Las feromonas y los murciélagos son los mejores amigos de los viñedos


Una cooperativa de uva en España ha conseguido reducir en un 10% el uso de agroquímicos en sus viñedos instalando difusores de feromonas. Ahora quieren construir refugios para murciélagos, depredadores naturales de insectos.


L. Martínez habla de ello en un artículo publicado en el portal www.campogalego.es.

“Martín Códax es una de las bodegas que utiliza métodos alternativos de control biológico de la polilla de la uva ( Lobesia botrana ). Este insecto contribuye a la derrota de los viñedos con podredumbre gris. La empresa lleva muchos años trabajando con difusores de feromonas y este año está instalando viviendas para murciélagos.

El uso de técnicas de interrupción del apareamiento ha demostrado ser una alternativa sostenible para evitar el daño de la polilla de la uva en los viñedos, sin un impacto en la biodiversidad tan severo como los tratamientos con insecticidas. “El biocontrol interrumpe la reproducción de las mariposas al dificultar que un macho atrapado en una nube de feromonas encuentre una hembra para fecundar”, explica Joaquín Martínez Rodinho, director técnico de viticultura y mecanización de Bodegas Martín Códax.

Aunque hay factores que limitan la eficacia de los difusores, la bodega ha podido lograr una reducción significativa en las aplicaciones de pesticidas durante los años de uso de este método.

“En zonas de “confusión sexual” se evitan de 2 a 3 tratamientos insecticidas”, aclara la especialista. Así, aún sin poder colocar feromonas en todos los sitios que gestiona la bodega, en los últimos años se ha conseguido reducir en un 10% el uso de preparados fitosanitarios.

Uno de los factores que más determina el éxito de los difusores de feromonas es que se necesita cubrir con este método una gran parte del viñedo para que los insectos no tengan forma de escapar de las nubes de feromonas.

“En una zona donde se utilizan difusores, es necesario instalarlos en todos los viñedos, porque si hay un área vacía en el medio, las hembras fecundadas volverán a reproducirse en todas partes”, explica Martínez Rodinho.

Así, para lograr el éxito con los difusores, el área de cobertura debe ser de al menos 4 ha. Cuanto mayor sea la “reserva”, mejores resultados se obtienen, especialmente en la parte central. Los bordes necesitan ser más controlados y quizás algún tratamiento insecticida adicional y puntual. “Las áreas alrededor de los bordes son lugares donde una hembra puede ingresar y la probabilidad de infección es mayor”, dice el experto.

En 2019, la bodega consiguió cubrir con feromonas 128 hectáreas, de las cuales 82 eran viñedos propios, 31 hectáreas de viñedos socios y otras 15 de viñedos vecinos.

Este año están previstas unas 253 hectáreas. Así, la bodega utiliza el método de feromonas en 140 hectáreas de viñedo, lo que supone cerca del 73% de la superficie gestionada directamente por la bodega. También logramos atraer a más socios y empleados, llegando a 73 hectáreas, ahora se incluyen 46 hectáreas de otros viñedos.

La lucha contra las polillas de la uva con difusores no requiere gastos importantes por parte de los enólogos.

“Con el costo actual de los insecticidas, este es casi el mismo costo financiero. El consumo por hectárea en difusores equivale al costo de dos pasadas del insecticida”, destaca Martínez Rodinho.

Otra ventaja de los difusores es su manejo, mucho más sencillo que aplicar insecticidas. Los difusores se colocan en el viñedo cuando las vides están en flor y duran lo que dura el ciclo de la polilla. “Una vez instalado el difusor, sabes que antes de la cosecha van a esparcir esta feromona, por lo que el cultivador no tiene que hacer nada”, explica el experto.

Mientras tanto, los técnicos están monitoreando las afueras para decidir si aplicar insecticida si aumenta la presencia de polilla.

“Es necesario aprender a detectar la polilla porque es difícil de ver”, explica Martínez Rodinho. La observación de la plaga se realiza principalmente en dos momentos clave para el insecto. Por un lado, poco antes de la floración, cuando la mariposa está en su segunda generación. En esta etapa, se tienen en cuenta los grupos afectados, ya que los nidos de insectos serán visibles.

El segundo de los puntos clave para la revisión es cuando una uva es del tamaño de un guisante. Es necesario encontrar nidadas de insectos, algunos huevos miden menos de un milímetro, de ahí la dificultad de encontrarlos. “Los técnicos dedican mucho tiempo al reconocimiento para tranquilizar a los productores sobre el estancamiento de la plaga”, explica Martínez.

La colocación de los difusores de feromonas dependerá, por un lado, de las indicaciones de los propios fabricantes, así como de la presión de la plaga. En total, aunque con variaciones por estos motivos, se colocan unos 350 difusores por hectárea.

“Al principio se coloca la máxima cantidad de difusores, ya medida que se va utilizando este método se va disminuyendo la presión, y también se puede reducir la cantidad de difusores”, explica. Una vez que se reduce la infestación de plagas, los técnicos dejan menos difusores en la parte central del viñedo y los trasladan a los bordes, las zonas de mayor riesgo, para evitar que entren las mariposas fecundadas.

La bodega está probando diferentes modelos de difusores y diversas soluciones en el mercado, tanto para probar la eficacia como la viabilidad económica, dijo la empresa.

Además, funcionan tanto con modelos más tradicionales, donde las feromonas se encuentran dentro de una especie de cápsula de diferentes tamaños, como con un aerosol que libera feromonas automáticamente a intervalos determinados. Este último presenta mayor cobertura, por lo que solo se colocan 4 por hectárea.

Este año, los empleados de la bodega van a instalar cinco refugios para fomentar la presencia de murciélagos en los viñedos, ya que son voraces comedores de insectos, entre ellos las polillas de la uva. La bodega valenciana Bodegas Enguera lleva muchos años luchando contra los insectos nocivos solo con la ayuda de difusores de feromonas y soporta la presencia de murciélagos.

“Fomentar la presencia de murciélagos en los viñedos para que coman polillas debe ser una estrategia integral mediante difusores, ya que al rociarlos con insecticidas no tendrán nada que comer”, explica Martínez.

(Fuente: www.campogalego.es. Autor: L. Martinez. Foto: pixabay.com).