A agricultores y ganaderos de Pakistán les abrasa el cambio climático


Por Zofeen Ebrahim

KARACHI, Pakistán – Los más de 20 millones de residentes de la ciudad portuaria de Karachi, en la provincia de Sind, en el sur de Pakistán, soportan un calor brutal desde mayo. Pero no son los únicos que sufrenn el mayor impacto de las temperaturas altas y la humedad.

Hasta 15 000 vacas murieron debido al calor abrasador mezclado al alto nivel de humedad que, según Shakir Umar Gujjar, presidente de la Asociación de Ganaderos y Productores de Lácteos de Pakistán, “no es broma”.

Mubashir Abbas, propietario de 170 cabezas, perdió ocho vacas y cinco búfalos por el “calor extremo” la última semana de junio, lo que le supuso un daño del equivalente a 19.800 dólares.

“Hay tres más con fiebre alta y tendré que venderlas para reducir mis pérdidas”, dijo a IPS por teléfono desde Bhains, en el distrito Landhi de Karachi.

“No obtendré más de 40 000 rupias (143 dólares) por cada una, cuando la tasa de mercado por cada animal saludable es de entre 1,5 y 2 millones de rupias (entre 5300 y 7000 dólares)”, calculó. De vez en cuando, en los últimos 23 años, perdió algunos animales por enfermedad, pero nunca “había visto que un animal sano muriera de calor”.

La ganadería, el mayor subsector agrícola de Pakistán, aportó 60,84 % a la actividad y  14,63 % al producto interno bruto del país durante el periodo 2023-2024, según el Informe Económico de Pakistán. Más de ocho millones de familias rurales se dedican a la producción ganadera, que representa entre 35 y 40 % de su ingreso total.

“Del 23 al 30 de junio, Karachi sufrió una ola de calor con temperaturas entre los 40 y los 42 °C. La sensación térmica subió hasta 54 °C debido al alto índice de humedad”, señaló  Sardar Sarfaraz, jefe de meteorología en el Departamento Meteorológico de Pakistán.

Nazeer Hussain Kalhoro, director general del Instituto gubernamental de Salud Animal de Sind, del Departamento de Industria Ganadera y Pesquera de Karachi, explicó que la muerte de ganado, especialmente razas exóticas y cruzas de razas, se debía al calor extremo.

La temperatura todavía era inferior a la temperatura de 44,8 °C durante la ola de calor letal de 2015 que se llevó más de 2000 vidas humanas cuando el índice de calor de la sensación térmica superó los 60 °C, afirmó Sarfaraz. “En aquel momento, murió una cantidad mucho mayor de animales y debieron sacrificarse muchos otros jóvenes”, acotó Gujjar.

El calor afectó negativamente la producción de leche de más de 800 000 vacas en Karachi, afirmó Gujjar. Asimismo, Kalhoro explicó que “cuando un animal está incómodo y estresado por el calor extremo, disminuye su ingesta regular de forraje, y esto puede derivar en una reducción de la producción de leche”.

“Estaba obteniendo entre 1400 y 1480 litros por día; ahora no supera los 960 litros. Pierdo 0,11 millones de rupias (400 dólares)”, sostuvo Abbas.

Alrededor de 15 000 vacas y bueyes murieron debido al calor abrasador mezclado con el alto nivel de humedad en la provincia de Sind, en el sur de Pakistán. Imagen: Zofeen Ebrahim / IPS

Barrera comunicacional

El motivo fue la falta de compromiso del gobierno con el agricultor. Gujjar dijo que la falta de comunicación entre el Ministerio de Seguridad Nacional de Alimentos e Investigación a nivel federal y los departamentos ganaderos a nivel provincial dejaron por su cuenta a los agricultores poco actualizados.

Según Gujjar, “la mayor tragedia es que nuestro agricultor no está educado y tampoco es consciente de cómo preparar o proteger al animal de los caprichos del clima”. Añadió que “Implementan su propio tratamiento tradicional a sus animales, que da como resultado incluso más muertes evitables”.

Similar es la difícil situación de los pequeños agricultores que permanecen en el epicentro de la tormenta climática. “Continuamente están en modo de reacción”, dijo Mahmood Nawaz Shah, presidente de un grupo agrícola, el Consejo Sind Abadgar, “y “las políticas gubernamentales no son propicias para ellos”.

Como ejemplo,  Shah dijo que el precio mínimo del algodón se fijó e informó a 8500 rupias por kilo (30 dólares), pero los agricultores recibieron 5200 rupias por kilo (18 dólares). Una bolsa de urea de 50 kilos aumentó de 1700 rupias a 4600 rupias (de seis a 16 dólares) en apenas tres años. Y la escasez artificial de ese último año implicó que el agricultor debía abonar 5500 rupias por la misma bolsa en el mercado negro.

“Le habíamos recomendado al gobierno que desarrolle un fondo de beneficencia por emergencia climática y compense a los pequeños agricultores por medio de compañías de seguros lo antes posible después de que hechos extremos lleven a pérdidas de cultivos o ganado”, afirmó Shah.

Ambos agricultores, Gujjar y Shah, dieron en el clavo cuando explicaron el porqué de la imposibilidad de gestionar crisis con eficacia de Pakistán, uno de los países más vulnerables a las crisis climáticas.

La desconexión y falta de coordinación entre los distintos organismos gubernamentales federales y provinciales relacionados se encuentran en todo el espectro y se resalta en el Índice de Desempeño frente al Cambio Climático (IDCC) de 2024 como principal motivo que obstaculizó la implementación de políticas.

Ese índice ubicó a Pakistán en la posición número 30 entre 63 países y la Unión Europea, que en conjunto representan más de 90 % de emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial.

“Una mejor cooperación entre los distintos niveles del gobierno sería un paso en la dirección correcta”, concluyó Shah.

De forma similar, el Índice de Desempeño Ambiental (IDA) de 2024, que evalúa el progreso de la eficacia de 180 países en mitigar el cambio climático, basado en datos históricos de emisiones de GEI, bajó tres puestos a Pakistán, al pasarlo al número 179, frente al 176 que ocupaba en 2022.

Indiferencia y apatía

Tanto el IDCC como el IDA son una clara revelación de la indiferencia del gobierno. El IDA apuntó especialmente a áreas como la contaminación del aire, el tratamiento de aguas residuales, el manejo de áreas protegidas y la mitigación del clima.

“El país está deteriorándose en la mayoría de los indicadores ambientales”, aceptó el exministro de Cambio Climático Malik Amin Aslam, quien apuntó a las débiles medidas de control de contaminación del aire, la falta de adherencia a la transición de vehículos eléctricos y a la falta de promoción de energías renovables.

Aslam advirtió que este país del sur de Asia pasó de ser un defensor de la causa ecológica global en 2022 a “descender ignominiosamente por la escalera del desempeño ambiental” y esta circunstancia debería ser, sin duda, una señal de alarma para los marcadores de nuestras políticas ecológicas actuales.

Las inundaciones de 2022, que deberían haber sido un llamado de alerta para el gobierno, dijo, no lograron que el gobierno avanzara hacia estar preparados y mejorar la salud del ambiente.

Maha Qasim, gerente general de Zero-Point Partners, una compañía consultora y de gestión ambiental, declaró: “No se ha hecho nada significativo para construir una infraestructura resiliente al clima como calles, sistemas de desagüe e instalaciones de gestión de inundaciones como diques o embalses».

El IDA apuntó hacia el uso que Pakistán hace del carbón como fuente de energía.

Para poner en perspectiva, Qasim dijo que en 2021, solamente cerca de 14 % de la mezcla de energía pakistaní se basaba en carbón, mientras que en India y Estonia representaba 45 % y el 63 %, respectivamente.

Sin embargo, en los últimos dos años, disminuyeron las emisiones globales de GEI y CO2 de Pakistán, debido a que “las emisiones por persona de desempeño global provenientes de combustibles fósiles e industria disminuyeron a causa del estancamiento del crecimiento económico”, dijo.

De esta manera, Pakistán está dentro de su presupuesto de carbono y ha cumplido con sus compromisos voluntarios de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés), en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París.

Las NDC actualizadas de 2021 prometieron reducir las emisiones 50 %, mediante el cambio de 60 % a energías renovables y de 30 % a vehículos eléctricos para 2030, así como la prohibición total de la importación de carbón.

Las deficientes reglamentaciones de combustibles para el transporte, vehículos antiguos e ineficientes en las calles, la deforestación masiva para dar paso rápido a urbanizaciones, la quema de residuos agrícolas y la mala gestión de desperdicios sólidos también se han mencionado en relación con el bajo puntaje de Pakistán.

Aslam, sin embargo, dijo que el índice no “registró o reconoció” los esfuerzos de reforestación de Pakistán.

el Proyecto de Reforestación “Tsunami de 1000 Millones de Árboles” en la norteña provincia de Jáiber Pastunjuá, seguido del Programa “Tsunami de 10 000 Millones de Árboles” en todo el país. Según él, “la clasificación del IDA, sin duda, puede mejorar su aceptabilidad y credibilidad si se mejoran estas áreas”.

Gobernanza débil

Sobia Kapadia, profesional de asistencia comunitaria, agregó factores como “gobernanza débil, la adopción de medidas de emergencia y ad-hoc”, cuando surge una crisis climática, que destruyen la simbiosis.

“El calor, las precipitaciones y las inundaciones están todas conectadas con el problema central del desarrollo inducido por el ser humano; pero el hecho de culpar al calor y la humedad del cambio climático es como culpar al hijo más travieso”, sostuvo Kapadia a la vez que mencionó la tala de árboles para la construcción de hoteles en las montañas.

Incluso en otro informe reciente que ofrece perspectivas a los inversores y ayuda a los gobiernos a definir políticas de carbono favorables al mercado, Pakistán está en el número 39 de 40 países.

Los medios de comunicación citaron a Khalid Waleed, experto en economía energética del Instituto de Políticas de Desarrollo Sustentable (SDPI, en inglés), cuando dijo que “por primera vez en el historial presupuestario, el gobierno ha identificado proyectos por un valor de 53 000 millones de rupias (190,3 millones de dólares) con el nombre de adaptación al cambio climático y de 225 000 millones de rupias (807,2 millones de dólares) para mitigación del cambio climático”, al referirse al presupuesto presentado a principios de este mes.

Sin embargo, añadió que el presupuesto no estaba destinado específicamente a proyectos de cambio climático, sino que se habían identificado por sus beneficios climáticos.

Para Zia ul Islam, la asignación presupuestaria es “bastante engorrosa” de comprender,  ya que no solo indica proyectos de desarrollo del Ministerio de Desarrollo de Planificación e Iniciativas Especiales, sino también proyectos con financiación extranjera y proyectos supervisados por diversos ministerios y provincias.

El analista de políticas públicas y ambientales Dawar Butt, al comparar el minúsculo gasto ambiental del país con India y Bangladesh, señaló que el clima no parece ser una prioridad. También agregó que la asignación al cambio climático se ha recortado mil millones de rupias de lo que finalmente se aprobó en el presupuesto de este año”.

Manejo fragmentado del cambio climático

No obstante, no se trata solamente de la manera en que el gobierno está manejando el cambio climático.

Con base en un relevamiento sobre conciencia del riesgo climático realizado por GIZ Pakistan, Qasim hizo hincapié en que muchas organizaciones están comenzando a reconocer el impacto del cambio climático en sus modelos de negocios.

Pero su enfoque para lidiar con la crisis fue “incompleto, fragmentado y enfocado a la mitigación del clima” para cumplir con los requisitos externos de clientes o entes reguladores en lugar de la sustentabilidad empresarial a largo plazo.

Debido al agotamiento de los fondos, Zia ul Islam sugirió la posibilidad de reemplazar la “actitud de súplica” por el desarrollo de la capacidad de las autoridades involucradas, introduciendo «las mejoras necesarias en los instrumentos legales y su efectiva implementación”.

Buenas noticias

Si Pakistán puede de alguna manera vincular una gobernanza fluida con finanzas climáticas y le demuestra al mundo que puede financiar sus propias soluciones climáticas, le dará a las empresas locales e internacionales la confianza para invertir en el país.

El informe de este año sobre Financiamiento de la Acción Climática emitido por Transparencia Internacional afirma que Pakistán tiene un gran potencial para “dolarizar proyectos de adaptación y mitigación del clima” siempre que se mejore la gobernanza climática.

Según Qasim, las iniciativas de seguros contra inundaciones para los agricultores, por ejemplo, a tasas muy bajas de interés, tienen el potencial de “ampliarse a todo el país para aumentar la resiliencia ante las inundaciones”.