. Al no someterse a procesos térmicos que eliminen bacterias patógenas, se convierte en un medio para que microorganismos como Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Salmonella spp. o Klebsiella, entre otros, lleguen directamente al consumidor. Cuando estos microorganismos además expresan resistencia a antibióticos, el riesgo se multiplica: las infecciones que generan pueden volverse más difíciles de tratar, prolongar los tiempos de recuperación y aumentar los costos de atención médica.
El estudio citado reporta que los niveles de contaminación son lo suficientemente elevados como para justificar medidas adicionales de prevención, especialmente en regiones donde la producción láctea se realiza de forma artesanal o con limitadas medidas de higiene.
¿Cómo llegan estas bacterias a la leche cruda?
La contaminación de la leche puede darse en distintas etapas de la cadena productiva. Algunas vías comunes incluyen:
- Infecciones mamarias en el ganado, como mastitis, que permiten que los patógenos pasen directamente a la leche.
- Equipos de ordeño mal desinfectados o manejo deficiente de los utensilios.
- Agua contaminada empleada para el lavado o para diluciones.
- Condiciones insalubres en corrales y establos.
- Uso inapropiado o excesivo de antibióticos en la ganadería, que fomenta la aparición de cepas resistentes.
El estudio destaca que la resistencia antimicrobiana en productos lácteos no solo depende de factores individuales, sino de prácticas más amplias dentro del sector agropecuario. Por ello, la comprensión del fenómeno requiere tanto un análisis microbiológico como una evaluación del manejo animal y del entorno productivo.
Implicaciones para productores y consumidores
El hallazgo plantea desafíos para dos grupos clave: los productores y los consumidores. Para quienes ordeñan y comercializan leche cruda, la presencia de bacterias resistentes exige reforzar las prácticas de higiene y considerar seriamente la pasteurización. A pesar de que algunos mercados valoran la leche cruda por motivos culturales o gastronómicos, la evidencia científica indica que el riesgo es elevado, especialmente para poblaciones vulnerables como niños, embarazadas, personas mayores o individuos con sistemas inmunitarios comprometidos.
Además, cuando estos microorganismos se dispersan en el entorno rural, pueden afectar al propio ganado y favorecer la circulación de resistencia antimicrobiana en los ecosistemas productivos. Esto implica mayores costos sanitarios, mayores pérdidas económicas y la necesidad de tratamientos veterinarios más complejos.
Para los consumidores, el mensaje es directo: la leche cruda, aunque tradicionalmente valorada, puede transmitir bacterias peligrosas que no siempre pueden ser controladas mediante métodos caseros. La investigación refuerza la importancia de los procesos industriales de pasteurización y del monitoreo constante de la calidad en toda la cadena productiva.
Un desafío estratégico para la seguridad alimentaria
La resistencia antimicrobiana es un problema global que afecta la producción de alimentos, la economía rural, la salud pública y la estabilidad de los sistemas productivos. La presencia de bacterias resistentes en leche cruda evidencia la necesidad de políticas integrales que incluyan:
- Control más riguroso del uso de antibióticos en la ganadería.
- Programas de vigilancia microbiológica sistemática en productos lácteos.
- Educación sanitaria para productores y consumidores.
- Incentivos para implementar prácticas de higiene más estrictas en pequeñas y medianas explotaciones.
Estos enfoques no solo protegerían la salud, sino también la competitividad de los productores que dependen de la calidad y la inocuidad de sus productos.
América Latina: un contexto donde este hallazgo también resuena
Aunque el estudio se llevó a cabo en Asia, sus implicaciones se extienden a América Latina, donde la producción y el consumo de leche cruda sigue siendo frecuente en sectores rurales y periurbanos. La falta de infraestructura, las prácticas artesanales y el uso intensivo de antibióticos en algunas regiones hacen que los riesgos sean comparables y, en algunos casos, superiores.
Las autoridades sanitarias latinoamericanas podrían beneficiarse de estudios como este para reforzar campañas educativas, programas de certificación higiénica y regulaciones que garanticen productos lácteos más seguros.
Referencias
High levels of antibiotic-resistant bacteria found in raw cow and sheep milk. Phys.org. https://phys.org/news/2025-11-high-antibiotic-resistant-bacteria-raw.html
Artículo original en PLOS One, citado en la nota base.
