Palma de aceite joven se adaptaría mejor a condiciones extremas de humedad o sequía: Colombia


Pronosticar de manera temprana o en etapa de vivero la respuesta fisiológica de la palma de aceite a condiciones de humedad o sequía, le permitiría a la agroindustria aminorar las pérdidas producidas por la pudrición del cogollo, enfermedad que desde 2015 ha fulminado más de 150.000 hectáreas en Colombia. Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira y Agrosavia busca obtener una generación mejorada de esta planta, más tolerante a condiciones ambientales extremas.



La palma de aceite es considerada la oleaginosa más productiva del planeta, ya que su aceite es la materia prima de un sinnúmero de productos que se fabrican en todo el mundo, desde cosméticos hasta biocombustibles.

Su importancia en el sector agrícola e industrial le ha otorgado al país el primer puesto en producción en el continente y el cuarto en el mundo, después de Indonesia, Malasia y Tailandia.

Se trata de una especie que se adapta fácilmente a las regiones colombianas y a los pisos climáticos gracias a la ubicación en la zona tropical. En el país, su cultivo se encuentra disperso en 161 municipios de 21 departamentos.

Debido a su papel protagónico, el mejoramiento de la palma de aceite ha sido ampliamente estudiado y trabajado, sin embargo, a nivel fisiológico (es decir, los procesos que tienen lugar en la planta durante su desarrollo), las investigaciones de las nuevas generaciones no habían tenido mayor alcance.

El trabajo de maestría en Ciencias Agrarias de Hugo Mario Reyes Franco, profesional de Agrosavia, se centra justamente en la fisiología vegetal de la palma de aceite y aporta alternativas al problema de la pudrición de cogollo.

“Cuando hay mucha agua en el suelo y este la retiene por mucho tiempo, las palmas tienden a presentar pudrición del cogollo, por tanto, el estudio buscó conocer si hay genotipos de las nuevas generaciones mejoradas, que presenten una característica sobresaliente al exceso o déficit hídrico”, explica el estudiante de la UNAL Sede Palmira.

Sometidas a condiciones extremas

Bajo condiciones controladas en casa de malla, el investigador sometió durante 40 días a las palmas de aceite a cuatro niveles de humedad del suelo diferentes para observar, entre otros aspectos: intercambio de gases, crecimiento, biomasa acumulada en raíces, tallos y hojas.

Las plantas jóvenes se pusieron en materos plásticos en los que simularon suelos con diferentes condiciones de humedad, uno saturado de agua (condición de saturación total), otro que fue regado solo una vez durante los 40 días (condición de déficit hídrico), y dos intermedios, uno como normalmente se espera que se tenga un cultivo en campo para que la planta tenga normalidad (condición de capacidad de campo) y el otro que estuvo sometido un poco al estrés hídrico (condición de déficit hídrico medio).

“Con la metodología de evaluación temprana se busca que desde vivero podamos conocer las características fisiológicas de los materiales para que a futuro se puedan llevar a zona donde se van a sembrar en campo y obtener un mejor comportamiento”, señala.

El estudio evalúo genotipos de palma de aceite mejorada que se siembran en el mundo, producto del cruzamiento de dos especies: la palma de aceite americana –originaria del continente– y la africana. Debido a que esta última ha presentado más incidencia a la pudrición del cogollo, en el país se crearon programas de mejoramiento genético que buscaron cruzar los dos tipos de palmas y obtener nuevos híbridos que tuvieran más resistencia y tolerancia a la enfermedad.

El último proceso tras los 40 días recolectando datos fue el método destructivo de las plantas, etapa que se surte para poder determinar el contenido de biomasa. En este paso las plantas fueron separadas de las raíces del tallo y las hojas y se pesaron para determinar medidas.

La tesis de grado “Metodología para la determinación temprana del efecto de la humedad del suelo en la palma de aceite” fue dirigida por el doctor Rafael Reyes, de Agrosavia, mientras que la codirección estuvo a cargo la profesora Sara Mejía de Tafur de la UNAL Sede Palmira; también contó con la asesoría académica en términos de estadística del profesor Jaime Eduardo Muñoz, vicerrector de la Sede. Además, es financiado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y Agrosavia.