Los jarabes de propóleo para la gripa son tal vez es la presentación más común de esta sustancia fabricada por las abejas que tiene propiedades antisépticas, antibióticas y desinfectantes, entre otras; por ejemplo, gallinas alimentadas con el extracto mejoraron su crecimiento y salud intestinal, además la producción de huevos aumentó en un 3 % e incluso hubo control de bacterias y hongos.
El propóleo es una resina de consistencia viscosa elaborada por las abejas a partir de las hojas o la corteza de los árboles; con sus mandíbulas, ellas desprenden los trocitos de dichos materiales y con sus patas elaboran unas bolas que transportan hasta las colmenas para reparar grietas y evitar el crecimiento de hongos o bacterias.
Según el árbol que utilicen, la sustancia puede tener más o menos concentraciones de compuestos como el terpeno, que ayuda a disminuir el daño oxidativo, o sea el daño celular.
¿Pero cómo ayuda el propóleo a las gallinas ponedoras de Cundinamarca? Pues bien, su dieta incluye antibióticos promotores del crecimiento y son los que las han protegido durante muchos años contra bacterias como Escherichia coli, Salmonella o Staphylococcus. Sin embargo, en muchos países el uso de estos productos es cada vez más restringido porque se utilizan de manera desmedida generando resistencia en los animales, e incluso problemas para las personas que consumen su carne o sus huevos.
En la búsqueda de alimentos más funcionales y benéficos para las gallinas, Loren Carvajal Díaz, magíster en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), probó el propóleo de dos municipios de Cundinamarca: La Mesa y Anolaima, que son ricos en protección antibacteriana; así, encontró que algunos genes asociados con la salud e integridad intestinal se activan más ante la presencia de este compuesto.
La investigadora evaluó la acción del propóleo en 240 gallinas ponedoras del Centro Agropecuario Marengo de la UNAL, ubicado en Mosquera (Cundinamarca). Allí, durante 8 semanas un grupo de estas aves recibió, además de maíz y soya, el extracto del compuesto en distintas dosis: 300, 600 y 900 miligramos por kilogramo de alimento; otro grupo no tuvo el suplemento, y otro más recibía un antibiótico promotor del crecimiento.
“Entre las semanas 6 y 8, en la alimentación de las gallinas del primer grupo se incluyó un 3 % de soya cruda, ya que está demostrado que esta les genera problemas intestinales y de absorción de nutrientes, y se buscaba que las aves pudieran superarlo, lo cual se reflejó en el peso corporal: las alimentadas con el suplemento con propóleo perdieron menos peso corporal luego del desafío”, asegura la magíster, cuyo trabajo fue dirigido poe las profesoras Liliana Betancourt López y Arlen Patricia Gómez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL.
Más y mejores huevos
La cáscara de los huevos de las gallinas alimentadas con el suplemento fueron más resistentes, es decir que tienen mayor protección frente a posibles rupturas, además eran más frescos y de mejor calidad, e incluso el número de posturas aumentó entre 2 y 3 %. En el análisis de algunas gallinas sacrificadas también se evidenció que ciertos segmentos del intestino absorbían más nutrientes.
Con respecto al mínimo de propóleo que se debía utilizar para conservar el efecto antibacteriano deseado, la magíster encontró que la menor cantidad es de 1,8 miligramos por kilogramo de alimento. Los compuestos presentes en dicha sustancia se determinaron mediante técnicas como la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC), en la que participó y apoyó la Universidad Industrial de Santander.
“Las propiedades de este compuesto varían según la región: no es lo mismo hablar del propóleo de Cundinamarca que el de Antioquia o el de Brasil, país destacado en este tipo de estudios; por eso es indispensable analizar la vegetación de cada zona”, expresa.
Añade que “esta es la primera aproximación en el país sobre la incidencia del propóleo en la alimentación de las aves y la producción de sus huevos, ya que investigaciones pasadas se concentraron en ensayos de laboratorio, y en otros países los estudios se han enfocado en la relación antibacteriana”.
La investigación formó parte del macroproyecto “Desarrollo de aditivos nutraceúticos a partir de recursos nativos del departamento de Cundinamarca como alternativa al uso de antimicrobianos para la industria avícola”, financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación con recursos de la Gobernación de Cundinamarca y ejecutado por la Compañía Campo Colombia SAS y la UNAL.