Las estrategias de diversificación agrícola generan mayores beneficios sociales y ambientales


Investigación internacional publicada en ‘Science’ con la participación de Argentina


CONICET/DICYT Lucas Garibaldi, científico del CONICET y director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, CONICET-UNRN), participó recientemente de un estudio internacional publicado en la prestigiosa revista Science, en el que a partir de 24 estudios realizados en 11 países, en más de 2600 establecimientos rurales, se muestra el modo en que cinco estrategias de diversificación, centradas en los cultivos, la ganadería, plantaciones no agrícolas, y la conservación de suelos y del agua, favorecen la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, al tiempo que generan beneficios sociales vinculados con la productividad, la seguridad alimentaria y el bienestar humano.

Este tipo de investigaciones adquieren relevancia social y productiva, en un contexto en el que garantizar la seguridad alimentaria -así como desarrollar de estrategias para lograr una producción sostenible de alimentos- para casi 8 mil millones de personas aparece como un importante desafío a nivel global.

“La naturaleza contribuye de diferentes formas a la calidad de vida de las personas, y el hecho de que haya muchas poblaciones de plantas y de animales, y de todos los grupos de seres vivos, tiene, por distintos mecanismos, un rol esencial en sostener la vida humana en el planeta tierra”, sostiene Garibaldi, ganador del premio Estímulo Bunge Born 2019 y del Premio Houssay 2017 a las Ciencias y Tecnologías Ambientales, entre más de veinte distinciones nacionales e internacionales.

En este sentido, el científico destaca que los campos agrícolas diversificados cercanos a poblaciones son los que proveen alimentos de calidad y a bajo costo, contribuyendo tanto a la salud como a la calidad de vida de estas poblaciones. “Hay beneficios sociales en múltiples dimensiones, desde la calidad ambiental, salud mental y física hasta cuestiones sociales y culturales ligadas a actividades más enriquecedoras con la naturaleza”, reflexiona Garibaldi, quien se especializa en polinización y en el diseño de paisajes multifuncionales productivos.

El estudio destaca la necesidad de lograr una transición productiva sostenible, que se centre en brindar seguridad alimentaria y minimizar el impacto ambiental, social y sanitario negativo que genera la simplificación agrícola.

Garibaldi resalta que, en comparación con sistemas basados en una sola especie, animal o vegetal, el sistema de producción diversificado ofrece una solución al objetivo de lograr una producción de alimentos más sostenible.

De acuerdo con el estudio, la aplicación de estrategias de diversificación puede darse a distintas escalas con el objetivo de tener ambientes heterogéneos con distintos tipos de producciones que se complementan y hacen sinergia. “La diversificación se puede promover dentro del lote productivo, al costado del mismo y a nivel de paisaje. Es clave tener muchos cultivos, aunque sea un cultivo que rota en el tiempo y que la producción esté cerca de hábitats naturales o seminaturales. A nivel paisaje significa pasar del manejo de lote al de ambientes”, concluye el investigador.