Con motivo del Día Mundial de la Rabia, analizamos el estado de esta enfermedad, que causa la muerte de al menos 70,000 personas en todo el mundo y que podría resolverse con una buena cobertura de vacunación de perros y gatos. Analizamos la situación y los principales desafíos, tanto desde una perspectiva global como española y catalana.
Barcelona, 2 de octubre de 2023. Afecta al sistema nervioso y, una vez que aparecen los síntomas clínicos, es mortal en prácticamente todos los casos. Se trata de la rabia y, aunque se puede prevenir mediante la vacunación de perros y gatos, principalmente, las mordeduras de perro causan el 99% de las infecciones en humanos, aún está presente en más de 150 países y territorios, la mayoría en Asia y África, y provoca la muerte de al menos 70,000 personas al año, de las cuales el 40% son niños y adolescentes. Erradicarla es un desafío global y, en este sentido, en 2015, la OMS, la FAO, la OIE y la Alianza Global para el Control de la Rabia se unieron bajo la campaña “End of Rabies Now” con el objetivo de eliminar para 2030 todas las muertes por rabia transmitida por mordedura de perro. ¿Por qué aún no se ha erradicado la rabia? ¿A qué desafíos se enfrentan los profesionales veterinarios en relación con esta enfermedad en su práctica diaria, así como desde la perspectiva de Una Sola Salud (One Health)? ¿Cuándo se prevé que la vacunación de perros sea obligatoria en Cataluña, que junto con Galicia son las únicas comunidades autónomas donde no lo es?
Lo analizamos hablando con Rafael Laguens, presidente de la Asociación Mundial Veterinaria (WVA); Rafael Serrano, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Melilla, y con los ponentes de la jornada que organizó el Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña (CCVC) en su sede el 28 de septiembre con motivo del Día Mundial de la Rabia: Julio Benavides, director de investigación en One Health en el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia; Núria Ribas, jefa del Servicio de Prevención en Salud Animal del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural (DACC); M. Àngels Calvo, catedrática en Sanidad Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Jordi Manubens, veterinario clínico especializado en cardiología. Moderó la mesa redonda Ricard Parés, presidente del Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña (CCVC).
Un desafío global
“Es una lástima que una enfermedad que tiene solución aún cause la muerte de tantos miles de personas al año, muchas de ellas niños”, afirma Laguens, que dice que este sería para él el titular, si tuviera que elegir uno, que reflejara cuál es el estado actual de la enfermedad en el mundo. Preguntado sobre las razones por las que la rabia aún no se ha erradicado, el presidente de la WVA lo tiene claro: “La falta de conciencia de los responsables políticos de los países donde hay rabia, que son países en desarrollo, donde los casos de rabia en humanos ocurren en las zonas más remotas y empobrecidas”. Por eso, a Laguens le resulta difícil prever si se logrará el objetivo
de erradicar la rabia en el mundo para 2030. “Lo importante es lograrlo. Es una necesidad y una obligación para todos”, dice. Y para que así sea, “las autoridades sanitarias de los países afectados y sus responsables políticos deberían tomar las medidas mínimas: primero, informar internacionalmente de los casos de rabia tanto en animales como en personas; al mismo tiempo, es necesario que los esfuerzos internacionales para cooperar con estos países y erradicar la enfermedad se refuercen y continúen”.
El problema es que la enfermedad está “negligida, y las poblaciones que la sufren son poblaciones desplazadas”, apunta Julio Benavides. La solución es sencilla: “se vacuna al perro y se acaba la rabia”, dice, en una alusión al refrán en castellano “Muerto el perro, se acabó la rabia”. Sin embargo, la rabia en los animales silvestres es muy difícil de prevenir y controlar, y la cuestión es que “animales salvajes como murciélagos o zorros son reservorios del virus de la rabia, y se están observando contagios de estos animales a perros y gatos en lugares donde la vacunación no es obligatoria”. Así, insiste Benavides, “La rabia es un problema mundial, y cuando se deja de vacunar, reaparece por los reservorios en animales salvajes y por los movimientos de personas y animales”.
La rabia en España
En España, los casos de rabia son muy excepcionales, excepto en Ceuta y Melilla, al estar ubicadas en el continente africano. “Estamos en un continente donde las fronteras son muy permeables y donde es muy difícil establecer controles de la enfermedad”, comenta Rafael Serrano, presidente del Colegio de Veterinarios de Melilla, que señala que “la medida de control que se ha llevado a cabo hasta ahora es el control pasivo mediante la vacunación de los animales”. Desde 1983, en Melilla ha habido 131 casos de rabia en animales: dos caballos, tres gatos, un zorro y el resto, perros. Es una enfermedad que los profesionales sanitarios de este territorio tienen muy interiorizada, por lo que “cuando una persona va al médico por una mordedura de perro, el médico automáticamente informa a la Consejería de Bienestar y Sanidad, y esta intenta localizar al perro y someterlo a observación por si tuviera rabia”. Esto, en cambio, según afirma Serrano, no ocurre en Barcelona o Cataluña, porque “no tienen el diagnóstico de la rabia interiorizado”.
Cataluña: la vacunación obligatoria, pronto
La afirmación de Serrano la corrobora Jordi Manubens: “Desde mi experiencia, en Cataluña, los veterinarios clínicos no estamos preparados para un diagnóstico de rabia: no solo no sabemos cómo diagnosticarla, sino que desconocemos cómo se debería proceder si se detectara un caso”. Si los profesionales sanitarios catalanes no tienen interiorizada la enfermedad es porque no hay casos, pero que “ahora no haya una enfermedad no significa que no la podamos tener mañana”, alerta M. Àngels Calvo, para quien “la rabia debería considerarse y abordarse dentro del concepto de Una Sola Salud”. La enfermedad, por lo tanto, sigue siendo una amenaza en nuestro país. En un mundo globalizado como el nuestro, la circulación de personas y animales es una realidad, y “quizás no se tiene en cuenta que hay una ruta regular por mar desde Argelia hasta Alicante”, recuerda el presidente del Colegio de Veterinarios de Melilla, Rafael Serrano.
Ante esta situación, “la clave es la vacunación obligatoria”, recordó Ricard Parés, presidente del CCVC, organismo que lleva años reclamándola. Y no solo como método de profilaxis, sino también porque “si se hace anualmente, por ejemplo, creará el hábito de que cada año el animal
pase por una clínica veterinaria; de la misma manera que los animales de producción pasan por controles sanitarios, los de compañía también deberían hacerlo”, según Calvo. A diferencia de otras comunidades autónomas, en Galicia y Cataluña, la vacuna de la rabia es voluntaria. En nuestro país, solo el 12% de los animales de compañía están vacunados (datos de 2022). Y, por mucho que los veterinarios recomienden la vacunación, “si detrás no hay las instituciones públicas, mucha gente acaba pensando que el interés del veterinario es hacer negocio”, señala Manubens, que pide a las instituciones que ayuden a “proyectar la imagen de que los veterinarios contribuimos a que las enfermedades de los animales no pasen a las personas”.
Que la vacuna sea voluntaria en Cataluña tiene los días contados. La Generalitat ha comenzado a trabajar en un Decreto que hará obligatoria la vacuna, como anunció Núria Ribas. La nueva norma establecerá una propuesta “bastante lógica”: la vacunación será obligatoria en los perros y gatos y hurones que tienen acceso al exterior, y voluntaria en los gatos y hurones que viven en interiores y no tienen contacto con el exterior. Ante la inquietud del sector veterinario para que la vacunación no sea obligatoria, el discurso de Ribas es tranquilizador: “que el Decreto no esté publicado, no significa que estemos desprotegidos; si hay una emergencia, tenemos las herramientas para actuar de inmediato y establecer la vacunación como obligatoria durante un período determinado”. Además, Ribas recordó que la rabia es una enfermedad de declaración obligatoria y que ante cualquier sospecha es necesario notificarlo urgentemente al DACC y los Servicios Veterinarios Oficiales actuarán en consecuencia aplicando los protocolos oficiales establecidos.
Comunicado de Prensa