En condiciones duras y los crecientes riesgos del cambio climático, las prácticas agrícolas antiguas funcionan mejor.
En un artículo de periodistas de la AFP, cuyos autores son Juan Carlos Cisneros y Carlos Mandujano recuerdan que la historia agrícola de cada país tiene sus propias lecciones importantes, que deben aprenderse en el camino hacia un futuro sostenible de producción de alimentos: “Lo que desde el cielo parecen enormes patrones circulares creados por extraterrestres son en realidad una antigua práctica agrícola revivida por los agricultores para combatir la crisis climática en la meseta andina de Puno.
En la frontera entre Perú y Bolivia, el sistema waru-waru (la palabra indígena quechua para cresta) vuelve a proteger los cultivos de papa y quinua como lo hizo hace 2.000 años.
«Este sistema agrícola nos permite resistir el cambio climático, con lluvias e inundaciones más frecuentes, sequías y heladas», dijo a la AFP el agricultor César Cutipa, de 42 años.
La meseta de Puno se encuentra a orillas del lago Titicaca a una altitud de unos 3812 metros sobre el nivel del mar. Los agricultores han recreado seis waru-waru en campos propensos a inundaciones. Los surcos forman un área rectangular donde se realiza la siembra. Rodeadas de agua, las camas tienen hasta 100 metros de largo, de cuatro a 10 metros de ancho y un metro de alto.
El agua alrededor de las plantas crea un microclima, absorbiendo el calor del sol durante el día e irradiándolo por la noche para evitar daños a las patatas y la quinua en temperaturas bajo cero.
“Los Waru Waru no pueden inundarse durante el monzón porque tienen un sistema de drenaje inteligente que llega al río. Tienen muchas ventajas”, dijo a la AFP el ingeniero agrónomo Gastón Quispe.
En 2023, cuando la meseta de Puno experimentó una de sus peores sequías en casi seis décadas, un método antiguo ayudó a los agricultores a hacer frente a la escasez de agua y evitar la escasez de alimentos. El área alberga comunidades agrícolas en su mayoría indígenas, en su mayoría quechuas en Perú y en los Andes, y quechuas y aymaras en Bolivia.
«Aquí podemos vivir tranquilos, sin siquiera ir a la ciudad a comprar comida, porque tenemos patatas, quinua y cebada», dijo a la AFP Valeria Nahua, una campesina de 22 años.
Fuente y foto: AFP. Una vista aérea muestra un sistema agrícola prehispánico llamado «waru-waru» en un campo en la región de Acora en Puno, Perú, el 6 de febrero de 2024.