Pedro Raúl Solórzano Peraza
II/4.-DÓNDE Y CUÁNDO SEMBRAR SOYA
Cuando se planifican programas comerciales de producción agrícola se debe partir del conocimiento de los siguientes puntos: qué se va a producir, cuánto, con quién, dónde y cuándo, y con qué vamos a desarrollar esos programas, asumiendo que existe un mercado seguro para el producto cosechado. En este caso que nos ocupa, ya está definido que lo que vamos a producir es soya y que es necesario sembrar al menos unas 600.000 hectáreas para intentar cubrir nuestros requerimientos de este grano. Además, estos programas los vamos a desarrollar con los agricultores venezolanos, apoyados, cuando sea necesario, por personal técnico capacitado en el manejo de este cultivo y por especialistas en las diferentes áreas de la agronomía como pueden ser entomología, edafología, fitopatología, botánica y combate de malezas, mecanización agrícola, economía agrícola, mercadeo y otras.
La meta de sembrar 600.000 hectáreas de soya se logrará en el mediano plazo, ya que se debe comenzar con superficies moderadas para poder concentrar allí los esfuerzos necesarios y aspirar a lograr el éxito indispensable de estos programas agrícolas, éxito tan necesario para que el cultivo de la soya se arraigue definitivamente en nuestros campos agrícolas. Quizás se pueda iniciar el primer año con la siembra de 30.000 hectáreas, con una mayoría de agricultores con experiencia en el cultivo, y con actividades de adiestramiento para aquellos agricultores novatos en la siembra de soya. Se aspira llegar al total de la superficie requerida en un máximo de unos 8-10 años.
Conociendo qué, cuánto y con quién vamos a sembrar, en esta sección vamos a considerar dónde y cuándo vamos a desarrollar los programas de soya en Venezuela. Lo lógico es comenzar el primer año en las regiones donde se tiene experiencia con el cultivo, donde existen los recursos humanos y de maquinarias y equipos agrícolas, facilidades de transporte y suficientes centros de recepción, acondicionamiento y almacenamiento de las cosechas. En tal sentido, se deben seleccionar agricultores en el eje El Sombrero-El Tigre-Maturín y zonas aledañas, e incluir al menos 3.000 hectáreas para siembras de Norte-Verano en los Llanos Occidentales del estado Portuguesa.
Como contactos importantes para la selección y el compromiso de los agricultores de participar en el programa de producción de soya, se deben considerar las asociaciones de productores regionales y algunas individualidades con experiencia en el cultivo como el caso de la finca de la Familia Meneses entre El Sombrero y Chaguaramas, el señor Pedro Solano en El Socorro, el Ingeniero Ramón Bolotín en Turén y otros productores de Anzoátegui, Monagas y Portuguesa que han estado por años vinculados a este cultivo.
Es muy importante considerar que en cada caso, en cada región, los sistemas suelo-clima son diferentes y, por lo tanto, las fechas de siembra variarán especialmente según las características del ciclo de lluvias. En general, la época más conveniente para sembrar soya se selecciona en función de que en lo posible, el ciclo de la planta transcurra durante los días de mayor número de horas de luz y aprovechando la mayor cantidad de agua de lluvia durante su ciclo de vida. Esto permite que no ocurran mayores limitaciones de estos dos importantes factores de crecimiento y la planta pueda expresar toda su capacidad de producción. Por supuesto, se debe procurar que la cosecha coincida con períodos de poca precipitación para favorecer la labor de recolección y proteger la calidad del grano.
Con las consideraciones anteriores, para el primer año se recomienda concretamente la siembra de soya en las áreas potenciales de Guárico, Anzoátegui y Monagas, tan pronto como se tenga seguridad del inicio de la estación lluviosa y que el suelo se encuentre suficientemente húmedo para asegurar la pronta germinación de las semillas y la emergencia de las pequeñas plantas sobre la superficie del suelo. En otras palabras, la soya no se debe sembrar en suelo seco, y además se debe buscar que después de la germinación de las semillas se mantenga húmeda la sección superficial del suelo de tal manera que las plántulas puedan emerger fácilmente.
La fecha de siembra se puede prolongar por algo más de un mes, y corresponde en las áreas señaladas de Guárico, Anzoátegui y Monagas, en años normales, a finales de mayo y todo el mes de junio. Sembrar después del mes de junio en aquellos casos cuando las lluvias comienzan en los primeros días de mayo, es riesgoso porque puede presentarse escasez de agua hacia los períodos de llenado de grano, causando anormalidades en el desarrollo del grano, aborto excesivo de vainas, bajos rendimientos y mala calidad del producto.
En algunos sectores del estado Monagas es posible establecer dos fechas de siembra ya que el ciclo de lluvias es bimodal, una durante el principal pico de lluvias que generalmente comienza en el mes de mayo, y otra para aprovechar el ciclo de Norte-Verano que es muy definido y permite la siembra tardía de la soya. La siembra realizada en el principal pico de lluvias puede llevar a coincidir la maduración de la soya con lluvias importantes, pero las características de los suelos de esta región, de texturas ligeras y alta conductividad hidráulica que son responsables de un rápido drenaje, permiten que se pueda realizar la cosecha mecanizada al poco tiempo después de la ocurrencia de una fuerte lluvia.
La soya debe sembrarse como segundo cultivo en las zonas bajas de la región de los Llanos Occidentales donde el ciclo de lluvias también es bimodal, después de la cosecha de maíz y de arroz que ocupan la sección de la primera moda que va de finales de abril a principios de octubre, recomendándose realizar las siembras de soya desde octubre hasta un máximo de la primera quincena de noviembre. Esto puede ajustarse de acuerdo a la irregularidad de los ciclos de lluvia, ya que si el inicio de la estación lluviosa se retrasa como ha ocurrido en algunos años, la siembra de Norte-Verano se puede prolongar hasta todo el mes de noviembre, siempre y cuando se utilicen variedades precoces, de ciclo corto y tolerantes al menor número de horas luz que ocurre en los meses finales del año.
En los llanos altos de Portuguesa y Barinas, en el pié de monte de estos estados, las siembras deben realizarse, al igual que para centro-oriente al comienzo de la estación lluviosa, aprovechando al máximo los días más largos del año y que las plantas puedan utilizar una buena cantidad del agua de lluvia, pero procurando que para el momento de la recolección, no se retrase la labor por motivo de excesos de agua o excesivo aguachinamiento de los suelos que pudieran impedir la entrada de las cosechadoras combinadas a los campos de cultivo. En estas situaciones, el drenaje superficial de los suelos se acelera favorecido por las pendientes del terreno.
Paralelamente a esos programas de siembras comerciales, se deben impulsar evaluaciones en otras regiones del país, con siembras experimentales o semi comerciales para evaluar variedades, fechas de siembra, densidad de población, fertilización, y otras variables, que permitan seleccionar otras regiones importantes para la expansión futura del cultivo.
Es recomendable establecer programas para la producción de semilla certificada de soya con las variedades más promisorias, lo cual es un proceso bastante exigente para lograr un producto de buena calidad, evitando incidencia de enfermedades, por lo cual se recomienda planificar estos programas para la época seca con la aplicación de riego.
Mundo Agropecuario republica esta serie de artículos del año 2017 de nuestro colaborador Pedro Raúl Solorzano Peraza, dada la validez y vigencia del mismo creemos que refrescar esta opinión ayuda y vuelve a poner en primera linea este importante tema para la agricultura venezolana.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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