Por su alta eficiencia reproductiva y su amplio uso en Colombia, la raza Nueva Zelanda se escogió para un estudio pionero que demostró que suplementar a las madres con progesterona y arginina durante la preñez mejora el crecimiento de la descendencia hasta en 200 gramos más al destete frente a las que no recibieron el tratamiento, resultados que ofrecen una ventaja competitiva para la cunicultura en el país.
En un mercado en el que la demanda de fuentes proteicas de calidad está en crecimiento, la cunicultura ha venido ganando relevancia, ya que la carne de conejo aporta beneficios nutricionales por su alto nivel de proteínas, bajo contenido en grasa y colesterol, además de una alta digestibilidad que la posiciona como una opción saludable y sostenible. Tanto es así, que en el país alrededor de 37.800 unidades productivas producen más de 1.000 toneladas de esta carne al año.
Ante esta proyección, el estudio pionero del zootecnista Janny Javier Cuatindoy Londoño, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, evaluó el efecto de administrarles a las hembras preñadas el aminoácido arginina y la progesterona, en el crecimiento de las crías hembras, desde el nacimiento hasta el destete a las 12 semanas.
“La arginina es un aminoácido esencial funcional durante la fase reproductiva temprana en mamíferos, ya que garantiza la nutrición embrionaria, mientras que la progesterona es una hormona esteroidal fundamental para regular la receptividad uterina y mantener la preñez. Y aunque es la primera vez que se prueba en conejas, estos compuestos ya se usan en cerdos, vacas y ovejas, entre otros animales, por sus beneficios para la salud reproductiva”, explica el autor del estudio.
Así, la investigación exploró si los beneficios observados en otros animales con el tratamiento también aplican a la producción cunícola, lo que abre nuevas posibilidades para mejorar la productividad en el sector y la sostenibilidad de esta industria.
Metodología y bienestar animal
El estudio se realizó en la Granja Mario González Aranda, de la UNAL Sede Palmira, en 16 conejas primerizas distribuidas en dos grupos, uno tratado con arginina y el otro con progesterona, mediante inyecciones subcutáneas durante la fase inicial del desarrollo del embrión. La metodología también incluyó el monitoreo constante del estado de salud de las conejas, siguiendo estrictos protocolos éticos que permitieron garantizar el bienestar animal.
El zootecnista se concentró en evaluar el crecimiento de las 67 hijas nacidas y monitoreadas desde el destete hasta 12 semanas de vida, registrando los pesos semanales y las ganancias de gramo por día.
Los resultados mostraron diferencias significativas en el crecimiento de las hembras nacidas de madres suplementadas, las cuales presentaron mayor peso al destete y a finales de este, con diferencias de hasta 200 gramos, así como una mayor ganancia diaria de peso en comparación con las que solo recibieron controles en la preñez, hallazgos que abren nuevas oportunidades para mejorar la producción cunícola en Colombia.
“En futuras investigaciones se debería explorar el efecto combinado de la arginina con la progesterona en relación con posibles cambios epigenéticos embrionarios y variables productivas posnatales, que permitirán entender mejor los mecanismos de crecimiento y maximizar los beneficios de estas intervenciones”, sugiere el zootecnista Cuatindoy.
La raza Nueva Zelanda es ampliamente utilizada en el país y en el mundo debido a sus características favorables para la producción de carne, ya que se trata de una raza robusta, con buena capacidad de crecimiento y reproducción. En Colombia esta carne se consume principalmente en zonas rurales y se exporta a países como Rusia, Chile, Egipto, Líbano y Hong Kong.
Por lo tanto, el estudio ofrece importantes aportes al sector de la producción animal, además de promover la diversificación de la dieta humana al introducir la carne de conejo como una alternativa proteica sana, nutritiva y productiva, que beneficia a productores y consumidores.
El zootecnista Cuatindoy, quien trabajó con un grupo de profesores y estudiantes de la UNAL Sede Palmira, presentó los resultados de su trabajo de investigación en el II Congreso Internacional de Producción Animal de Colombia “Bienestar animal desde la seguridad alimentaria y la innovación tecnológica”, realizado en Medellín del 8 al 10 de julio pasados.