Por José Armando González (Desde Nicaragua)
@jag_ojeda
Productores de las comunidades del Refugio de Vida Silvestre Los Guatuzos y de Las Azucenas, en Río San Juan, al sur de Nicaragua, que cultivan alimentos bajo el método biointensivo, fueron capacitados para comer más saludable, nutritivo y delicioso con sus familias.
Fueron 25 personas las que participaron del taller de nutrición, dieta y cocina saludable, organizado por Amigas da Terra Galicia, ASODELCO y Amigos de la Tierra España, con fondos de la Xunta de Galicia.
Durante los cuatro días de formación reflexionaron sobre su propia alimentación, la poca variedad de alimentos en el plato, el alto consumo de carbohidratos y comida procesada, para luego aprender técnicas y recetas que hacen la comida saludable.
El método biointensivo es una técnica de agricultura ecológica sustentable a pequeña escala para el autoconsumo y la comercialización del excedente, con el fin de cultivar los alimentos necesarios para una dieta completa y nutritiva en el espacio más reducido posible, sin dependencia de ningún tipo de insumo externo.
“Queremos fortalecer sus conocimientos, que aprendan a cocinar los alimentos producidos en los huertos familiares biointensivos y aprovechar al máximo las cosechas elaborando conservas sencillas”, dijo Oscar Bermúdez, técnico de Amigos de la Tierra España.
Los participantes se dieron cuenta cómo estaba su alimentación, “identificaron mucho carbohidrato, poca verdura, pocas hortalizas, pocas vitaminas; lo que sirve para defenderse de las enfermedades. Les enseñamos las porciones adecuadas para tener un plato saludable y cómo calcular las calorías que necesita el cuerpo diariamente”, dijo Emmanuelle Eyraud, maestra biointensivista y especialista en nutrición y procesamiento de alimentos.
Para Anita Díaz, de la comunidad Pueblo Nuevo No.1, del Refugio de Vida Silvestre Los Guatuzos, fue sorpresa reconocer cómo estaba la dieta alimenticia en su casa, “mi dieta estaba llena de carbohidratos y sin ensalada”.
Nuevas recetas y técnicas de cocina
Las recetas no estaban difíciles de preparar, las/os participantes llevaron productos del huerto biointensivo de sus casas o parcelas, utensilios de cocina, delantales y gorros. A un lado del salón, una de las mesas grandes y largas estuvo llena de hortalizas, verduras y frutas; parecía un mercadito verde.
Con las nuevas técnicas de cocina, Anita ya sabe cuál es el orden que deben llevar los ingredientes para sofreír, “primero se echa la cebolla, hasta que cambia un poco el color, luego el chile dulce, después el ajo y por último el tomate, acompañado de una pizca de sal y pimienta. Esto permite una buena cocción y mantiene el sabor de los alimentos”.
Todo entra por los ojos cuando de comida se trata, y en este taller integrar los colores y formas en el plato de comida fue necesario para disfrutar de una mejor nutrición. Aprendieron los cortes profesionales “chifonade, juliana y jardinera” para lucir de forma única sus comidas.
A Díaz le gustó la elaboración de las vinagretas, las ensaladas que integraban muchas hojas verdes y las jaleas de frutas, “ya no voy a desperdiciar las papayas, las naranjas, las piñas, las peras ni los bananos”. Generalmente estas frutas no son aprovechadas en las comunidades.
También, hicieron aderezos de culantro, ajo, perejil; tortas de camote y de yuca; jalea de piña y papaya; y vinagre de bananos.
Las Conservas, alimentos para después.
Las cosechas de algunos cultivos suelen ser abundantes y se pierden, tal como sucede en las comunidades de Las Azucenas y Los Guatuzos. Es por eso que la elaboración de conservas fue otro momento clave en el taller, pues su objetivo es “aprovechar la cosecha para comer después”; su elaboración permite que sean guardadas en los hogares sin refrigerar, sobre todo en las comunidades donde no hay energía eléctrica.
“Hicimos conservas de tomate con berenjena, zanahoria, chayote, papá y cebolla morada; una de brócoli; y otra de tomates enteros”, detalló la maestra biointensivista.
Al finalizar el taller, Díaz dijo que estos nuevos conocimientos mejorarán la salud familiar, “ahora sabemos cómo equilibrar la dieta, solo es saber combinar y balancear los alimentos. Y que entre más verduras consumimos, muchas más vitaminas ingresan a nuestro cuerpo y nos mantendremos saludables”.
Semillas de tomate, rábano, cilantro, chiltoma, cebolla, zanahoria y lechuga criolla fueron entregadas a los asistentes para sembrar en sus huertos.