La mesa


Pedro Pablo Jijón Ochoa.


Buscaba un artesano para fabricar una mesa, que sea especial, que sea fina, que su madera refleje belleza, durabilidad, tranquilidad, a la vez de generar placer estar cerca de ella, que sea el artículo central de la casa. Por supuesto a más del artesano, era importante definir la madera, la especie que exprese todo lo que una mesa representa.

En una investigación del Consulado General de EEUU publicado en “El Comercio ecuatoriano” de  Agosto de 1915  ya habla de la importancia de la explotación y exportación de las maderas, que de manera natural se producen en los bosques del Ecuador en los diferentes pisos climáticos, y muestra una extensa e importante lista de maderas muchos de cuyos nombres ya extintos por la sobreexplotación de los bosques.

Cabe recordar que la dura labor de corte y transportación de las maderas finas de la Costa del Ecuador, desde tiempos de la Colonia se las debemos a los Afros y Montubios quienes, con machete en mano para desbrozar, escopeta para cacería de sus alimentos, sal para conservar la carne, cigarros para ahuyentar los insectos y momentos de tertulia, se abrieron paso en las selvas boscosas para “tumbar” la preciosa madera y luego de despejar los bosques sembrar Cacao y Arroz. Llegaba el preciado corte a ciudades como Manta y Guayaquil, formando grandes balsas transportadas por los ríos, para ser comercializada a catalanes, italianos o alemanes llegados por el atractivo comercio y exportación maderera.

Luego los grandes incendios de Guayaquil como el de Octubre de 1896, la construcción del Ferrocarril a partir del año 1897, demandó gran cantidad de madera para reconstruir los edificios de madera y para los durmientes de las rieles, ocasionando desde aquellos años una peligrosa deforestación de los bosques.

Conversaba con mi amigo y Tocayo Ing. Pablo Noboa, quien durante su gestión como funcionario público, logro elevar a Ley del Estado la forestación y reforestación acompañado con atractivos planes de producción y explotación forestal, analizábamos las cifras oficiales del banco Central del Ecuador, en un lapso de diez años, donde demuestran la importancia de esta actividad agropecuaria y el desarrollo como producto exportable, al año 2005 doscientas quince mil TM (215.000 TM) aumentando gradualmente hasta el año 2015 a trescientas ochenta y seis mil TM (386.000 TM).

Elegí la madera de Roble, por cumplir con mis requerimientos para mi mesa, donde la familia se reúna a compartir la provisión, donde mis padres bendigan mi simiente, donde mis hijos sueñen y proyecten sus planes, donde mis amigos, hermanos de la vida, rían y bromeen, que sea la mesa territorio neutral donde sentir paz.



Pedro Pablo Jijón Ochoa  es colaborador destacado de Mundo Agropecuario

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