Pulgones de soja e insecticidas de control


Es difícil predecir un brote de pulgón de la soja, sobre todo porque no se debe pasar por alto esta plaga, y también saber qué insecticidas son menos peligrosos para los entomófagos.


Los pulgones de la soja representan un riesgo para la producción de cultivos debido a su enorme potencial reproductivo y especialmente en campos con tratamiento agroquímico intensivo, donde el número de entomófagos que se alimentan de pulgones (por ejemplo, mariquitas) es bajo.

Al migrar a principios de la primavera en el campo desde los cinturones forestales, los pulgones de la soja comienzan a multiplicarse en condiciones seguras. Y ya en verano, la población está formada por hembras, que, de hecho, se clonan a sí mismas. Todas las crías hembras nacen preñadas y vivíparas: 3-8 pulgones por día durante un mes. Tiempo de generación 7-10 días. Así, el pulgón de la soja duplica su población en un par de días.

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El pulgón alado suele estar a principios de la primavera durante la migración. Pero también la superpoblación hace que el insecto produzca formas aladas para colonizar otras plantas. En la soja, los áfidos alados y sin alas pueden ocurrir simultáneamente, ambas formas de color amarillo verdoso.

Los áfidos de la soja colonizan cualquier parte aérea de la planta, comenzando desde la parte superior de los tallos y las hojas jóvenes, y luego moviéndose hacia la parte inferior de la hoja y las vainas. Alimentarse de esta plaga chupadora perjudica la salud de las plantas, pero las pérdidas de cosechas ocurren cuando se desarrolla fumagina en las hojas: el hongo crece en la melaza, la sustancia dulce y pegajosa secretada por los áfidos.

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Es mejor inspeccionar los campos en busca de áfidos de la soja con regularidad, al menos una vez cada diez días, comenzando desde los bordes del campo.

Los áfidos de la soja a menudo se confunden con las ninfas de saltahojas de la patata, ya que ambos insectos son pequeños y de color verde claro. Pero el pulgón de la soja tiene un cuerpo en forma de pera con una cabeza pequeña, un abdomen grande y cuernos negros al final del abdomen. Los saltahojas de la patata son triangulares, con cabezas grandes y abdomen puntiagudo, con patas peludas y sin cuernos al final del cuerpo. Además, los áfidos de la soja se congelan y no se mueven cuando se les molesta, y los cicadélidos de la patata se asustan y saltan.

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El hecho de que los áfidos de la soja hayan comenzado en el campo puede ser indicado por hormigas, conocidas pastoras de colonias de áfidos. Si las hormigas están presentes en las plantas de soja, significa que protegen su “ganado” de los depredadores y se alimentan de su melaza.

Las hojas brillantes cubiertas de secreciones de miel o las hojas ennegrecidas con fumagina indican una infección grave.

Las semillas de soja sembradas con un tratamiento de semillas con neonicotinoides estarán protegidas de los áfidos por este tratamiento de semillas hasta aproximadamente la etapa de crecimiento V3 (3 hojas trifoliadas extendidas).

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A medida que avanza la temporada, las decisiones de aplicar insecticidas foliares contra los pulgones de la soja en campos individuales deben basarse en el reconocimiento del campo y el uso de umbrales económicos.

Contra los pulgones en la soja, se usa clorpirifos (donde esté permitido), insecticidas piretroides: lambda-cyhalothirn y bifenthrin. Algunos de los insecticidas relativamente nuevos, como el afidopiropeno, el sulfoxaflor y el flupiradifurón, son efectivos contra los áfidos de la soya y menos tóxicos para los insectos benéficos que se alimentan de insectos, incluidas las mariquitas.

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Si las decisiones de tratamiento se toman más adelante en la temporada de crecimiento con base en las poblaciones de áfidos de la soya por encima de un umbral económico, se debe considerar el intervalo previo a la cosecha del producto insecticida, es decir, la cantidad de tiempo requerida por ley entre la aplicación del agroquímico y la cosecha.