Insectos, aliados eficaces en el control de plagas de ají y fríjol


Las mariquitas y las avispas parasitoides, que se alimentan y atacan a otros bichos, como pulgones y mosca blanca –dañinos para ají y fríjol–, son unos verdaderos superhéroes de la agricultura sostenible. En trabajos recientes, el Grupo de Investigación Interacciones Tritróficas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira evidenció que el hecho de que vivan en plantas silvestres alrededor de estos cultivos, es importante para preservar la calidad de la cosecha.



En el mundo se utilizan más de 1.000 tipos de plaguicidas, los cuales arrasan no solo con las plagas sino de paso con la salud del suelo y de las plantas silvestres que crecen a su alrededor, hospederas de una gran diversidad de insectos benéficos que, de manera natural y sin ningún costo, fungen como controladores biológicos en la agricultura.

La profesora María Manzano, del Departamento de Ciencias Agrícolas, presentó dos estudios realizados por el Grupo de Investigación –del que es coordinadora– en el simposio “Pequeños superhéroes: insectos en la agricultura sostenible”, evento en el que participaron expertos nacionales e internacionales en control biológico.

Las investigaciones revelaron los beneficios de las mariquitas, un insecto volador de la familia de los escarabajos que se alimenta de pulgones, bichos que remueven el floema de las plantas y son los principales vectores de virus, siendo los mayores causantes de las pérdidas de producción en cultivos de ají. En fríjol se concentraron en la avispa parasitoide, que vive en la mosca blanca.

Para el estudio, la investigadora Clara Melo tomó las muestras de ají de varios agro-ecosistemas ubicados en Toro, Rozo y Yotoco, municipios del Valle del Cauca que forman parte de la zona plana productora de este cultivo, y el fríjol de la zona de Regaderos, vía a Tenerife en la cordillera Central.

El primer paso del estudio fue definir el objetivo blanco que fue la plaga, ya que los investigadores debían tener claridad sobre su forma, tamaño y comportamiento, entro otros aspectos, para su posterior clasificación taxonómica. También hicieron un estudio más profundo de cómo conservar una o dos plantas en estos agroecosistemas para mejorar la longevidad y fecundidad del insecto benéfico.

Luego trazaron trayectos en campo e hicieron observación. Para la captura utilizaron jama entomológica y también trasladaron al laboratorio los estados inmaduros del áfido en donde se estaban desarrollando los parasitoides.

El trabajo con fríjol, que contó con la participación del profesor Joel Tupac Otero, de la Facultad de Ingeniería y Administración, empezó en la UNAL Sede Palmira estableciendo una pequeña cría del parasitoide con adultos obtenidos en laboratorio; luego se llevaron y expusieron a los nectarios extraflorales por cerca de 2 horas; paso seguido se retiraron, congelaron y almacenaron a menos 20 oC para evaluar la presencia de azúcar y determinar sus efectos.

La profesora Manzano explica que “el control biológico abarca tanto el realizado por el hombre al comprar y liberar agentes de control como el que realizan organismos como hongos entomopatógenos, virus, bacterias, nemátodos, depredadores y parasitoides que de manera natural regulan las poblaciones de insectos plaga. En la actualidad existen laboratorios en el departamento en donde los crían y comercializan estos agentes para ser liberados y utilizados como agentes en cultivos comerciales con muy buenos resultados, por ejemplo en caña de azúcar”.

Respecto a las plantas que ayudan a mantener a los “agentes naturales” en condiciones de campo, “en fríjol encontraron que la higuerilla tiene nectarios grandes a donde llega la avispa parasitoide, y comprobamos el consumo de azúcar, demostrando cómo la selección de plantas visitadas por estos insectos es clave para ayudar al control biológico de las plagas”, agrega la docente.

Por su parte, en ají se destacaron la marihuana macho y el maíz que crecen en los alrededores del cultivo y hospedan a los insectos benéficos, por eso recomiendan no eliminarlas todas y usarlas a favor de sus cultivos.

“Algunas plantas crecen de manera silvestre, sin que nadie las siembre, son acompañantes y definitivas para alimentar y sostener los agentes o enemigos naturales”, puntualizó la investigadora.

Además, les recomendó a los agricultores evitar el uso indiscriminado de herbicidas “ya que existe una tendencia a querer ver el cultivo limpio sin tener pruebas suficientes para tomar decisiones. Si el agricultor decide conservar a estos enemigos naturales, la escogencia de las moléculas químicas usadas en el cultivo debe ser la correcta, pues proteger estos insectos y sus plantas hospederas no conlleva costos significativos y por el contrario ayuda a disminuir las plagas, hay que cuidarlos”.