Pedro Raúl Solórzano Peraza
IV/4.-CON QUÉ VAMOS A SEMBRAR SOYA (2ªparte) Y COSECHA
En la sección anterior se incluyeron los aspectos de semillas y fertilización, en esta parte incluiremos los aspectos fitosanitarios y la cosecha o recolección para completar la etapa de campo en la producción de este maravilloso cultivo.
Manejo de malezas: las malezas constituyen uno de los factores o agentes bióticos que más afectan negativamente a los cultivos, pues interfieren o compiten con él por elementos que le son esenciales para su normal desarrollo.
La habilidad de la soya para competir con malezas es limitada, ya que es una especie C3 mientras que la mayoría de las malezas que crecen asociadas con ella son especies C4. Las plantas C4 son fotosintéticamente más eficientes que las C3, tienen menor sensibilidad a altas temperaturas y menor coeficiente de transpiración, asimilan mejor el CO2 ya que no tienen fotorespiración aparente, son de rápido crecimiento, todo lo cual capacita a estas especies para competir ventajosamente con la soya.
En soya entonces es indispensable realizar un adecuado manejo de las malezas, para lo cual existen diversos métodos de control tales como algunas prácticas culturales, métodos manuales y mecánicos, métodos físicos como las quemas y el método químico, que en el caso de la soya dispone de una amplia gama de herbicidas de aplicación pre y posemergente, para combate de plantas de hoja ancha, de gramíneas y de ciperáceas. Para decidir sobre el control químico, se recomienda analizar las poblaciones de malezas, especies predominantes, etapa de desarrollo de malezas y plantas de soya, lo cual conducirá a la selección del producto más adecuado en cada caso. Lo importante es recordar que debemos combatir las malezas para poder aspirar a altos rendimientos y buena calidad del grano de soya. En caso de necesidad, se recomienda buscar un asesoramiento técnico adecuado para tomar las mejores decisiones en el combate de malezas en soya.
Como una orientación en la selección de herbicidas se incluye el siguiente resumen de cuándo aplicarlos y tipo de malezas que combate:
Basagran 480, en mínima labranza y posemergencia temprana, hoja ancha y ciperáceas.
Brioso 10 SL, en posemergencia temprana, hoja ancha y pocas gramíneas.
Classic, hasta posemergencia intermedia, hoja ancha.
Command 4, en mínima labranza, preemergencia y posemergencia temprana; gramíneas.
Doblete 200, desecante de contacto no selectivo.
Dual Gold, en presiembra incorporado y preemergencia, gramíneas y ciperáceas.
Flex, en posemergencia total, hoja ancha.
Glyfosatos, desecante sistémico no selectivo, en mínima labranza y presiembra.
Gramisso CE 480, en preemergencia, gramíneas.
Gramocil y Gramoxone, mínima labranza y presiembra, no selectivos.
Hache Uno 2000, en posemergencia total, gramíneas.
Hexone 70 PM y Hexone Fácil 70 GD, en preemergencia y posemergencia temprana, gramíneas y hoja ancha.
Linurex, en preemergencia, gramíneas y hoja ancha.
Prowl 400, en preemergencia, fundamentalmente gramíneas.
Zulu 900 EC, en preemergencia, fundamentalmente gramíneas.
Manejo de plagas: para esta actividad se sugiere la aplicación del manejo integrado de plagas (MIP) que se refiere al uso de todas las técnicas disponibles, integradas de una manera armoniosa para mantener las plagas a niveles poblacionales que no causen daño económico al cultivo de la soya.
Para tomar decisiones acertadas de control se debe disponer de una estimación de los niveles de población de los insectos plaga, para lo cual el monitoreo o seguimiento diario de los campos es imprescindible. Es conveniente considerar, que la planta de soya tolera hasta medios niveles de defoliación temprana, durante las etapas de desarrollo vegetativo, pero desde el inicio de floración hasta el llenado de granos se debe defender el follaje para lograr evitar pérdidas significativas en el rendimiento final.
Los insectos plaga tienen muchos enemigos naturales como arañas, insectos de varios órdenes, parasitoides de huevos y larvas, hongos entomopatógenos, bacterias, virus y nemátodos, que permiten implementar medidas de control biológico. Para un acertado control de plagas se deben identificar bien y conocer sus hábitos, biología y época de aparición; disponer de umbrales económicos (UE) para aplicar las medidas de control; conocer los enemigos naturales y el modo y mecanismo de acción de los insecticidas para utilizar aquellos selectivos y compatibles con el MIP, sin olvidar su manejo adecuado para evitar la aparición de resistencia.
La soya es atacada por insectos defoliadores donde se incluyen larvas de lepidópteros como el gusano del frijol (Anticarsia gemmatalis) y el falso medidor (Pseudoplusia sp.) que consumen gran cantidad de follaje. El UE para el control de estas larvas es de 40 larvas por pase de malla o 30% de defoliación. Coleópteros como los coquitos perforadores (varios géneros de la familia Chrysomelidae) que pueden causar niveles importantes de defoliación y el UE es cuando se estime 30% de defoliación.
También la soya está expuesta a ataques de insectos chupadores, que en el caso de los chinches (varios géneros de la familia Pentatomidae), pueden causar un daño enorme cuando el cultivo se encuentra en etapa de desarrollo de los frutos, durante el llenado de granos, llegando a causar hasta vaneamiento total de las vainas. El control debe iniciarse al conseguir de 2 a 4 adultos o ninfas en 2 metros de hilera.
Otra plaga importante en soya es la mosca blanca (Bemisia tabaci) cuyo principal peligro está asociado a la transmisión de enfermedades virales y tiene una gran cantidad de plantas hospederas. Su control se complica cuando se deja que las poblaciones se incrementen considerablemente.
También pueden tener importancia económica ataques de bachacos (Atta sexdens) que cortan follaje y flores, y los insectos que tienen acción de cortadores de plantas recién germinadas entre los cuales hay larvas de lepidópteros, grillo común (Gryllus assimilis) y perro de agua (Neocurtilla hexadactyla).
Control de enfermedades: las enfermedades representan uno de los factores más limitantes de la producción y calidad de los granos de soya, además de ser de difícil control. La siembra de extensiones importantes bajo el sistema de monocultivo, empleándose cultivares genéticamente semejantes, puede conllevar al aumento de enfermedades causadas por hongos, bacterias, virus y nemátodos, que afecten considerablemente los rendimientos del cultivo y hasta causar pérdida total de los campos.
La aparición e importancia de las enfermedades varía de año en año en las zonas productoras, dependiendo de los cultivares empleados, condiciones climáticas durante el ciclo del cultivo, época de siembra y algunas prácticas agronómicas implementadas. En nuestras condiciones, las elevadas temperaturas y humedad relativa ambiental, favorecen los ataques, principalmente, de hongos fitopatógenos.
En la producción de soya se debe prestar mucha atención a la presencia de enfermedades por las consecuencias tan graves que pueden causar; por lo tanto, se deben considerar algunos aspectos como el uso de variedades resistentes a las principales enfermedades, aplicación de prácticas agronómicas que tiendan a disminuir la incidencia de patógenos como densidad y época de siembra adecuadas, rotación de cultivos, eliminación de restos de cosecha, y el uso del control químico cuando sea factible. Por lo delicado que puede ser la presencia de enfermedades en los campos de cultivo, se sugiere, para su manejo, disponer de un adecuado asesoramiento técnico.
Cosecha: la recolección del grano de soya debe realizarse en forma mecanizada mediante el uso de las cosechadoras combinadas, con los ajustes correspondientes, para una elevada eficiencia y disminución de las pérdidas de granos, que pueden ser muy altas debido a la deshicencia fisiológica de las vainas y a la mala operación de los equipos.
La cosecha de la soya debe iniciarse tan pronto los campos de cultivo alcancen el estado R8 (95% de las vainas han alcanzado su color típico de vainas maduras. En general se requieren de 5 a 10 días de ambiente seco después de R8 para que las semillas alcancen menos de 15% de humedad); por lo tanto, el productor debe estar preparado con anticipación con la maquinaria necesaria, sitio de recepción y acondicionamiento de los granos, almacén adecuado, etc., ya que tan pronto se alcance la maduración del grano, comienza su deterioro.
Durante la recolección es normal que ocurran pérdidas, pero es necesario que éstas sean reducidas a un mínimo para mejorar la rentabilidad. Para poder reducir las pérdidas es necesario conocer sus causas, algunas de las cuales son: una mala preparación de tierras que cause oscilaciones pronunciadas de la mesa de corte; inadecuado espaciamiento, densidad de plantas y época de siembra, que en conjunto afectan la altura normal de las plantas y la altura de inserción de las vainas inferiores; uso de variedades poco adaptadas que puede resultar en inserción de vainas muy bajas o excesivo acame; presencia de malezas durante la cosecha; humedad del grano inadecuada estableciéndose como humedad ideal para la recolección entre 13 y 15%. En relación a esta última causa de pérdida de granos, cabe agregar que a medida que disminuye el contenido de humedad de los frutos éstos tienen la tendencia a abrirse esparciendo los granos sobre el suelo. Además, se ha determinado que con alto contenido de humedad (más de 20%) los granos tienen la cutícula muy suave y pueden ser triturados con facilidad y muchas vainas verdes no son trilladas; por otro lado, una humedad inferior a 10% puede provocar gran cantidad de granos partidos.
En conclusión, para una cosecha eficiente se debe manejar bien el cultivo desde la preparación del terreno, se debe iniciar la cosecha con una humedad de grano adecuada y realizar una operación bastante precisa de la combinada. Esta última debe incluir al menos la operación del molinete a velocidad ligeramente superior al desplazamiento de la máquina, una posición de la mesa de corte suficientemente baja para recolectar la mayor cantidad posible de vainas, una velocidad de desplazamiento de la máquina entre 3 y 5 km/h, abertura del cóncavo entre 3/8” y 1”, velocidad del cilindro cerca de 400 r.p.m. y velocidad del ventilador por debajo de 750 r.p.m.
Se sugiere que al comenzar la cosecha se realice una evaluación de pérdidas para ajustar convenientemente el equipo. Para ello se puede utilizar un marco de madera o metal de 2 m2, cuyo mayor lado debe ser igual al largo de la mesa de corte de la combinada, es decir, si la mesa tiene 3,4 m de largo, el lado menor se calcula dividiendo 2 entre 3,4 y el resultado es 0,588, por lo tanto los lados del rectángulo serán 3,4 m x 0,59 m. Este marco se coloca a todo lo ancho del corte de la combinada en un campo recién cosechado y se recolectan y pesan los granos dentro del rectángulo. La pérdida se calcula de la siguiente manera:
GSR = peso de los granos de soya recolectados dentro del área del rectángulo expresado en gramos.
GSP = gramos de soya perdidos, o cantidad de soya perdida.
GSR x 5 = GSP en kg/ha
Por ejemplo, si recolectamos 53 gramos de soya dentro del rectángulo, la pérdida sería 53 x 5 = 265 kg/ha.
Mundo Agropecuario republica esta serie de artículos del año 2017 de nuestro colaborador Pedro Raúl Solorzano Peraza, dada la validez y vigencia del mismo creemos que refrescar esta opinión ayuda y vuelve a poner en primera linea este importante tema para la agricultura venezolana.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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