Esta sustancia, que las abejas utilizan para proteger sus colmenas, también resguarda la salud intestinal de las aves, fundamental para su crecimiento y bienestar; asimismo es un valioso aditivo nutricional por su alto contenido de vitaminas y minerales. Aún con una dieta en la que los pollos consuman poca cantidad de propóleo, esta sigue siendo rica en proteínas, lo que representa un ahorro significativo para los avicultores, que impacta en la calidad del producto final.
El propóleo sería la solución para reemplazar los antibióticos en la crianza de pollos de engorde, marcando un avance significativo y pionero en la industria avícola nacional. Este es conocido por sus propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antiparasitarias, y su uso en la industria porcina, por ejemplo.
Camila Daza León, magíster en Salud Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), evaluó los efectos de esta sustancia apícola que la convierten en una alternativa prometedora frente a los antibióticos tradicionalmente utilizados en la producción avícola.
Los resultados del trabajo han sido posibles gracias al trabajo articulado entre la empresa apícola Campo Colombia, ubicada en La Mesa (Cundinamarca), la financiación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y el aporte científico de la UNAL.
El experimento se realizó en el Centro Agropecuario Marengo, de la Institución, donde se recibieron unos 600 pollos de un día de nacidos, los cuales se repartieron inmediatamente en 5 grupos a los que se les aplicó una dieta específica, así: el grupo 1 recibió concentrado de maíz, al que se le agregaron algunas vitaminas; el grupo 2 se alimentó de concentrado de maíz, pero se le agregaron 500 partes por millón (ppm) de bacitracina de zinc (antibiótico usado en pollos de engorde); el grupo 3 consumió concentrado de maíz con 150 ppm de propóleo; en los grupos 4 y 5, el concentrado se mezcló con 300 y 450 ppm de propóleo respectivamente.
En la primera etapa se suministraron las dietas desde el día cero hasta el 21. A partir del día 22 y hasta el 42, cuando los pollos están listos para el engorde, se duplicó la cantidad de propóleo en los grupos 3, 4 y 5. Además, a la dieta se le incluyó fríjol de soya crudo, el cual afecta la permeabilidad intestinal, es decir, la capacidad del intestino delgado para permitir el paso de nutrientes y sustancias beneficiosas hacia el torrente sanguíneo, mientras que impide el paso de toxinas y bacterias. El propósito fue observar si el propóleo protegía el intestino de los pollos.
Nutritivo y económico
La investigadora tomó muestras en dos momentos: a los 21 y 42 días; en estos analizó la expresión genética, es decir, el proceso por el cual la información almacenada en los genes se traduce en proteínas funcionales en las células.
En este contexto, se evaluó la actividad de los genes responsables de mantener la integridad intestinal en los pollos de engorde, particularmente aquellos que codifican para proteínas de unión estrecha.
Proteínas como claudina, ocludina y zonula occludens forman una barrera que controla lo que puede pasar a través de las paredes del intestino. Si esta barrera es fuerte y bien mantenida, el intestino puede absorber nutrientes eficientemente y evitar que sustancias dañinas entren al cuerpo.
También se hicieron análisis microscópicos del tejido (histológicos), en este caso del intestino de los pollos, para observar su estructura y condición, y así identificar cualquier daño tisular, alteraciones en la estructura del epitelio (la capa de células que recubre el intestino) o cualquier otro cambio que pueda afectar la salud del animal.
De igual manera se tomaron los parámetros zootécnicos, que son medidas relacionadas con el rendimiento productivo de los animales. En este estudio se evaluaron aspectos como la ganancia de peso de los pollos (cuánto aumentan de peso a lo largo del tiempo), la calidad del consumo (si los animales están comiendo una cantidad adecuada de alimento de buena calidad) y el rendimiento productivo en general, que se refiere a la eficiencia con la que los pollos transforman el alimento en masa corporal, un indicador esencial de su desarrollo y bienestar en la industria avícola.
Aunque no hubo diferencias significativas en la ganancia de peso entre los grupos, las aves alimentadas con 300 ppm de propóleo mostraron una mejor expresión genética relacionada con la integridad intestinal.
Los estudios histológicos indicaron que el propóleo redujo el daño en el epitelio intestinal, comparado con los grupos tratados con antibióticos. Este enfoque presenta ventajas para los avicultores, ya que reduce la dependencia de antibióticos y ofrece un alimento más nutritivo, favoreciendo el crecimiento de aves saludables sin afectar la calidad de la carne y reduciendo costos operativos.
El trabajo de investigación de la magíster León fue dirigido por la profesora Arlen Patricia Gómez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia.