En un “santiamén” se podrá saber el sexo del pirarucú, pez amazónico en peligro de extinción


Con marcadores moleculares que permiten definir el perfil genético de este pez emblemático del Amazonas, los investigadores y productores están identificando a los machos y a las hembras para confinarlos en un estanque; en dicha “luna de miel”, y como un milagro, se están multiplicando.



Una de las dificultades para velar por la especie es que en el pirarucú no se puede diferenciar si es macho o hembra, lo que se conoce como dimorfismo, y eso genera complicaciones en su reproducción, la cual funciona así: el pez muestra colores ligeramente diferentes; la hembra pone sus huevos durante los meses en que los niveles de agua son bajos o comienzan a subir, y construyen un nido en fondos fangosos.

De ahí que, para determinar el sexo, en el Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira los investigadores extrajeron el material genético (ADN) de las aletas y adaptaron la técnica desarrollada en Perú y Brasil con marcadores moleculares.

Este proceso formó parte del proyecto “Caracterización de la diversidad de poblaciones de pirarucú (Arapaima spp.) en el río Putumayo”, adelantado por la UNAL Sede Palmira en un programa de extensión que se realizó con un grupo de reincorporados de las FARC para la reproducción de la especie.

“Los primeros resultados del proyecto de investigación señalan que el ciclo de vida de este pez se ha visto afectado por el cambio climático y la modificación de las inundaciones que se presentan en diferentes temporadas del año”, explica el zootecnista Dagoberto Martínez González, candidato a Doctor en Ciencias Agrarias en la línea de Producción Tropical, líder del proyecto.

“Por lo tanto, conocer la diversidad genética del pirarucú es trascendental, porque si es alta, la especie tiene muchas posibilidades de sobrevivir, pero si es baja, la tendencia es a desaparecer”, aseguran los profesores e investigadores Jaime Eduardo Muñoz y Juan Carlos Rincón, directores del proyecto de investigación.

Apuntándole al mejoramiento de la producción

La metodología de la investigación contempló trabajo de campo, visitas a la zona del afluente y ensayos experimentales, como por ejemplo confinar 21 peces machos y hembras en un estanque para propiciar su reproducción. También en terreno tomaron muestras para luego analizarlas en laboratorio con diversas técnicas. El estudio cuenta con una experiencia que suma un año de fase exploratoria y dos años y medio como parte del Doctorado.

“Con esta solución tecnológica logramos establecer el sexo con peces pequeños, de apenas tres meses. Con otras técnicas se debe esperar a que el pez esté en edad reproductiva, que es de seis años”, señaló el investigador Martínez.

Destacó además que con este primer resultado se espera un “mejoramiento de la producción y la conservación de la especie”, que además les permitirá a los pescadores cuidar este pez emblemático, ya que con su captura se aprovecha al máximo el recurso: la lengua se utiliza en curaciones, para cepillar madera y como lima para uñas y pies, con las escamas se hacen artesanías y llaveros, y en la extracción de colágeno de gran valor medicinal.

Este pez puede llegar a medir más de 2 m y pesar más de 140 kg. Por sus características es como un animal prehistórico en el agua, su lengua es un hueso que puede medir hasta 25 cm.

Dagoberto Martínez, un apasionado del tema y una de las personas que más lo ha estudiado en Colombia, señala que “en la última fase de la investigación vamos a caracterizar taxonómica, morfométrica y molecularmente la diversidad en poblaciones de pirarucú presentes en el transecto (muestreo que toma datos en determinados recorridos) La Paya Indígena – Tarapacá zona alta, media y baja del río Putumayo, aportando con ello a los programas de conservación y producción en cautiverio”.

El investigador también espera identificar posibles poblaciones de padrotes o reproductores para mejorar el proceso de reproducción y el suministro de alevinos, además de apoyar los procesos acuícolas de esta especie. Para lograrlo necesita financiación y así continuar con la investigación y recorrer casi 1.400 km de la cuenca del río Putumayo en un bote acompañado de un asistente, el equipo de muestreo y un panel solar con el que conecta su teléfono para no quedar incomunicado durante los dos meses de la expedición.

Por tal razón, cuenta que postulará su proyecto ante la Universidad para realizar un trabajo intersedes en el que intervendrían las Sedes Palmira, de La Paz, Amazonia y Bogotá.