Las tendencias cambiantes en nutrición con la creciente demanda de alimentos saludables y sin gluten están impulsando el crecimiento de la industria mexicana de la yuca, una raíz tuberosa que promueve la salud y que también se conoce como yuca.
Dado que México tiene plantaciones de yuca orgánica, que también satisfacen los deseos de muchos consumidores modernos, los investigadores están desarrollando formas de aumentar los rendimientos de forma natural, y las mismas recomendaciones para reducir los fertilizantes agroquímicos se están brindando a los productores tradicionales.
Los analistas esperan que las exportaciones mexicanas aumenten a medida que crece la conciencia sobre los beneficios de los productos de yuca.
La yuca, un cultivo alimentario autóctono de México, está ganando especial importancia en el mercado internacional debido a sus cualidades nutricionales y su capacidad para crear recetas sin gluten. Al igual que otros tubérculos como la patata, el boniato o la chufa (chufa), la yuca tiene mayores niveles de nutrientes.
La yuca es naturalmente rica en carbohidratos complejos (alrededor del 38% de los cuales es almidón) y tiene un buen porcentaje de proteínas, fibra, potasio, calcio, magnesio, fósforo, además de otros micronutrientes (como zinc, selenio o cobre) y vitaminas. A y C.
La yuca se cosecha un año después de la siembra, durante el período de madurez óptima. Durante los primeros meses, la yuca crece muy lentamente y normalmente se cosecha toda la planta un año después de su siembra. Este es el momento óptimo para extraer las raíces a medida que maduran. A medida que la yuca envejece, la raíz puede endurecerse hasta el punto de volverse no comestible. Después de la cosecha, se toman esquejes de la planta para replantar.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de México ha desarrollado un esquema de fertilización de yuca de temporal mediante la bioinoculación de esquejes con el hongo Glomus Intraradices .
Foto: INIFAP.
“En un estudio realizado por científicos del campo experimental de Cotastla, el Centro Regional de Investigaciones del Golfo Centro (CIRGOC) INIFAP, en conjunto con productores de Medellín, Veracruz, se aplicó un tratamiento estándar con fertilizantes agroquímicos complejos N-P2O5-K2O – 146- 46-60 kg por hectárea dieron un promedio de 13,2 raíces por planta, equivalente a un rendimiento de 73,65 t/ha. Por otro lado, al inocular esquejes de G. intraradices a una dosis de 3 kg/ha y utilizando el 50% de los fertilizantes químicos recomendados, se obtuvo un promedio de 15,4 raíces, lo que corresponde a un rendimiento de 78,17 t/ha, es decir, unas cinco toneladas más, y con una reducción del 44% en el coste de los fertilizantes. Esta tecnología, que tiene potencial de aplicación en programas de desarrollo agrícola estatales y federales, se propone ampliarla”, escribe el INIFAP en un comunicado.
Fuente y foto: INIFAP.