Históricamente la cría de cerdos ha sido una de las fuentes de ingresos para muchas familias rurales del Caribe colombiano. En esta práctica es frecuente que a los animales se les deje vagar libremente durante el día, ya que los costos de su alimentación son altos; no obstante, esto puede generar riesgos en reservas naturales, conflictos entre vecinos y dificultades sanitarias, como las enfermedades transmitidas de animales a seres humanos. Un grupo de biólogos, veterinarios y geólogos diseñó una herramienta tecnológica para monitorear el impacto de prácticas como esta.
El médico veterinario Sebastián Giraldo Giraldo, candidato a magíster en Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), recorrió 86 municipios del Caribe colombiano en alrededor de 6 meses junto al Grupo de Investigación en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (GCMVS) de la UNAL, Porkcolombia y el Fondo Nacional de la Porcicultura (FNP).
Durante este tiempo se realizaron 160 encuestas a familias campesinas que tenían cerdos en sus casas y se tomaron muestras de sangre a distintos animales para evaluar el estado serológico –que pueden evaluar indicadores como los anticuerpos presentes– de algunos cerdos de crianza libre.
“Inicialmente se buscaban casos de peste porcina clásica (PPC), pero luego, gracias al apoyo del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), se analizaron otras patologías y se encontró que sí había animales seropositivos en zonas como la subregión de la Mojana”, relata el investigador.
A partir de los casos seropositivos y el uso del software ArcGIS se elaboró un mapa de la región para estimar relaciones de distancia y probabilidad de riesgo para distintas áreas protegidas de la zona, y se determinó que la ciénaga de la Zapatosa (Cesar) y los Negros (Córdoba) son los lugares con mayor riesgo epidemiológico para la vida silvestre.
“Dos de las problemáticas principales son: (i) la presencia de cerdos seropositivos para enfermedades de rápida transmisión como la leptospirosis, y (ii) la existencia de especies silvestres susceptibles dentro de las áreas protegidas”.
“Un caso puntual es el problema asociado con el uso indiscriminado del medicamento ivermectina, que los dueños de los animales les suministran de manera frecuente a los cerdos. En este caso los más afectados serían los escarabajos peloteros o estercoleros, que transportan y se alimentan de las heces de algunos animales, poniendo su vida en riesgo al generar un efecto de biomagnificación, lo que quiere decir que crean efectos negativos al ser consumidos por otros animales”, explica el investigador.
Libres como el viento
Los dueños de los cerdos los dejan vagar libremente durante el día, ya que no tienen los ingresos suficientes para alimentarlos, por eso los animales escarban en las basuras de las calles o en cualquier lugar para comer algo, e incluso pueden entrar a otros predios.
“Una de las razones de esta dificultad fue el alza de precios de los concentrados que se dio después de la pandemia, por lo que las personas prefieren que los cerdos no estén en casa durante al día, pues aunque saben que sería mejor mantenerlos encerrados y engordando para su posterior venta, no pueden procurar su alimentación”, explica el médico veterinario.
Los municipios ubicados en la depresión momposina y en la subregión de la Mojana, que son lugares con un alto flujo de agua e inundación –por ejemplo San Benito de Abad–, tienen un problema adicional, ya que por la subienda tienen que desplazarse o movilizarse a otros lugares dejando sus cerdos a la deriva.
Otra situación particular que se presenta en los municipios que crían cerdos libremente es de índole social, ya que muchas veces entre vecinos surgen conflictos por el robo o la matanza de cerdos, pues al no existir un control, los animales están a merced de que cualquiera los mate o venda para su beneficio; el experto cuenta que es curioso que las personas tengan una especie de sexto sentido para saber cuál era su cerdo.
El problema de la crianza de cerdos en esta región tiene múltiples aristas, que se intensifican por ser una práctica no tecnificada –infraestructura amplia, revisiones periódicas de los animales y alimento suficiente–, y se corre el riesgo de que se presenten enfermedades muy comunes en estos animales como leptospirosis, erisipelas y síndrome respiratorio porcino, entre otras.
Así mismo, al haber un movimiento constante y libre de los cerdos, se infectan las aguas y otras fuentes de alimento de primates, aves o roedores silvestres; por eso la herramienta busca tener un monitoreo más completo de los casos que sirva como instrumento de gestión sanitaria.