Germán Robaina G.
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El cultivo o cría de peces es una práctica muy antigua desarrollada como una estrategia para estabilizar la oferta de alimentos.
Las primeras referencias sobre esta actividad provienen de China, hace unos cuatro mil años, mientras que la integración de cría de peces en estanques y la producción de arroz aparece documentada desde A.D. 25 – 220.
Durante los últimos años la producción acuícola -incluyendo la piscicultura- se ha intensificado en muchas regiones en el mundo, incrementándose el volumen de la actividad en casi 200% durante la última década, mientras que la producción ofrecida por las pesqueras se ha mantenido relativamente estable o viene en franco descenso para muchas regiones y recursos.
Así que los organismos acuáticos cultivados por el hombre están adquiriendo un importante rol en la industria de alimentos en la medida en que aumenta la presión sobre la pesca de extracción, resaltando como ejemplo el caso del salmón, al punto que aproximadamente el 98% de la producción mundial proviene de la red de granjas piscícolas de Noruega, Chile y Canadá, entre otros.
Varios sistemas han surgido enfocados hacia el cría de peces en ambientes marinos, salobres y dulceacuícola, y numerosos países disfrutan de los beneficios que esta actividad genera en cuanto a producción de alimento, empleos, divisas, desarrollo e independencia, habiéndose precisado que dentro de no muchos años la producción acuícola podría ser mayor que la producción de carne de bovinos, porcinos, avícola y pesquera; por lo que la acuicultura pudiera convertirse en la principal proveeduría de proteína animal en el mundo.
Actualmente la acuicultura como un todo representa entre 48 y 60 % del total de productos pesqueros mundiales según se tome en cuenta o no la producción de algas, y es considerada la actividad que más recursos aportará a la producción de alimentos de origen acuático a futuro.
Recientes informes recomiendan el desarrollo acuícola frente a una clara crisis alimentaria global y el declive de las pesquerías, ya que aproximadamente un 84 por ciento de los recursos pesqueros mundiales se encuentra hoy agotados o sobreexplotados, lo cual significa la disminución de numerosos cardúmenes de peces salvajes, que no podrán satisfacer las necesidades de una expansiva población, por lo que se estima que la producción acuícola mundial debería aumentar en más de un 50 por ciento, para mantener el actual nivel de consumo.
Así, la actividad acuícola ha sido definida por FAO como:
La cría de organismos acuáticos (peces, moluscos, crustáceos y plantas, entre otros) que implica algún tipo de intervención humana para mejorar la producción por encima de la capacidad natural del entorno, incluyendo en ello la propiedad individual o empresarial del stock cultivado, la planificación, desarrollo y operación de los sistemas, locaciones, instalaciones, prácticas de producción, transporte, procesamiento y comercialización.
Y para su correcto desarrollo y sostenibilidad se deberán tomar previsiones para que esta sea ambientalmente limpia, técnicamente apropiada, económica y socialmente aceptable, ingenierilmente segura, biológicamente viable y legalmente factible.
Venezuela posee infinidad de áreas de elevado potencial acuícola, tanto en su porción continental, como en su porción marino-costera que le ofrecen un incalculable potencial en la generación de biomasa pesquera sin afectar el ambiente y otros recursos y actividades agropecuarias.
Peces, moluscos, crustáceos y macroalgas entre muchas otras especies son totalmente factibles de producir a niveles comerciales.
El fomento integral de la actividad por parte de los entes rectores del sector Pesca y Ambiente constituyen herramientas indispensables para el desarrollo del sector, y sin ellas cualquier intento que se desee realizar para su desarrollo, serán esfuerzos, tiempo y recursos económicos desperdiciados.
Entre los principales justificativos que utilizamos para justificar el fomento dee desarrollo de la actividad acuícola de alcance comercial en nuestro país destacan:
- La Acuicultura es la técnica destinada a la producción masiva de organismos acuáticos para consumo humano, forraje, ornato o materia prima para la industria, en condiciones ambientales controladas por el hombre.
- Ningún otro tipo de producción animal terrestre puede generar tantas toneladas de biomasa por unidad de superficie como la cría de algunos recursos (peces) en sistemas intensivos controlados.
- El Banco Mundial sostiene que aproximadamente una quinta parte de todo el pescado extraído de los océanos se utiliza para fabricar harinas y aceite de pescado, y no para el consumo directo del hombre.
- Recientes informes de la FAO y WWF recomiendan el desarrollo acuícola frente a una clara crisis alimentaria global y el declive de las pesquerías.
- Ante la evidente caída de las capturas pesqueras, se considera a la acuicultura como la actividad que más recursos puede aportar a la producción de alimentos de origen acuático, tanto marinos como dulceacuícolas, a partir de la cría controlada de peces, crustáceos, moluscos y muchos otros.
- Para Latinoamérica y el Caribe consumo aparente per cápita de productos pesqueros de 12,2 Kg/hab./año, lo que supondría para Venezuela una demanda cercana a las 500.000 toneladas para equipararnos con dicha media para el año 2030, cifra ésta que dista mucho de la producción pesquera actual del país.
- Expertos nutricionistas recomiendan el consumo de pescado dos o tres veces por semana con raciones promedio de 150 gr c/u, lo que equivaldría a una demanda per cápita a 21,6 Kg/hab./año (648.000 Tm).
- Las actividades acuícolas, a pesar de ser un excelente soporte de producción de alimentos para el consumo humano, generación de empleos, desarrollo y divisas, son muy marginalmente aprovechadas en nuestro país.
- Venezuela posee un elevado potencial para el desarrollo de actividades acuícolas de alcance comercial, especialmente por la presencia de un clima adecuado a los principales requerimientos acuícola; gran cantidad de áreas costeras y continentales aptas y disponibles; gran demanda en el mercado nacional e internacional de los productos pesqueros, gran interés nacional por la actividad acuícola; instituciones vinculadas a la actividad; infraestructura acuícola disponible, desvinculada y en desuso; canales públicos y privados de distribución; disponibilidad de tecnologías ambientalmente amigables; especies de elevado potencial y demanda nacional e internacional, así como técnicos nacionales formados y disponibles e inversionistas interesados en desarrollas actividades acuícolas de alcance comercial.
- Los tropiezos y fracasos obtenidos en la acuicultura nacional provienen principalmente de la falta de experiencia y experticia predominante en las instituciones rectoras, de la ineficiencia que ha predominado en la promoción de la actividad, la exagerada oposición en el campo ambiental, la desvirtuación de la normativa vigente, y la desvinculación entre la Academia y la desorganización del sector productivo, entre otras.
- Aunque en las actividades acuícolas se debe considerar el alcance social, comercial y/o ecológico de la actividad, ninguna de ellos tiene porqué excluir al otro, y las tres son herramientas indispensables para el desarrollo armónico del sector, pero los requerimientos, usuarios finales, productos a obtener, mercados a cubrir y volumen de biomasa a obtener con cada uno de ellos, son totalmente distintos y ameritan estrategias y acciones diferentes para su fomento, desarrollo y consolidación.
- Aunque actividades acuícolas de alcance social pueden jugar un significativo papel sobre los estratos sociales de menos recursos, en lo que a producción masiva y sostenida se refiere, sólo la acuicultura de alcance comercial puede generar la biomasa que el país requiere para cubrir los requerimientos alimentarios y nutricionales de toda la población, cumpliendo además con los estándares de calidad que exigen los mercados internacionales.
- Existen el país numerosos y variados diagnósticos que demuestran la potencialidad y la viabilidad de la actividad acuícola nacional, que no han sido tomados en cuenta por las diferentes instancias oficiales encargadas de su fomento a nivel nacional.
Germán Robaina es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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